CHAPTER ONE

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          LA LLUVIA caía con fiereza, como si estuviese tratando de que su furia le llegase a todos

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          LA LLUVIA caía con fiereza, como si estuviese tratando de que su furia le llegase a todos. Y aquello no había sido más que una molestia para Jin-Woo; había olvidado llevar consigo un paragua, estaba varado en una cafeteria mal iluminada, obligado a tomar un café extra cargado y escuchar música que sonaba lenta y pausada, agonizante.



Odiaba todo.



Toda su semana había sido del asco, empeorando su comportamiento solitario y estaba casi tan amargado como el café que bebía.



Ahora no podía evitar sentirse como una mera sombra que es ignorada por todos, como si vivir entre la oscuridad y el frio fuese parte de su destino. Quizás estaba exagerando, pero cada día se sentía más frío, más sombrío, más como si fuese a fundirse con las sombras y dejar de existir.



Era como si se estuviese ahogando en una miseria que lo seguía desde su nacimiento.



...como si la luz del sol no fuese brillante para él, como si no quiciece brillar para él.



Quizás él no era digno.



—¿Puedo sentarme aquí? —Una chica que portaba el uniforme femenino de su escuela se le acercó luciendo tan deslumbrante como la vista de un atardecer sobre un mar de flores blancas y hojas verdes, pero Jin-Woo no la miraba; había quedado sorprendido por el tono dulzón de su voz, sonaba tan... bien.



Como una amable caricia de consuelo.



Jin-Woo levantó la mirada para saber quién era, cuando al verla sonreír se quedó sin aliento; repentinamente las luces fueron más claras, la lluvia no sonaba tan enojada y la música sonaba dulce y melancólica. Así... ¿así se sentía ver salir el sol después de una noche particularmente difícil?



Sus ojos grices se iluminaron con anhelo, amor y culpa, dejando que una chispa de vida se encendiera en su alma que previamente colgaba de un fino hilo de vaga esperanza para seguir existiendo.



Repentinamente una ola de tristeza lo inundó queriendo que él encontrase refugio en sus brazos; como si ella fuese aquella parte de su corazón y mente que le faltaba, aquello que lo mantenía protegido del mundo.



—Puedes sentarte —alcanzó a decir Jin-Woo antes de tratar ahogar esos sentimientos, sin querer espantarla con su rareza —, pero éste lugar parece vender únicamente café muy amargo.



Ella rió y todo caos dentro de él perdió fuerza hasta dejar de atormentarlo.



—Soy Choi Hyo-Ri —la chica sonrió con más ánimos en su dirección y el corazón de Jin-Woo comenzó a latir con más fuerza —, estoy en la clase 3-B. Y quizás suene tonto preguntarte esto, pero ¿realmente puedes tomar ese café? Soy cliente regular y puedo confirmar que no es para cualquiera.



—Me mantuvo despierto hasta ahora — "y pude encontrarte" él no lo dijo, pero Jin-Woo levantó las comisuras de sus labios en una diminuta sonrisa y, por primera vez en su vida, disfrutó de su bebida. Revelando un poco de presunción en un encogimiento de hombros cuando Hyo-Ri le miró con asombro. —, ah, soy Sung Jin-Woo y estoy en la clase 3-A.



—¡Un gusto poder conocerte al fin! —reveló una sonrisa entusiasta que hizo feliz a Jin-Woo ante de darse cuenta de sus palabras —Ah, soy la nueva ayudante en el club y sólo me faltabas tú —explicó la chica casi con una prisa que le resultó divertida antes de acercarse un poco más a él y mirarlo con destellos de picardía brillando en sus ojos verdes —. Por suerte, soy cliente regular aquí y pude conocerte antes de lo previsto.



Jin-Woo también sintió que la suerte estaba de su lado.



























Y ese fue el día que Sung Jin-Woo comenzó a vivir gracias su amada Hyo-Ri que llegó como un rayito de sol a iluminar su alma.

...también ganó cierta preferencia por la lluvia, el café y la música.

también ganó cierta preferencia por la lluvia, el café y la música

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—¿Ashborn?



El hombre con armadura de oscuridad detuvo su andar mientras su corazón previamente de adorno cobró vida al latir con emoción ante la presencia de aquel gentil rayo de luz que le había iluminado en sus peores momentos.



—Su majestad —se inclinó en una respetuosa reverencia que no hizo nada para disimular su enorme tamaño, su sombra se agitó en busca de liberarse y mostrar su respeto por la reina, pero él sabía que eso sería contraproducente —, es un honor poder volver a estar en su presencia.



La mujer rió con un tono dulce y el hombre sintió que todas sus pesadas cargas desaparecían, estando agradecido de poder seguir vivo para escuchar aquella voz que le traía un consuelo infinito. Realmente, su señor es el más afortunado de todos.



—Tengo que admitir que tu presencia me hace muy feliz —contó la Reina en voz baja para el absoluto deleite de Ashborn —y sería mucho más feliz si vinieses a verme más seguido.



Estando agradecido por su interminable práctica para controlar las reacciones de su cuerpo, Ashborn prometió en voz baja volver más a menudo.



Su señor era muy afortunado.





























...pero eso duraría poco, porque todo estaba destinado a terminar ardiendo. La Reina se encargaría de acabar con todos y todo, nadie se salvaría de su ardiente furia... ni siquiera ella.



Ashborn deseaba ayudarla, pero sabía que no lo tenía permitido.

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2023 ⏰

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