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Narra Grecia Evans

Salimos de la habitación. No paraba de pensar en cómo dormimos anoche ¡Juntos!. Nunca había dormido con alguien de esa manera... Sentí mis mejillas calentarse y suspiré.

Llegamos a la sala, solo estaba mi papá, quien tenía una mirada triste y vacía.

—Papá —le llamé y él se levantó para abrázame

—Buen día cariño —besó mi mejilla —Buen día Fabián

—Buen día James —se dieron la mano

—¿Vas a salir, cielo? —preguntó

—Ammm. Voy a ver al doctor Morgan

Iba a hablar pero lo interrumpí

—Es una revisión de rutina —dije para tranquilizarlo

—¿Quieres qué vaya contigo? —negué

—No papá —mire a Fabián —Iré con Fabián

El nos miro a ambos y asintió

—Ya nos vamos —besé su mejilla —Adiós papá

—Adiós hija. Adiós Fabián —a este último le dió una mirada y él asintió

Salimos de la casa. Me encaminé por el estacionamiento con mi esposo detrás de mí. Cuando llegamos mi vista se centró en el auto lindo y blanco frente a mi. Saque las llaves de mi bolsito y se las mostré

—Conduces —le dije y él sonrío. Esa sonrisa tan encantadora suya...

—¿Segura?, Es tu auto —Asentí

Le dí la vuelta y me subí al auto. Este auto me lo obsequiaron mis padres hace un par de años, pero nunca lo he conducido

Fabián se subió y lo encendió

Recordé, antes de que Luca golpeara a Fabián, él hablaba con Tanner. ¿De qué hablaban?

Lo miré, conducía en silencio, sin mirarme

—Fabián

—¿Mmm?

—¿De qué hablaban tu y Tanner? —me miró un segundo y suspiró

—¿Quieres saberlo? —asentí —Me pidió qué te cuidara —me miró

—¿El...te dijo eso? —mi vista se perdió —Te hablo de esa noche ¿No es cierto?

—Si

Decidí no hablar más del tema, haber sido violada, ese tema, esa noche, aún es algo de lo qué no puedo hablar

—¿cómo...fue capaz de hacerme eso? —susurré cuando Fabián detuvo el auto

Él me miró

—¿Cómo?

Simplemente negué

Me sentí asfixiada y sentí mis mejillas frías

—bajemos —abrí la puerta del auto y me bajé. Me apoye de la puerta y suspiré intentando calmarme

—Grecia —Fabián se posó frente a mí —¿Que tienes?

Rodeé su cuello con mis brazos y él, imitando mi acto, rodeo mi cintura. Nos alejamos y nuestros rostros quedaron cerca,  rozó sus labios cerca de los míos y me sentí derretir. Beso la comisura de mis boca y acarició mi mejilla para tomar mi mano

—Vamos

Nos adentramos en la clínica y nos acercamos a recepción

—Buen día —le dije a la mujer de recepción

Ella no fijó su vista en mí, si no en Fabián, quien miraba el lugar. Ella sonrió coqueta y acomodo su escote

—¿Qué necesitan? —dijo

Ella me recordó a Gabriela, que hasta ahora recordé que es la amante de Fabián... E íbamos a vivir a su lado. Iba a vivir junto a la amante de mi esposo

—Amm —Fabián se dió cuenta porque frunció el ceño —Vine a ver al doctor Mario Morgan —dije. Ella no dejaba de ver a Fabián, eso me incómoda...

—¿Tiene cita?

—Si —sonríe levemente —Dígale que Grecia Evans de Hoffman, vino a verlo —dije usando el apellido de mi esposo, del cual pude sentir su mirada sobre mi. La mirada de la mujer también cambió, ya que miro nuestras manos y agachó la cabeza

—En un momento...

Mire a Fabián, él me sonrió con picardía...

Entramos en el consultorio. Desde pequeña vengo a ver a este doctor, incluso fue el qué me operó cuando nací.

Me senté en la camilla y bajé la cabeza, estaba algo apenada por utilizar el apellido de Fabián. Falta de costumbre supongo

Porque ese apellido me corresponde

Él, se posó frente a mí, tomó mi mentón para que lo mirará

—Así qué... Evans de Hoffman —sonrió levemente

—Lo siento...—me interrumpió








Narra Fabián Hoffman

La interrumpí uniendo sus labios con los míos, ella al principio no correspondió de inmediato pero luego se relajo. Sus labios, suaves y dulces. La tensión sexual qué siento hacía Grecia para mí es más difícil de mantener, me muero por tocarla, besarla

—Fabián...—separó nuestros labios y sonreí

—¿Qué? —pregunté riendo

Ella, estaba sonrojada, me encanta provocar eso en ella

—Eres mi esposa —bese la comisura de sus labios —Y mi esposa, la puedo besar dónde y cuándo quiera

Ella sonrió

Quería hacerla reír, su cálida sonrisa, su dulce mirada, esas simples cosas me hacían sentir tan bien. Estaba tan triste, y su hermano en mi contra más de todo eso enterarse de Albert

—Buenos días —la puerta se abrió y entró el doctor

—Buen día doctor Morgan —dijo Grecia, aún sonrojada

Me acomode en mi puesto y el doctor me saludo

—Mucho gusto —dije dándole la mano —Soy Fabián Hoffman, el esposo de Grecia

—No sabía que te habías casado, Grecia —le dijo y ella sonrió levemente —Lamento lo de tu madre... La conocía hace muchos años

[...]

Salimos de la clínica, Grecia veía la receta qué el doctor le había dado, le cambió una medicina y le envió una dieta baja en azúcares. Grecia solo tiene 20 años y tiene qué someterse a toda esta clase de medicinas y cosas

Le abrí la puerta y ella subió, hice lo mismo y empecé a conducir

—¿Podemos ir a desayunar? —dijo y Asentí

—Si

Llegamos

El lugar tenía un estilo antiguo, eso hacía que se sintiera cómodo y agradable. No había muchas personas. Nos acercamos a una mesa y rápidamente una mesera se acercó y pidió nuestra orden

—¿Mucho tiempo sin ver a, Albert? —preguntó una vez que nos habían traído la comida

—Si. Tuvimos una "relación de padre e hijo" cuando tenía 16 años, pero eso solo me trajo problemas, muchos problemas. No me llevaba bien con Josef y desobedecí a mi madre muchas veces, sin contar que perdí un año en la preparatoria

—¿Por qué lo perdiste? —me miró

—Tuve que ir a rehabilitación

—¿Rehabilitación? 

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