Capítulo 2

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29 de enero de 1435

Anthon se arrebujó en su capa de lana, la mañana era muy fría y amenazaba nieve. El carro traqueteaba por el camino de Malton, hacia Wharram Percy, su nueva parroquia.

Se hallaba en la Abadía de Kirkham, de visita, cuando le notificaron que había fallecido el anciano Pastor Seraphim, y que debía hacerse argo de la iglesia de St Martin lo antes posible. Un rico mercader de la aldea, Allard Hemsley, estaba de viaje por la zona y se ofreció a llevarlo. Por el camino, le dio una clase magistral sobre ovejas y lana.

-Nuestra lana es la mejor de todo Yorkshire -su gran barriga se movió al ritmo de sus carcajadas.

Rio de buena gana. A pesar de llevar muchas horas subidos al carro, Allard no perdía su buen humor, cosa que aliviaba la pesadez del viaje. A media tarde llegaron a la aldea. Anthon se irguió para observar con detenimiento el que sería su nuevo hogar y sus nuevos feligreses. En la entrada de Wharram, oyó los golpes característicos del martillo contra el yunque, cuando pasaron frente a la herrería. Un poco más adelante, una larga calle con viviendas a ambos lados. Apenas había gente en la calle, ya estaba oscureciendo y se refugiaban en sus hogares, al calor de la lumbre. Alguna cabecita infantil asomaba por detrás de la cortina, curioseando al visitante, pero enseguida era llamado al orden y desaparecía. Al final de la calle, un campanario se elevaba hacia el cielo.

Se dio cuenta de que Allard había dejado de hablar, iba cabizbajo y taciturno. No entendía el repentino cambio de humor de su compañero de viaje, pero lo achacó al cansancio y el frío. Pasaron de largo de la iglesia, hacia la casa parroquial, justo al lado. Una vivienda que, a pesar de la oscuridad, era obvio que había vivido tiempos mejores. El carro paró justo ante la puerta. Anthon bajó de un salto y estiró su cuerpo entumecido. El mercader seguía callado y no hizo ademán de bajar del pescante, solo miraba inquieto hacia las sombras, como si esperara que algo surgiera de repente. La puerta se abrió, dejando paso a una mujer con un candil en la mano, rostro serio y mucha prisa. 

-¿Es usted el nuevo Pastor? -soltó a bocajarro, sin salutación previa-. ¿Tiene sus pertenencias en el carro?

Anthon apenas pudo abrir la boca, solo señalar un pequeño baúl, sobre el que descansaba un morral.

-¿Y a qué espera para cogerlo? ¿No querrá que lo cargue yo? -el tono era tajante, pero no hosco.

Se dio prisa en obedecer, recogió sus cosas y se dirigió al mercader, para agradecerle la bondad de haberlo llevado sano y salvo a su destino.

-Señor Hemsey, márchese ya a casa, se hace tarde y tiene que guarecerse -dijo la mujer, mientras entraba de nuevo en la casa.

Al joven Pastor apenas le dio tiempo de saludar al mercader con la cabeza, cuando este ya daba la vuelta y ponía su caballo a un trote ligero de regreso a su hogar. Se quedó allí plantado, sin saber cómo reaccionar ante el cambio de humor del señor Hemsley y sus prisas por salir de allí.

-Pastor, no me puedo pasar la noche aguantando la puerta.

Ella parecía temer algo. Estaba nerviosa y miraba la oscuridad, que ya se cernía sobre el pueblo. Entró lo más rápido que le permitieron los bultos con los que cargaba y la puerta se cerró tras é. Una vez dentro, la mujer se relajó visiblemente. Dejó el candil en un pequeño mueble de la entrada, y miró al Pastor. Era muy joven. El pobre estaba en medio del recibidor, cargado como una mula, sin decir palabra y mirándola expectante, esperando instrucciones. 

-Buenas noches, pastor. Soy Anne Bradbury -se presentó con una amplia sonrisa-. Venga, lo ayudaré a acomodarse.

-Encantado de conocerla, Anne. Soy Anthon Owen.

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⏰ Last updated: Oct 27, 2022 ⏰

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Niebla en Wharram PercyWhere stories live. Discover now