Desde las profundidades de la tierra

1 0 0
                                    

15 - 08 - 2022

Y ahí estaba una vez más, bajo el mismo atardecer que había visto caer una y mil veces sobre los maizales que recorrían la superficie de todo lo que el ojo podía ver, dándoles una hermosa tonalidad anaranjada y una textura aterciopelada en la que parecía que si estirabas la mano era posible sentir la suavidad del manto.

XXXXX, como era de costumbre, se dirigió hasta la bodega donde guardaba sus utensilios, gastados y oxidados por el uso de lo que parecía una vida, al notar que la noche caía más rápido de lo que había pensado se apresuró a rellenar el pequeño estanque de su motosierra Stihl, enroscar lentamente y meticulosamente su tapa, como si de un ritual se tratase, y culminó por asegurarse de que sus agujetas estaban correctamente anudadas antes de tomar la motosierra y dirigirse a un bosque de robinia, que dentro de ese hermoso paraje parecía erigirse hasta rasgar él cielo, que para ese entonces adquiría él color de una llama ardiente en la penumbra.

Una vez llegó frente a un gran árbol que parecía estar ahí desde los inicios del tiempo XXXXX se preparó, veloz pero cuidadoso, para llevar a cabo su tarea, con su mano izquierda se aseguro de tener un buen agarre de la empuñadura delantera y posicionó su mano derecha de tal forma que presionó el bloqueo y un momento después ya estaba con su índice en el gatillo del acelerador. La máquina rugió con todo su poder, espantando a todo ser vivo que se encontrara en un radio no menor de distancia, aceleró otra vez, solo por el placer de escuchar aquella herramienta mover su cadena una vez más, ese sonido lo llevaba a un éxtasis que le inducía a olvidar todos sus males y un olor a combustión que le hacía recordar todos los buenos momentos. Le dejaba un sabor agridulce en la boca.

Una vez culminó su tarea el sudor le recorría el rostro, sus brazos temblaban y sentía una repetida sensación vibrante en la palma de sus manos, de todas formas ahí estaba la recompensa, frente a él se disponían en fila pequeños troncos cortados de forma uniforme y metódica, tomó uno en sus manos y lo observó con ternura, como si de su hijo se tratase y lo colocó en su trineo, dispuesto para esa tarea, colocó otro a un lado del último y otro más y otro más. La noche había caído.

La noche en el sur de Chile era preciosa, el aroma de los animales, de las hierbas, de lo inmaculado, cubría todo con su manto y era delicioso, la brisa fresca pero no fría regocijo a XXXXX y le provocó escalofríos de placer. El cielo nocturno todavía no había sido opacado por las luces de la ciudad y las estrellas se podían ver perfectamente, era abrumadora la hermosura que se sostenía sobre él.

Solo cuando cerró la puerta de su casa se dio cuenta de lo miserable que era.


16 - 08 - 2022

Desde las profundidades de la tierra.

Desde las profundidades de la tierra se alzaron.

Y surgieron a la superficie, a la tierra del tiempo y la materia, a la tierra de las emociones y del pensamiento, a la tierra de la carne.

Criaturas sin forma, oscuras, tan oscuras como el carbón, comenzaron a brotar de la tierra, como vástagos en una tierra fértil, quietos, permanecían muy quietos, como si el tiempo se hubiera detenido por completo en toda la región; Parecían compuestos de piedra, como si sus cuerpos, demasiado complejos como para que la simple mente humana les diera forma, hubieran sido tallados por algún creador perverso.

Y en él momento en que la luna llegó a su cénit comenzaron a moverse, arrastrándose al ritmo de una marcha que solo ellos podían escuchar, como si siguieran un tambor infernal que les marcara el paso.

Un minuto pasó.

Y cubrieron todo lo que el ojo podía distinguir, y mucho más.

3 minutos pasaron.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 28, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Felicidad para humanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora