Shelby
Procuro mantener la calma mientras nuestro jefe regaña a Georgia por unas monedas que faltaron en caja, supongo que en algún momento debió entregar un cambio mal, o quizás no se fijó en que un cliente le dio menos de lo que era, es una mujer algo mayor, pero Scott confía en ella con el dinero, o al menos lo hacía.
-Cada vez te vuelves más inútil ¡Despierta mujer! ¡Te descontaré el doble en tu pago de mañana para que aprendas a no robar a quién te da de comer! -Georgia me mira con sus preciosos ojos oscuros a través de un cristal que separa a la cocina del área de las mesas y sé que está rogando por que yo no me meta en el problema, si alguien la defiende tomará su sanción y horas extras por meternos en lo que no nos importa, pero el solo hecho de ver cómo Scott se impone con su metro setenta y provecha que es mínimo diez centímetros mayor que ella para hacerla sentir amenazada me revuelve el estómago, no se puede ser tan vil como para intimidar a una mujer como Georgia.
Scott es un terrible jefe, paga muy mal y tiene horas de trabajo exhaustivas para quiénes tenemos la necesidad de estar aquí, como hombre es un sujeto aún peor y todas lo sabemos por ello nos andamos con cuidado.
-Scott... te juro que no me he robado nada, debe de ser un error-le tiembla la voz ante la imagen de que se descuente de su sueldo, esta mujer debe mantener a dos nietos que sus hijas dejaron abandonados y últimamente le ha costado mucho llegar a fin de mes, no le gusta aceptar mi ayuda porque no se siente bien con eso, no ha entendido que lo que le doy no tiene nada que ver con la lástima.
-Aquí no mantengo ladronas, puedes irte de...-está a punto de despedirla y las tres meseras más que estamos aquí escuchamos con terror lo que está pasando, no me detengo a pensarlo por mucho cuando me alejo de la pequeña ventanilla y entro a la cocina de donde se escuchaban los gritos.
Georgia está devastada frente a Scott y ambos se mantienen cercanos a la salida trasera, por donde tiramos la basura, en cuanto abro la puerta los dos me voltean a ver.
-Scott, por favor no-le suplico de manera suave-, mañana será fin de semana y necesitaremos todas las manos posibles, sabes que Georgia es buena en lo que hace-no apelo a su lado humano diciendo que además de ser mayor tiene que mantener a sus nietos, porque alguien con el corazón tan podrido como él no lo entenderá.
-Shelby, lárgate-ordena, su voz se tornó más dura que con la que le hablaba a ella, pero me obligo a mantenerme aquí.
-No, por favor, sabes que de todas las que estamos presentes la que menos te robaría es Georgia, lleva más años que todas juntas.
-¿Tu lo harías, pequeña Shelby? ¿Me robarías a mí? -centra toda su atención en mí y veo como es que mi compañera de trabajo niega con la cabeza un poco decepcionada de que hiciera lo que casi me grita que no hiciera.
-No lo haría-mi respuesta es corta, pero no lo convence par nada.
-Sal de aquí Georgia, parece ser que hiciste buenas migas con este pedazo de... niña-me asqueo por la elección de palabras, pero más por su lasciva mirada.
-Scott, ella no sabe...-sé que Georgia trata de contener todo el desastre, pero seamos honestas, no iba a conseguirlo sola y ella lo sabe porque agacha su mirada buscando no verme.
-Que te vayas, Georgia. No es una pregunta.
Maldición. Pienso forzándome a no temblar, el poder que tiene este hombre sobre todas las chicas es detestable, podría sucederme algo y nadie tendría el valor de entrar aquí, hice esto por Georgia, pero no es algo que suela pasar con frecuencia.
-Vamos-demanda Scott empujándome con más fuerza de la necesaria hacia los vestidores, me niego mientras me jalonea con menos paciencia.
-Espera, Scott, no. No tienes que hacerlo...-dejo las palabras morir cuando cierra atrás de él la puerta del pequeño vestidor que usamos para dejar nuestras pertenencias, en cuanto mi mano es libre me alejo lo más que puedo de él poniendo la habitación entre los dos.
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Todo o nada
RomanceLos Miller #4 Nicolás Miller se alejó de la mujer que le gustaba porque esta ya tenía una relación con otro hombre y no un hombre cualquiera, un amigo intimo de la familia. Simplemente sabía que no podía entrometerse en la felicidad de ella. Hasta q...