UNA ESTRUENDOSA carcajada resonó en la, aparentemente, desolada sala. Débiles y brillantes motas de polvo comenzaron a caer en el suelo sin tener un origen o dirección establecida... sólo aparecían para caer.
Ese era su propósito, sólo existían por el momento antes de reunirse con otros... sólo eran libres de preocupación alguna, eran libres para ir y venir, eran libres para elegir existir a voluntad.
Eran felices.
Eran libres.
Hasta que no lo fueron.
Y, como si fuese una broma de mal gusto, un hombre de envidiable belleza levantó su mano enguantada; atrayendo el polvo para si, odiando la idea de desperdiciar la enorme oportunidad de crear un ser comparable a si mismo. No es que hiciese falta, pero las guerras se estaban volviendo aburridas y eso no le gustaba.
Aborrecía la idea de odiar aquello que formó parte de su fuente de entretenimiento.
Por eso, cuando el mágico polvo se reunió en el aire obedeciendo su voluntad... sonrió. Sonrió como nunca antes había hecho y observó como se mezclaba con su esencia divina hasta caer al suelo y revelar una figura femenina.
Se le borró la sonrisa.
Él sabía que las mujeres eran codiciadas por sus habilidades de tener hijos, sabía que la gran mayoría de ellas eran débiles, sabía que tenían temperamentos furiosos, sabía que siempre había una de dos que intentaba rechazar al destino... lo sabía todo y lo odiaba. ¿Por qué tenía qué ser mujer?
Con el disgusto brillando en sus ojos de tonos marinos, decidió ignorar que él la había obligado a nacer. Ignoró que, según las leyes que él mismo había establecido, todo ser debía tener una contraparte. Y por ello había nacido como mujer (apartando el hecho de que la mujer era la contraparte del hombre), porque él carecía de bondad, carecía de empatía, de habilidad para sanar, de escuchar, razonar, de crecer, sentir amor... carecía de tantas cosas que no sería raro si ella fuese todo lo que le falta.
Entonces, él la odió.
Odió como se veía hermosa bajo la tierna caricia de las motas de polvo restantes, odió como su larga cabellera con tonos del atardecer resplandecía con la luz emitida por su armadura, odió como su piel se veía perfecta para ser marcada por él, odió como su cuerpo descubierto era extremadamente agradable a la vista.
Pero adiaba aún más que su ojos cerrados y postura relajada le invitase a tomarla en sus brazos y él estuviese dispuesto a hacerlo.
Por ello se decidió a...
Un hombre de gran altura, cabellos tan oscuros como la misma noche y gélidos ojos con el color de la plata entró a la cafetería luciendo como si su paciencia estuviese a un suspiro de ceder, como si hubiese tenido una intesa pelea con su cordura durante más de dos días y fue una vista que aterró a todos los que tuvieron suficiente coraje para observarlo más de cinco segundos.
No es que lo hicieran con mala intención, pero el hombre era guapo y no se resistieron a mirar un poco más.
Ahora sólo quedaba arrepentimiento.
—¡Jin-Woo, aquí! —Una hermosa mujer con cabellos que hacían quedar al atardecer frío, ojos que brillaban con toda la ilusión de un amor eterno y una sonrisa que podría derretir el corazón de de cualquiera, incluso, hasta la persona más cruel. Ella se levantó de la silla viendo con emoción como su pareja se dirigía a ella.
Repentinamente el ambiente que se había enfriado por la terrible aparición del hombre, parecía haber recuperado su calor y vivacidad. Sorprendiendo a las personas un poco más al notar el ablandamiento del hombre.
Pero era de esperarse.
—Lamento llegar tarde, amor, una maldita mazmorra apareció en el camino. —Jin-Woo suspiró con desagrado al recordar como perdió el tiempo con aquellas molestias. Podrían haber enviado a cualquiera, pero tenían que pedírselo a él... se detuvo antes de pensar en algo que sería de su completo agrado y que posiblemente cumpliría. Había prometido tratar de respetar las leyes. —Déjame compensarlo.
La bonita pelirroja rió en voz baja con un tono dulce antes de negar con la cabeza, teniendo en cuenta la expresión de mal humor que traía su novio... sería mejor si ella lo mimase un poco.
—Sabes que no hace falta, pero... si quieres podemos ir a mi departamento. —Hyo-Ri levantó las comisuras de sus labios en una sonrisa traviesa, sus ojos tuvieron un destello de picardia mientras tenía una postura más relajada en su asiento. Sintiéndose un poco halagada al notar como la mirada amorosa de su novio se volvía un poco más intensa. —Estaba planeando un día de spa y, claramente, lo necesitas más que yo.
Jin-Woo guardó silencio durante unos segundo, admirando en silencio lo hermosa que era su amor. Sintiendo como toda ira y molestia terminaba de desaparecer al tener la dicha de escuchar la voz de su amada mientras estaba completamente centrada en él.
Realmente era el hombre más afortunado del mundo.
NOTE:
esto iba a ser mucho más largo y super angustioso, pero tengo mucho sueño.
pero, sí, más adelante se mostrará mucho más del pasado de los protagonistas.
ay, espero que esto vaya teniendo sentido.
en fin, buenas noches.
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SAVAGE LOVE; solo leveling
FanfictionSL| ❝amor salvaje, ¿alguien...? ¿alguien rompió tu corazón?❞ Donde una pequeña e ingenua creación fue la dulce luz que daba vida a la sombra más oscura y poderosa. Hasta que, en un fatídico día, la luz fue escondida y la sombra perdió su corazón, de...