POV Jungkook.Me está tentando desde que llegué, desde el momento en el que abrió la puerta insultándome.
Todo en él está haciendo que me descontrole, la forma en la que tartamudea y se sonroja con cada palabra dicha es tan adorable, pero al verlo completamente no puedo evitar pensar que se ve jodidamente sexy. Esa remera larga que deja sus piernas al descubierto, luciendo tan apetecibles; blancas y suaves, apostaría que marcarlas es bastante fácil.
La forma en la que su remera se levantó cuando intentó alcanzar el azúcar del mueble hizo que mis manos comenzaran a picar, todo en él es tan atrayente, hasta la forma tan delicada en la que se mueve.
Pude notar cómo me miró de reojo al terminar de cargar el contenido en el pote para luego girar y guardarlo de nuevo en el mueble. Y ahí estaba nuevamente, mostrándome sus largas y gloriosas piernas, ¿lo estará haciendo a propósito?
Rodeé la isla y comencé a acercarme a él, las ganas de rodear su cintura con mis manos para levantarlo me abordaron. Desde que entré a la cocina me dieron ganas de subirlo sobre la isla y hacerlo gritar mi nombre.
- Entonces, vecino... — hablé una vez ya estuve bastante cerca de él.
Él se giró levemente después de dejar el azúcar en su lugar y enarcó una ceja hacia mí al notar la cercanía. Un sonrojo volvió a aparecer en sus mejillas, es un tomatito.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan cerca? — buena pregunta.
- Tengo una pregunta. — me recargué sobre mi pierna izquierda, mirando atentamente sus reacciones.
- ¿Qué? — frunció su ceño.
- Sabés que por las mañana saco a pasear a Bam, ¿no?
- Bam, tu perro...
- Exactamente. — sonreí ante lo que venía.
- Sí, te he visto un par de veces. — mentiroso. — ¿Qué con eso?
- ¿Pensabas quedarte mirándome o ibas a hablarme en algún momento? — sonreí ladino.
- ¡N-no te miraba a vos, idiota, miraba a tu perro! — su rostro se puso más rojo, aun cuando creía que eso no era posible.
- Ajá, y yo voy a hacer como que te creo.
- ¡No me importa si no lo hacés! — gruñó, se veía tan jodidamente adorable. — ¡Agarrá tu azúcar y andáte! — abultó sus labios.
Oh, no. No pienso irme ahora.
- ¿Qué pasa si te digo que no? — me burlé, acercándome aún más para así dejarlo sin salida. — ¿Qué vas a hacer si no quiero irme?
- ¡Sos un descarado! Te recuerdo que estás en mi casa, puedo patear tu trasero si quiero hacerlo.
- Podés, sí, pero no vas a hacerlo. —
Mis manos subieron hasta detenerse a la altura de su cintura, pero sin llegar a tocarlo.
- Lindo, decilo una vez más y me iré. — susurré cerca de su rostro.
- ¿Decir...? ¿Decir qué? — preguntó desorientado, reí.
- Decime que me vaya, no voy a estar acá si vos no querés que esté.
- No te vayas. — susurró también, sus ojos bajaban a mis labios para luego subir hasta mis ojos y así repetir nuevamente lo mismo.
- ¿Y querés que me aleje? — mejor estar seguro.
- No, no quiero...
- ¿Puedo tocarte?
- Hacelo.
Finalmente mis manos lo tomaron por la cintura, era pequeña y cabía perfectamente en las palmas de mis manos, la rodeé completamente acercándolo a mi cuerpo.
- Voy a besarte. — avisé.
- Hacelo de una vez. — gruñó.
Sonreí una vez más por su molesta forma de ser y terminé de cerrar la distancia entre nuestros labios. Tomé los suyos sin delicadeza, sus labios se amoldaron perfectamente a los míos, como si estuvieran hechos el uno para el otro. Me alejé levemente para mirarlo una vez más, sus labios eran gruesos y teñidos por un fuerte rosado, brillando por culpa del beso, no me resistí y volví a atacarlos, mordiéndolos levemente causando que él jadeara, lo que aproveché para asaltar su boca con mi lengua; él me dio permiso sin más, abriendo sus labios para un mejor acceso.
Mis manos bajaron aún más, llegando hasta esas piernas que estuvieron tentándome desde que crucé la puerta principal.
- ¿Pensabas atender a alguien con esas pintas?
- ¿Qué? — preguntó confundido, ladeó su cabeza y yo aproveché la oportunidad para comenzar a dejar besos húmedos en su cuello.
- Solo traés un short casi inexistente, no sabés las ganas que tenía de tomarte de esta forma desde que abriste la maldita puerta. — lo tomé por la cintura fuertemente para alzarlo, él por inercia envolvió sus piernas en mis caderas y lo acerqué a la isla para hacerlo sentar encima.
- Yo... olvidé que estaba vestido así. — respondió en un jadeo. — Además pensé que eras alguien más.
Me alejé al instante al escuchar eso. ¿Alguien más?
- ¿Acaso estabas esperando así a otra persona? — sé que no tengo derecho a sentirme celoso ni nada parecido, pero no quería imaginarlo con otra persona, no podía.
- ¡No! — respondió apresuradamente con la respiración agitada. — Creí que eras un amigo mío, nadie me visita tan temprano, entonces ni siquiera me fijé en qué traía puesto.
- Bien. — sonreí.
Mis manos se escabulleron por debajo de su remera, acariciando su cintura y recorriendo toda su espalda. Estaba por volver a acercarme a él para besarlo cuando mi teléfono comenzó a sonar en mi bolsillo, lo saqué y era una alarma avisando que se me hacía tarde para ir al trabajo.
- Mierda. — susurré alejándome de él.
- ¿Pasa algo? — preguntó preocupado.
- Se me hace tarde para el trabajo. ¿Te importaría darme tu teléfono? Podemos vernos cuando salga. — sonreí avergonzado.
- Claro. — dijo bajando de la isla para tomar un bolígrafo y un papel de notas que estaba pegado en la heladera, anotó algo en él y me lo pasó. — Por cierto, mi nombre es Jimin. — sonrió.
- Lindo nombre. Yo soy Jungkook. — respondí tomando el papel.
- Creo que hicimos las cosas al revés, Jungkook. — rió.
- Bien, la culpa no es del todo mía, vos me tentaste con esas piernas. — reí también, causando que él suelte una carcajada.
- Bien, andáte, vas a llegar tarde. —
Me acompañó hasta la entrada, quedándose él en la puerta y yo fuera de la morada.
- ¿Entonces podemos vernos más tarde?
- Claro. — sonrió.
- Nos vemos, Jimin. — me despedí comenzando a alejarme de a poco sin dejar de mirarlo.
- Nos vemos luego, Jungkook. — respondió antes de cerrar la puerta.
Lentamente me giré y comencé a caminar hacia mi casa, a mitad de camino pude darme cuenta de algo.
Olvidé el azúcar.
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My neighbor • kookmin au
FanfictionEl lindo castaño se levantaba cada día a las 6 am solo para poder ver a su guapo vecino pasear a su perro antes de ir al trabajo. - ¿Pensabas quedarte mirándome o ibas a hablarme en algún momento? - ¡N-no te miraba a vos, idiota, miraba a tu per...