I. › El chico de rojo.

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Aclaración: tanto MK y Red Son tienen 11 años, así como también Mei.

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Ojos expectantes y aburridos observan lo único curioso que hay en la sala a solo unos metros de distancia, la monotonía lo hace encorvarse ligeramente sobre su asiento mientras un brazo se apoya en la mesa y una mano sostiene su cabeza, su rostro manteniendo una expresión somnolienta. Era una suerte que no se quedara dormido ante las tediosas clases de la profesora de matemáticas.

Al contrario, al chico que observa poniéndole todo su interés como si fuera lo único atrayente de la habitación (y por supuesto que lo es) era todo lo opuesto. Una postura recta y erguida, manos fuera de su rostro, que en cambio sostienen un lápiz junto a un cuaderno probablemente anotando lo que la maestra explicaba. Y por supuesto, su total atención puesta en aquella señorita veinteañera que explicaba el tema con total devoción hacía su trabajo, una decepción, ya que, dadas las circunstancias, MK no entendía ni un nabo de lo que estaba hablando.

A lo mejor el resto de la clase tampoco, a excepción de unos, unos como el que divisaba fijamente.

No era de extrañarse que este entre uno de los mejores posicionados en el aula. Siempre se mostraba reservado, callado, demasiado silencioso como para ser un niño de su edad.

'¿No se cansa?' Piensa él, mientras muerde la parte superior de su lápiz, hundiendo sus dientes en la suave madera del objeto a la vez que ahonda más profundo en sus pensamientos.

Siempre se preguntó porque era tan solitario.

Aquel niño que vestía siempre ropajes carmines, con curiosas gafas redondas ubicadas en el puente de su nariz, que, ridículamente le sentaban bien. Esa curiosa cicatriz alojada en su mejilla izquierda solo hacía que la pregunta de cómo se la hizo le carcomiera la consciencia cada vez que la divisaba. Ni mencionar la cola de caballo alta con la que era amarrada firmemente su cabello ¿Cómo rayos hacia para que se mantuviera parada? Al igual que ese pequeño mechón de pelo sobresaliente de su peinado, tiernamente simulando una pequeña flama creciente junto a aquel degradado de colores decadentes al amarillo. De por sí todo el cabello del joven simulaban llamas, rojas, vivas y ardientes.

Tan ardientes como el fuego...

(Xiaotian...)

Se preguntaba también si llegaban a quemar como este.

¡Oh, claro! Casi se le olvidaba, aquel punto rojo llamativo en su frente ¿para qué servía exactamente?

¿Un tipo de reconocimiento facial por si sus padres lo perdían?

¿Acaso pertenecía a un extraño culto?

MK no lo sabe, no hay alguien a su alrededor para contestar sus infantiles preguntas, tampoco puede seguir planteándoselas ni permitir perderse en ellas por más tiempo pues siente el peso distintivo de un par de ojos color avellana devolviéndole la mirada, fijamente.

Red Son volteó a verlo.

Un momento...

(Xiaotian)

Ligeramente su rostro se tensa, formando una sutil mueca de desconcierto ante el suceso inesperado frente a él. Aquellos lindos ojos aburridos lo observan, su rostro mantiene a raya la expresión tranquila y desinteresada que suele exhibir siempre. Sin embargo, hay algo distinto esta vez, algo sutil; la barra de tranquilidad en su mirada eternamente inexpresiva se quebranta con su entrecejo arrugado que demuestra la confusión y molestia que de repente le es lanzada. Esa expresión es suficiente para ponerlo nervioso.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2022 ⏰

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