David parte Dos: En medio de un bosque

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Me limito a escribir por día sobre dos cigarros que casi no fumo. Un día como hoy, en el que tengo un poco más de tiempo y el clima me acompaña, quizás tres o cuatro. A cada uno lo sostengo en la boca, tardó en prender no sin antes jugar con ellos un poco entre mis dedos y no antes de hacer bailar un poco el fuego. Hago una pausa para pensar en lo que quiero decir, y al dar la primera bocanada comienzan mis dedos a tomar trabajo.

En ese aspecto y en ese lugar me siento una oruga arriba de una rama, en medio de un bosque. Soy algo insignificante en un lugar tan vasto como la realidad. Pero sin importarme eso (dejando la filosofía para Frankenstein), ya tengo mi lugar, mi Pupa, ese "cosito" dónde se meten las orugas antes de transformarse en mariposas. Estoy reposando sobre la puerta, sentado en el escalón que hay antes de entrar a mi hogar y veo los árboles de fiesta con el viento. Pájaros, muchos pájaros dan el toque final, haciendo dar cuenta que el deseo de vivir entre la naturaleza ya es una realidad. David grita dentro del frasco que está no es la manera correcta de vivir, que hay otra forma de empezar a envejecer. A él le encantaría poder estar en este momento con amigos en un bar, o en casa cocinando unas pizzas a punto de ver una película en familia. Cosas que no se contraponen, ambas componentes de la Eudaimonìa (obligada estás a buscar que es la Eudaimonìa en internet y hacer una pausa), Pero ya no me controla el impulso contracorriente de saber que para algunos la felicidad es proveniente del entorno, hoy tengo un objetivo y sé que aquí me voy a quedar un largo tiempo. Sin embargo, puedo observar que en cuanto (yo, Emanuel) busco mis propios deseos, comienza David rápidamente a desear los suyos y estos si son a su vez contrapuestos. Es un claro motivo de porqué necesito poner mi vida en pausa, pensar con claridad cuáles son mis deseos y cuáles mis metas reales. Necesito saber que hacer para que esas metas reales alcancen mis sueños sin lastimar profundamente a quienes amo (ustedes tres).

Aquí y ahora vamos a intentar hacer un viaje, vamos a revolver cosas de mi pasado para saber el por qué de la necesidad con esto ¿Porqué cada ciertos tiempos necesito mi Pupa más que cualquier cosa? Intentar responder esa pregunta para tratar de entender si el ciclo de la oruga se dió por momentos durante este tramo de treinta y un años de vida, quiero saber por qué el ciclo oruga- Pupa- mariposa (resumiendo en OPM) es dentro de mi tiempo un huracán que con su fuerza lo transforma todo. Me doy cuenta que a veces es por mi propio propósito y a veces por factores ajenos. Pero tampoco me voy a limitar solo a mi pasado, vamos a tratar el tema en las tres sonantes del tiempo: pasado, presente y futuro.

Te invito a recordar

La primera vez que reconozco mi OPN fue de la mano de mi madre rumbo a Arrecifes. La oruga que logré dejar en Berazategui estaba atemorizada y estresada por los problemas de índole familiar, amistosa y escolar que había en esa realidad. Vivía bajo esa presión desmedida del ajeno, del estudio y de lo propio; demasiado para un niño que no tenía más de diez o doce años. Esa oruga carecía de carácter, de madurez, de reflexión; pero por sobre todo de algo que parecía inalcanzable, amor. Mi pupa, ese espacio que hoy tengo para mi soledad, ese espacio de transformación a otra vida, (no mejor, tan sólo otra vida) en aquel entonces existió en un micro que no demoraba más de seis horas para llegar a mi destino, me servía para imaginar otra escuela, con nuevos compañeros y nuevas experiencias. Y todo esto a su vez me ponía en parte feliz y por otra parte triste.
Me llenaba de melancolía el hecho de saber que mis ex amigos y mi ex escuela ya no eran lo mismo sin mi, como así tampoco no era yo sin estás cosas. Transformar la vida de tantos por transformar mi vida me causaba dolor. Porque no solo me preocupaba cómo se sentirían ellos y no saber cómo ayudarlos, sino que además me hacía llorar el hecho de extrañarlos, de haberlos abandonado y saber que, a su modo, me extrañaban y querían. Por otro lado me comía la ansiedad de saber lo que el futuro consigo traía, imaginar quien podría ser, cómo actuar, qué contar y qué callar en la nueva realidad era dentro del colectivo una película imaginaria que corría en mi cabeza. Me llenaba de alegría saber que los problemas tenían fin escapando de ello pero también sabía que vendrían problemas nuevos. Con todo eso y con ese poco tiempo de Pupa saque algo distinto al bajar del colectivo. Con otros sueños, otras fantasías y otros deseos. Luego de eso y de dos años más de vida volvimos a Buenos Aires, pero este tipo de mariposa imaginaria aunque puede transformarse nuevamente en oruga, sabe muy bien que en el fondo había algo irreversible. Porque ya no es la misma Pupa, ni tampoco la misma mariposa.

Una Buena PersonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora