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Has entrado a mi casa, sabiendo que mis padres no estaban.

Me golpeaste, me dolió, me sentí tan pequeña a tu lado,

me sentí indefensa, como si tuvieses todo el poder.

Solo lloré mientras me golpeaste otras dos veces más,

siquiera podía defenderme.

Y mientras llorabas me tranquilizaste,

lograste que me calmará, que me recuperase.

Entonces me besaste como hace mucho tiempo que no me besabas.

Solo escuche tu susurro de disculpa mientras mi rostro aun dolía.

Diario de una adolescente enamorada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora