Familia

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La enfermería se queda en silencio cuando Hans se va. Cale navega por la enfermería con facilidad, ya que está familiarizado con la sala. Se limpia la cara en el lavabo y se limpia toda la sangre y la suciedad. Luego, abre el cajón con los uniformes de repuesto de los estudiantes. Una vez más, solo hay uniformes de talla grande.

Cale suspira. Debería hablar con Han para que le consiga uniformes de su talla.

Se quita el uniforme sucio y manchado y lo tira a un rincón. Tiene un moratón en el pecho, pero aparte de eso, parece que estará bien. Se pone un uniforme limpio y bosteza con fuerza mientras se abrocha la camisa. Le duelen los pies de tanto caminar, así que decide meterse en la mullida cama de la enfermería para echarse una siesta.

Sin embargo, antes de poder hacerlo, hay algo más que debe solucionar.

Los dos gatos están maullando suavemente a un bebé dragón que llora acurrucado en el suelo. Ya no es invisible, y tiene las patas apretadas contra la cara. Las lágrimas siguen cayendo al suelo.

Estar tirado en el frío suelo no es bueno para un niño, así que Cale coge al dragón en brazos y lo lleva con él a la cama. Los gatos le siguen, saltando ágilmente sobre la cama. Tres pares de ojos observan al niño que moquea.

Tras dudar un momento, Cale empieza a acariciar la cabeza redonda y temblorosa.

"¿Por qué lloras?"

¿Estaba el dragón negro asustado por el gran jabalí? ¿Se asustó al ver la sangre?

"Tú..." El dragón gime. "Tú... no me quieres".

Cale parpadea sorprendido. ¿Qué? Su mano deja de acariciar al dragón, pero el llanto del dragón empieza a crecer en intensidad. Los gatos maúllan con ansiedad y empiezan a acariciar el lomo del dragón con sus patas, y al verlo, Cale empieza a hacerlo también con urgencia.

"No llores. ¿Qué...?"

Antes de que Cale pueda pedir una aclaración, el dragón de cuatro años empieza a gritar: "¡Casi te mueres! ¡No puedes morir! ¡No quiero estar solo, yo, yo-! WAHH!"

Aunque Cale no es una buena persona, tampoco es tan terrible como para no sentirse mal si un niño pequeño llora por su culpa. Abraza con fuerza al dragón que llora y suspira. "¿No te lo he dicho? No voy a morir. Estoy totalmente bien".

Los gritos del dragón se amortiguan ahora, ya que su cara llorosa se aprieta contra el pecho de Cale. "¡Pero, sangre! ¡Sangre! Si mueres, destruiré este mundo".

¿Qué clase de amenazas aterradoras estaba haciendo un niño de cuatro años?

"No, no, no todo es sangre".

Cale contempla la posibilidad de dejar al dragón en la cama para poder coger su uniforme manchado, pero decide no hacerlo. El dragón se aferra fuertemente a él como un bebé mono que teme perder a su madre. Manteniendo al dragón en sus brazos, Cale se baja de la cama, se pone en cuclillas ante su pila de ropa y saca la camisa. Los gatos le siguen, maullando mientras sus ojos observan con preocupación al dragón que llora.

"Huélelo si no me crees".

"..." El dragón negro sigue llorando, pero es bastante obediente. Gira la cabeza hacia el uniforme agarrado en la mano de Cale y luego parpadea. "... Huele a dulce".

Hans ha añadido el edulcorante en los paquetes de sangre falsa tras las quejas anteriores de Cale de que los paquetes de sangre falsa eran demasiado amargos, pero Cale no ha llegado a probar los nuevos por sí mismo.

"Sí, es sangre falsa", explica Cale, dejando caer el uniforme para poder limpiar las lágrimas del dragón. Una vez explicado esto, es hora de volver a tumbarse, así que vuelve a la cama. "No esperaba que reventara. Hah... me ha estado trayendo problemas, ¿debería dejar de usarlos?"

0% Amor (0% Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora