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Bajo el velo blanco que les rodeaba, se miraban a los ojos

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Bajo el velo blanco que les rodeaba, se miraban a los ojos. La oscuridad del príncipe intimidaba a la profundidad del agua salada del pequeño nobile. Ambos escuchaban al sacerdote, quien les daba sus palabras sobre la sagrada unión y la sagrada familia y las responsabilidades que les esperaban al doncel para poder convertirse en un esposo digno y perfecto para el próximo regente del reino de Bohemia.

Cuando el momento llegó, el sacerdote le pidió al príncipe Jeongguk que hiciera su promesa para unirlos ante los ojos del Señor y la Sagrada Iglesia.

El hijo del rey se humedeció los labios, comenzando a recitar los votos que haría a su prometido.

—Con este anillo, me caso contigo y con mi cuerpo te horno —recitó el príncipe, colocando un anillo de plata sobre el dedo medio del nobile. La pieza era preciosa, el aro de plata pura era pesado a pesar de ser una pieza pequeña, pues encajaba perfectamente con su dedo minúsculo. En el centro de este había un rubí precioso, enorme y sobre todo, llamativo. Un rubí que resplandecía con la mismísima intensidad del carmín de la sangre fresca.

Fue imposible para el doncel no admirar la pieza que probablemente pertenecía a la familia Von Jeon desde muchísimo tiempo atrás. Era aquél, el símbolo de la unión de ambas familias y con eso, el fortalecimiento de reino. Momentáneamente se perdió en su mente, pensando en lo que vendría después de aquella noche, en todo lo que tendría que enfrentar luego de salir de esa catedral.

No pudo evitar pensarse llegando al palacio después de la ceremonia, yéndose a la cámara del príncipe para que las doncellas lo alistasen para esperar su llegada a media noche y...

El apretón de mano que el príncipe le dio -acompañado de los pensamientos que inundaron su cabeza-, generó una corriente eléctrica que viajó por toda su espina dorsal y de regreso e hizo que su mirada se volviera a posar sobre el hombre que se erguía frente a él. El príncipe movió sutilmente la cabeza, indicándole que tenía que hacer lo mismo. En ningún momento cambió su rostro serio, pero aquél gesto sacó al nobile Von Park de su ensoñación para llevarle de vuelta al presente.

Dudó, pero tuvo que tomar la mano del heredero de Bohemia para deslizar el anillo de plata que le hacía juego al que ahora llevaba en su dedo anular izquierdo. Era una mano enorme, si es que la comparaba con la suya. Aquellos dedos elegantes eran casi del doble que los propios que eran pequeños y gorditos. Su piel era pálida, fría, casi como el mármol de las piezas sacras que componían la Catedral de Praga.

—Te acepto en unión a mi, como mi esposo, como mi compañero, como mi luna —culminó Von Jeon, una vez el doncel le colocó el anillo en el dedo, sellando el pacto entre ambos.

La mirada inescrutable del noble puso nervioso al nobile, pero se aguantó. Aguantó las ganas de esconder el rostro para no mirar los oscuros orbes del príncipe, aguantó las ganas de salir corriendo para esconderse bajo las faldas de su madre. Aguantó allí, tomando la pesada mano del noble contra la suya una vez que se volvieron al sacerdote para culminar con la ceremonia de matrimonio, esa que lo unía de por vida al noble, en las buenas y en las malas. En la salud y enfermedad.

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⏰ Última actualización: Apr 20, 2023 ⏰

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Jimin Von Jeon: el doncel del vampiro | kookmin | short ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora