Capítulo 18

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Minho gruñó cuando la alarma resonó por toda su habitación. Abrió lentamente los ojos, tomándole un par de minutos levantarse de la cama para empezar un nuevo día lleno de responsabilidades y cosas que hacer, últimamente le costaba demasiado hacerlo.

Un mes, para ser exactos. Desde la última vez que vio a Christopher.

Su vida había cambiado demasiado y ni él mismo se lo esperaba. Comenzando porque su parte animal había estado muy silenciosa desde entonces y no en el buen sentido. Era vital para el ser humano que ambas partes de sí mismo se llevaran muy bien, Minho siempre había tenido una buena relación con su omega, sin embargo, desde que había tomado la decisión de alejarse de Bang, el lobito en su interior había estado muy triste, enojado y esquivo con su parte racional. Toda aquella situación solo le causaba dolor físico y emocional, además de contagiarse de la misma tristeza del omega en su vida diaria. Hacía las cosas con desgano, como si fuera casi una obligación, empezaba a ver su vida como monótona cuando antes de aquella situación nunca lo había hecho, sobretodo, sentía un vacío en su pecho que no se llenaba con nada. Algo le faltaba, alguien lo hacía.

Minho suspiró otra vez, levantándose de la cama para interrumpir el rumbo que había estado tomando sus pensamientos, ya no quería pensar, ya no quería sufrir. Se distrajo al ordenar su cama y sacar un par de prendas del closet para armar su atuendo.

Sin poder evitarlo, aquellos pensamientos volvieron cuando entró a la ducha, pero de igual forma, dio todo de sí mismo para disiparlos al salir del cuarto de baño ya vestido para empezar un nuevo día.

Minho caminó hacia la cocina, sorprendiéndose cuando encontró a Yeji ya vestida con su uniforme escolar y comiendo tranquilamente de su tazón con cereal y leche.

—Buen día amor, ¿por qué no me avisaste que ya estabas despierta?—el omega se acercó a su hija, y le dio un tierno beso de buenos días en su cabecita.—Pude haberte ayudado a alistarte.—le sonrió. Yeji lo miró con sus ojitos marrones mientras masticaba lentamente su cereal. Ella estaba analizándolo.

Minho se dio cuenta que ella hacía eso muy seguido últimamente.

—No era necesario.—contestó luego de haber terminado de masticar, la niña se levantó de su asiento y caminó hacia el fregadero luego se darle un beso de buenos días a su padre.

Minho no se mostró confundido, puesto que la niña había estado comportándose raro desde hace unas semanas también.

Nada era normal.

El omega suspiró y se preparó un rápido desayuno para no hacer esperar tanto a su hija. Aún era temprano para la escuela y el trabajo, pero de todos modos, en no más de diez minutos, padre e hija ya estaban caminando tranquilamente hacia la escuela de la pequeña.

Su camino hacia allá normalmente era lleno de cosas para hablar, sobre una caricatura, el trabajo, flores, animales nuevos que habían visto en los documentales de la televisión. Sin embargo, esta vez (y desde hace un tiempo también) ambos se mantenían en silencio. El omega podía sentir que Yeji lo miraba cada tanto, pero volvía su vista al camino tras pasar unos cuantos segundos. Minho no sabía que estaba pasando por su cabecita pero en general toda la situación lo ponía nervioso.

Por fin el martirio pareció finalizar cuando llegaron al colegio de Yeji. Como todos los días y algo de lo poco que no había cambiado, Minho se acuclilló para darle un abrazo a su hija, quien correspondió con mucho gusto. Ambos se miraron en despedida y Minho le dio un beso en su frente antes de verla partir con la maestra hacia su salón de clases. El omega se quedó mirando a la nada, con la expresión en blanco por unos cuantos segundos, pero se recompuso porque ya había un par de madres y padres de familia que lo miraban como si fuera un bicho raro.

mafia [banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora