Kayn suspiró luego de ver el mismo arbol seco por quinta vez en quién sabe cuanto tiempo, quizás algunas horas luego de haberse adentrado en aquel bosque y perderse. En estos momentos no estaba contando con Rhaast, su guadaña parlanchina e irritante, tampoco con el Maestro Zed, el cuál se había quedado junto a la orden entrenando a algunos reclutas, ni siquiera con alguien ya entrenado o algo parecido de la misma orden, lo único que estaba trayendo encima era un simple cuchillo para recolectar algunas plantas venenosas que su maestro le había pedido con anterioridad, además de un pequeño bolso para dejar la flora que conseguiría en algún punto. Pensando así, a su opinión, hubiera sido divertido el hecho de encontrar las plantas requeridas y "cosecharlas" usando a Rhaast, burlandose de él hasta la muertes mientras que el Darkin le reclamaba sin poder hacer absolutamente nada.
Vío hacía arriba, encontrandose con algunas ramas del bosque y el cielo tornandose más anaranjado cada vez. Casi era de noche y aún seguía totalmente perdido en aquel bosque, al menos ya no estaba viendo aquel estupido arbol seco de antes , el lado malo de todo eso era que probablemente se estaba alejando aún más de su lugar de partida y la noche ya estaba haciendo acto de presencia, momento en donde el viento era mucho más frio que en el día y aún no tenía alguna idea de donde estaba parado. Se reprochó mentalmente por no haber traido algo para guiarse por el frondoso bosque y luego volver sin ningún problema, o también se hubiera traido algo más para poder así pasar la noche sin morirse de hipotermia y poder comer algo. Aunque fue mucho más ingenuo gracias a que había pensando que solo iba a demorar unas pocas horas y que las flores que buscaba serían encontradas cerca de donde había entrado en la mañana. Ja, fue alguien bastante incrédulo.
Los minutos pasaban sin ninguna piedad y, por un milagro, sus orbes se habían fijado en ciertas plantas en concreto, justo las que le había pedido su maestro Zed. Contento y aliviado ya que no tendría que volver con las manos vacias y no decepcionaria a su maestro, se acercó con cuidado a la zona agradeciendo lo poco que quedaba de la luz del día, si se hacía de noche muy probablemente no hubiera encontrado la flora venenosa. El recuerdo del maestro Zed diciendole que las plantas solamente le harían daño si se ingerian o si se mezclaba con algún otro líquido para así aspirar el aroma, pero si la tomaban con la mano solamente no pasaría nada paso por su mente. Sin ningún problema comenzó a sacar las plantas de raíz con la ayuda del cuchillo y luego las guardo con cuidado en aquel bolso que llevaba encima.
Después de recolectar la cantidad que le habían pedido y guardarla, se puso en marcha hacía la orden. Lamentablemente la noche ya se había hecho presente hace unos cuantos minutos y la tenue luz de la luna apenas le ayudaba a poder distinguir algún camino inventado por el para adivinar a donde tendría que ir. Deseaba salir del bosque aunque no fuese en la orden, necesitaba un refugio y pronto, la temperatura había bajado de forma bastante peligrosa. Su paso era apresurado y cuidadoso, su vista se esforzaba por distinguir lo que estaba por delante de él, los árboles eran grandes y espesos logrando así que la luz natural de la luna apenas iluminara.
Al cabo de un tiempo, en donde su cuerpo prácticamente estaba completamente frío pero no congelado, se detuvo gracias a que la luz de un tenue fuego frente a él a unos metros más alejado y pasando por las hojas de los árboles. ¿Quizás había llegado y no se había dado cuenta de este hecho? ¿Acaso el maestro Zed había ordenado a una búsqueda y era alguien de la orden? Ojalá fuera aquello ya que estaba ligeramente desprotegido con respecto al armamento, aún con un simple cuchillo podría defenderse gracias al entrenamiento que obtuvo. Eso si, si lo veía de otro punto de vista podría llegar a impresionar a su maestro con sus innatas habilidades. Asintió para si mismo y esbozó una ligera sonrisa astuta, felicitandose a sí mismo por aquel pensamiento.
Se comenzó a acercar a un paso lento y con cuidado, debía ser alguien cauteloso con su presencia y sonidos para así poder hacer un ataque sorpresa. Paso a paso, aún en la oscuridad y con poca capacidad de visión podía ser alguien escurridizo y podía evitar pisar o tocar algo que pueda llegar a delatarlo. No decepcionaria a su maestro por nada en el mundo, aunque este mismo no este aquí para apreciar su talento. Respiración suave y cordinads como el frío viento de la noche, manteniendo su pulso tranquilo y con todos sus sentidos alerta. Un asesino estaba por hacer un ataque.
ESTÁS LEYENDO
Un encuentro inesperado [Shen X Kayn]
أدب الهواةKayn, luego de adentrarse y perderse en el bosque, se encuentra con cierto personaje que nunca pensó. Ahora tendrá que esperar a que se distraiga para huir.