Capítulo 22: El sabor de la aventura

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Varios días habían pasado desde que Ethan, mi mejor amigo, había sido internado, casi una semana para ser precisos. Ahora, siendo las 7 de la tarde, me encontraba rumbo al hospital ya que mi mejor amigo lo acababan de dar de alta.

Debido a que Eva, su familiar más cercano, era la única que podía verlo, me había evitado poder acercarme, pero ahora era mí momento. Al fin podía regañarlo por todas las tonterías que había hecho.

Ahora me encontraba manejando, ya estaba cerca de la entrada del hospital. Después de pasar por un semáforo, me acerqué a la bahía de salida donde, y con una sorpresa, se encontraba únicamente Eva.

Al llegar ahí, la castaña teñida se encontraba sosteníendo una bolsa café de un lado, mientras su bolso de color negro con detalles en dorado estaba en la otra.

Me estacioné justo en frente, más confundido que curioso, Eva tocó la ventana y yo bajé el vidrio del copiloto.

—¿Dónde está Ethan? —pregunté extrañado.

—Fue al baño. ¿Puedo guardar esto en tu guantera? —señaló la bolsa café.

Asentí sin decir nada y le abrí la puerta. Ella ingresó con bastante rapidez, abrió el compartimiento debajo del salpicadero y metió la bolsa.

—¿Qué es eso? —pregunté curioso.

—Son las medicinas que Ethan necesita. Son para controlar su metabolismo. Tiene que tomarlas dos veces al día, ya que su cuerpo se descompensó.

—Espero que le sirvan.

—Yo creo que sí. Son de la compañía farmacéutica FarLes, dicen que es la mejor del mercado.

Volví a asentir sin decir nada y empezamos a esperar. Fueron 5 minutos inicialmente, pero después fueron 10 y después 15. Algo no andaba bien.

—¿En dónde rayos se habrá metido Ethan? —dije molesto.

A lo lejos pude ver la silueta del antes mencionado. Estaba más lejos de la bahía de salida. Parecía un poco impaciente viendo su celular.

—¿Qué está haciendo allí? —preguntó su hermana extrañada.

A los pocos segundos llegó un taxi de color amarillo, aparcó a su lado, Ethan subió y el auto empezó a andar.

—Esto debe de ser una broma —dije molesto.

Me repuse en mi asiento y encendí el motor. Ethan sacó la cabeza por la ventana, nos miró con una sonrisa divertida y con un gesto de su mano nos invitó a que lo siguiéramos.

Eva se puso el cinturón de seguridad, y empecé a conducir. El taxi no iba muy rápido, por lo que mi curiosidad me ganó y solo lo seguí para saber a donde llegaba.

Su hermana se veía bastante molesta, al parecer no tenía idea de lo que estaba pasando. Yo también estaba molesto, no me gustaba que jugaran así conmigo.

—Cuando llegue a él lo voy a devolver al hospital —dijo chocando sus puños.

Los minutos pasaron, así como los semáforos, calles y autos, hasta que notamos como el taxi reducía su velocidad, hasta que aparcó a lado de la acera, Ethan bajó del vehículo y después miró al establecimiento que estaba en frente de él.

Fue como un sentimiento de deja vu, ya que ese establecimiento era el bar dónde había tomado y perdido la conciencia.

Miré a Eva de reojo y noté como solo negaba con la cabeza, al parecer tenía una idea de su razón de estar allí.

Aparqué bastante cerca, salimos del auto y vimos como Ethan entraba. No tardamos mucho en hacerlo y, ya estando dentro, notamos que Ethan estaba sentado en la barra, junto a dos asientos vacíos a su lado.

Mi mejor promesa: Anulación (SAGA: Esperanza) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora