Justo a tiempo.

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Es tarde, muy tarde... Creí que terminaría rápido, pero la historia seguía dando mas de si. Por otro lado, debo decir, con mucha humildad, que me lleno de amor poder escribir esto, me hizo olvidar lo triste del manga. Espero que también les pueda traer un poquito de felicidad.

Ahora, en mi defensa, crecí viendo muchos sitcoms...

Gracias por leer y votar, son lo mejor. 

Quería hacer un dibujo de sus hijos, pero se me hizo muy tarde, talvez mañana... de ser así lo actualizare a la historia.



— Aun no entiendo que podría justificar que actuaras así Mika — Takemichi rompió el silencio que los acompañaba desde que salieron de la escuela de su hija.

Para ser honesto, él tampoco se sentía con ganas de tener esa discusión pero era su deber y estaba preocupado.

—Mika, te estoy hablando...—

Su hija solo miró a un costado ignorándolo, llevaba el uniforme revuelto y arrastraba un poco los pies.

Tenia el cabello negro largo y hermosos ojos oscuros, su expresion, su actitud y hasta la forma que llevaba la ropa le recordaban tanto a su padre, un sentimiento calido se alojaba en su pecho al mirarla, la amaba tanto, a ella y su familia... y sin embargo, en este momento, tambien estaba furioso.

Lo habian llamado al trabajo porque su hija había golpeado a dos compañeros, uno incluso perdió dos dientes. Cómo era posible que actuara de esa forma sin ser provocada, no podía creer que su hija fuera una persona violenta y cruel, sabía que no lo era, sus acciones seguramente tenían una justificacion... pero, por mas que el, su profesor y el director intentarán sacarle alguna palabra, no les había dicho nada. Al final se había ganado una suspensión y debía escribir una carta de disculpa, eso además del castigo que le esperaba en casa que ya debería planear.

Suspiro cansadamente, había planeado tener una tarde tranquila... ahora tenía que llegar a resolver esto junto a Mikey.

— Ya llegamos...— Takemichi anunció a la vez que él y su hija se cambiaban los zapatos en la entrada.

— ¿Uh? — Miro alrededor con curiosidad, la casa estaba desierta, el salon parecía desocupado y todo estaba en silencio.

Se acercó lentamente al sillón frente a la televisión y escuchó unas risas sospechosas. Antes de que pudiera rodearlo, dos pequeñas rubias salieron frente a él con los brazos estirados.

—¡BU! —

—¡¡¡BUA!!! —

—!!Mamá te asuste, verdad que la asuste!!—

— ... ¿bua? —

Takemichi sonrió con pesadez, ya estaba acostumbrado a que intentarán asustarlo, era el juego favorito de sus gemelas.

Las dos se reían y discutían quien había logrado asustarlo más. Lucían exactamente iguales, salvo por sus ojos, Hiyori, la más tranquila, tenía los ojos oscuros; Hannah, que usualmente guiaba sus travesuras, había sacado sus ojos celestes.

— Hannah, Hiyori, no hagan eso, ya les había dicho... mas importante, donde está su padre porque están aquí solas...—

— Umm...—

— Jugábamos a LA princesa —

La pequeña de ojos oscuros movía su cabeza lentamente afirmando lo que su hermana decía.

La 3era GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora