2. El despertar

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El Sol se había asomado, Luzu ya se había marcado a la oficina como de costumbre mientras que Quackity salió en busca de materiales, nunca se sabe cuando se necesiten.

Mientras caminaba, no podía dejar de observar los vendajes de sus brazos, lamentándose el haber hecho llorar al castaño, no fue su intención hacerlo, pero algo en él lo obligó.

Pero ese no era el único pensamiento que rondaba por su mente, al mismo tiempo estaba pensativo desde ayer sobre un plan para salvar a todos sus amigos, incluyendo a Luzu, no podía dejarlos así.

Pasaron las horas, el joven pelinegro continuaba consiguiendo materiales nuevos, pensaba en hacerle una sorpresa a su amado como disculpa por todo lo ocasionado anteriormente.

Mientras hacía esto, una voz se hizo reconocible a la lejanía, se trataba de Vegetta — ¡Hombre, Quackity que bueno verte! — Exclamó alegremente, el pelinegro sólo respondió con una sonrisa.

Ambos comenzaron a hablar, hacia un tiempo que no se habían visto, así que Vegetta aprovechó para invitarlo a dar un paseo por el pueblo de Karmaland, a lo cual, Quackity aceptó gustoso.

Ambos caminaban en dirección al pueblo, mientras se ponían al corriente sobre las cosas que habían sucedido en sus vidas anteriormente, por un lado, Vegetta había estado ocupado con su casa.

Dijo que además de eso, últimamente iba a ayudar a alguno de los habitantes del pueblo, diciendo que adoraba mucho Karmaland debido a que era un lugar muy agradable.

Quackity sólo se dedicó a escuchar todo lo que su compañero tenía para decir, realmente a una parte suya le daba igual lo que estuviera pasando en la vida de Vegetta.

Pero aún así, decidió callar y escuchar atentamente, aunque se encontraba algo distraído debido a que seguía pensando en un plan, al menos hasta que algo hizo click en su cabeza.

Una retorcida idea fue hecha por su mente, al principio dudaba en hacerlo, pero al final estaba decidido — Oye Vegetta, ¿No quieres ir a mi casa a comer algo? — Preguntó amablemente.

— Oh, ¡Por supuesto! Vamos en marcha a su casa Señor Quackity — Dijo en un tono gracioso, el pelinegro sólo asintió sonriente y comenzó a caminar en dirección a su casa nuevamente, ahora acompañado de su amigo.

Ambos platicaban en lo que llegaban a casa,  Quackity sólo fingía atención absoluta, aunque detrás de aquella apariencia de ángel se ocultaba alguien con horribles intenciones, engañandose a si mismo de que “esto era por el bien de todos”.

(...)

Ya tenía un rato desde que llegaron a casa, Vegetta sólo estaba sentado en la sala de estar mientras Quackity preparaba un estofado para comer, procediendo a asomarse para confirmar de que Vegetta no miraba.

Al no tener su vista hacia aquí, en un tazón vertió un polvo desconocido que luego cubrió con el estofado recién hecho, sirviéndose también su propio plato y servirlos en la mesa.

Al haber ya preparado la mesa para comer, llamó a Vegetta en un dulce tono, así ambos se sentaron a comer, realmente era un delicioso estofado — Quackity, cocinas muy bien, ¡En serio! — Confesó.

El pelinegro agradeció alegre por aquel halago a su comida — Me alegra mucho que te guste, Vegetta. Lo hizo con todo mi corazón...es un estofado muy especial —

Eso fue lo que dijo Quackity antes de que Vegetta comenzara a verse perdido, cayendo al suelo mareado, no entendía que estaba sucediendo pero estaba aterrado.

— El ingrediente especial fue una pizca de drogas...ahora no estás en todos tus sentidos, pobre Veg — Dijo en un tono extrañamente amable, lo cual asustaba.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2022 ⏰

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The savior of an illusion || KarmalandV || Crazy K!QuackityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora