1, 2, 3... ¿Sorpresa?

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No soy buena poniendo nombres... oh bueno.

La segunda parte aun esta en el horno, la publicare en unos días. Ojala les guste y gracias por leer.

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Abrió el refrigerador por cuarta vez para asegurarse de que todo estuviera en orden. Había dejado suficiente comida para unos cuantos días pero aun así se sentía inseguro.

Repasaba en su cabeza la lista mental que se había hecho de todo lo necesario, parecía estar todo en orden pero aun así sentía que algo se le olvidaba. Reviso su ropa para el día siguiente, comprobó las alarmas en su teléfono y volvió a mirar la pequeña sala de su departamento, todo estaba listo, respiro con calma y estiró su cuello, la ansiedad le estaba jugando juegos sucios, no podía quitarse de la cabeza la preocupación que algo faltaba por hacer.

Y era normal, después de todo, volvería a su trabajo después de meses, estaba ligeramente emocionado por esto, algo que no creyó que sentiría, pero a la vez, se sentía aprehensivo. Sabía que este era un sentimiento normal, ya le habían dicho que sería así, la primera semana es la más difícil, pero después, de a poco, se sentiría cada vez más confiado.

Suspiro profundamente y vio la hora, las ocho de la noche, hora de la comida. Fue al refrigerador para tomar lo necesario y se dirigió a la habitación, era más pequeña que la sala, aunque no por mucho. Su departamento seguía siendo pequeño pero le gustaba así. Alcanzó el pomo de la puerta cuando un llanto agudo lo hizo abrirla de golpe.

- ¿Qué está pasando? -Takemichi camino rápidamente en dirección a la pequeña cuna en la esquina.

- Estábamos jugando y comenzó a llorar, pensé que tenía hambre y le di su biberón...- Mikey sostenía un pequeño bulto en brazos que lloraba sin parar.

El corazón de Takemichi volvió a latir, por un segundo pensó que había sido algo de vida o muerte...aunque eso no explicaba porque no veía el dicho biberón y porque el rubio tenia lagrimas en sus ojos.

- Mikey porque lloras y... ¿Dónde está el biberón? -

Seguía escuchando el dulce y agudo llanto en brazos de Mikey, este la mecía con delicadeza, sin dejar de sollozar. Se acercó más a los dos para ver qué pasaba.

Ahí estaba, su pequeño angelito, con apenas unos meses se había hecho notar en sus vidas, tenía pulmones fuertes y mucha energía. La pequeña Mika, había sacado los ojos de su padre y el pelo de su madre. Era lo mejor de los dos.

- No quería comer y no sabía porque lloraba, así que probé su comida, Michi que le estamos dando a nuestra pequeña, esa cosa sabia horrible - Mikey tenía un gesto de preocupación y sus ojos seguían llorosos mientras mecía a la pequeña en sus brazos.

Takemichi respiró largamente y hablo en voz baja para no alterar más a su pequeña.

- Es formula para bebes, no se supone que sepa bien o mal, es buena para ella... si está llorando debe ser por otra cosa, dámela -

Haciendo pucheros, Mikey le tendió la pequeña a Takemichi. La mecía y le canto, pero seguía llorando a todo pulmón, la acercó más a sí mismo para que sintiera su calor y un olor particular captó su atención.

- Mikey... no revisaste su pañal ¿verdad? -

- ¿Pañal? ¿ Pero si tiene uno puesto? -

Takemichi cerró los ojos, el sentimiento de angustia volvió a su corazón. Buscó lo necesario y llevó a su pequeña al baño, regresó con ella y su traserito al aire, la tendió en el cambiador junto a su cuna y le puso un nuevo pañal. Se calmó inmediatamente.

La 3era GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora