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You can leave your hat on de Joe Cocker, era, quizá, una de las mejores canciones para desarrollar con astucia y sensualidad un sublime striptease, atiborrado de erotismo

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You can leave your hat on de Joe Cocker, era, quizá, una de las mejores canciones para desarrollar con astucia y sensualidad un sublime striptease, atiborrado de erotismo. Y eso mismo se encontraba haciendo la delicada y atractiva Omega de dieciocho años cuyos ojos teñidos del castaño más puro rebosaban de un especial y sin igual brillo de deseo, delatando toda aquella lujuria que había adquirido su ser.

Su ágil y deseable cuerpo se movía con verdadera lascivia siguiendo el ritmo sensual de aquella deleitable melodía que resonaba en cada recóndito rincón de la inmensa y pintoresca habitación que pertenecía a la Alfa que, desde la comodidad de su espléndida cama la observaba expectante con un vaso de whisky en una de sus manos.

Minjeong ejecuta su baile obsceno con la seguridad y la confianza estancada en su mirada, cautivando por completo a su única espectadora. Comenzó a despojarse de cada prenda que ocultaba su blanquecina piel, haciéndolo con elegancia, sutileza y una exquisita lentitud que producía en Jimin aquellas increíbles ansias que la obligaban a soltar unos que otros gruñidos.

Lo único que ahora cubría el cuerpo de la menor era la delicada pieza de encaje de aquel verde pastel que hacía tan solo horas su mommy le había regalado junto con aquellas pantis blancas y aquel conjunto de ropa que ya descansaba sobre el suelo.

Minjeong se mantenía de espaldas a Jimin, pues pretendía que la atención de esta permaneciera solo en su bonito trasero, el cual lo movía de un lado hacia el otro, meneando sus caderas al ritmo de la música. Sus traviesos dedos empezaron a juguetear con la verdosa tela que, por cierto, no dejaba nada a la imaginación. Y con la misma sensualidad y elegancia, comenzó a deslizar la prenda por sus piernas, dejando la piel de sus nalgas completamente expuesta.

Para aquel entonces, la excitación ya se reflejaba en los avellanados ojos de Jimin, quién ni siquiera podía apartar la mirada de la penetrable vagina de su pequeña bebé. Ansió otorgarle unas buenas nalgadas, pero prefirió contenerse y quedarse allí, en su lugar de espectadora, mientras bebía un sorbo más de su vaso de whisky.

El ambiente ya era gobernado por la imponente oleada de feromonas que la Alfa se encontraba emanando. Un embriagador y fuerte aroma que le anunciaba a la Omega lo excitada que este se encontraba.

Minjeong apartó la prenda que le dio lugar a su desnudez con su pie y continuó meneando sus caderas tan eróticamente como podía, percibiendo el modo en el que su húmeda entrada comenzaba a gotear. Decidió echarle una miradita a su mommy por encima de su hombro y sonrió con altivez cuando vio lo que anhela a ver. Un gran bulto en sus pantalones. Un bulto duro que era merecedor de su atención.

Sin embargo, todo su esfuerzo por complacer y envolver de deseo a Jimin se estropeó en lo absoluto cuando, desde el exterior de aquella mansión en la colina, un resonante tiroteo arruinó su erótica función.

El espanto dominó totalmente a Minjeong, provocando que su libido bajara súbitamente. No hizo falta siquiera que la castaña se lo ordenara, ella corrió a vestirse sin importarle nada.

ㅡMierda ㅡmasculló Jimin enfurecida, luego de haber abandonado con una extrema rapidez la cama, tomando firmemente un revólver que habitaba en el cajón de su mesita de nocheㅡ. 'Ndrangheta ㅡmencionó con desprecio cuando hubo echado un leve vistazo a través de una de las ventanas, asegurándose de no ser descubierta tras las cortinas.

ㅡ¿J-jimin? ㅡla Omega balbuceó a la espera de indicaciones. Sus facciones reflejaban todo aquel espanto que había adquirido por culpa de los disonantes disparos que la atormentaron por completo. Tenía demasiado miedo, y la Alfa lo olía.

ㅡTenemos que marcharnos ㅡdecretó la mayor, quien mantenía su ceño fruncido, mientras se aproximaba a paso veloz hacia Minjeong con la intención de tomarle de la mano y llevársela con ellaㅡ. Nos pondré a salvo, pero luego deberé irme del país. Doy por finalizada tu deuda, Minjeong; volverás a ser aquella Omega independiente que tanto añorabas.

La adolescente de ojos castaños tragó en seco, aturdida, dejándose llevar por la otra. Abandonaron aquella gran habitación, la cual ni bien atravesaron la puerta se toparon con un agitado, fornido y monstruoso guardaespaldas de Jimin, quién las sacó rápidamente de allí, conduciéndolas hacia el subsuelo con el propósito de dejar la residencia por un salida alternativa y secreta.

Sin embargo, Minjeong hizo que el veloz recorrido tomara una pausa, deteniendo su andar apresurado repentinamente. Jimin clavó su mirada en ella, viéndola con ojos confundidos y, a la vez, enojados.

ㅡQuiero ir contigo ㅡla expresión dura de la Alfa se suavizó ante aquellas palabras de Minjeongㅡ. No importa a dónde vayas, solo llévame... Por favor.

Y por minuto, solo por un minuto, Jimin olvidó absolutamente todo lo que ocurría a su alrededor. Todo aquel peligro que corrían se deslizó a un segundo plano, transformándose en un asunto que podía esperar. Realmente podía esperar si se trataba de aquella Omega de adorables mechas rosas, deslumbrantes ojos castaños y seductores labios escarlata.

Por supuesto que un enorme clan mafioso de la 'Ndrangheta queriéndola asesinar por traición no era obstáculo para detenerse a contemplar con un atisbo de enternecimiento a la criatura que tenía frente a sus ojos, costándole trabajo asimilar lo que esta misma acababa de decirle.

ㅡCreía que... ㅡJimin comenzó a decir, luego de salir de aquel corto lapsus de tiempo.

ㅡSí, te odio y no te soporto... P-pero... Y-yo... ㅡla Omega titubeó, no encontrando la valentía ni las palabras para expresar lo que en verdad sentíaㅡ. Jimin... Yo... Tú...

ㅡ¡Cuidado!

Y el sonido de un disparo anunció el próximo final de una vida.

Y el sonido de un disparo anunció el próximo final de una vida

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❛❛𝚂𝚄𝙱𝙻𝙸𝙼𝙴 𝙳𝙾𝙼𝙸𝙽𝙰𝙲𝙸𝙾́𝙽❜❜ ㅡWinrina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora