Epílogo

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Park Jimin mira el reloj en su teléfono celular. Las cuatro de la tarde con cinco minutos. Para ser un 3 de Enero, es ciertamente extraño lo solitaria que luce la ciudad de Busan, pero no quería quedarse nuevamente en casa para escuchar los villancicos de su abuela, ni tampoco quería ayudar a su madre a preparar el almuerzo. No este día. El aire luce claro y unos pequeños y diáfanos rayos de luz, le acarician la piel. Al despertarse por la mañana, lo primero que se le había pasado por la cabeza a Park, era comenzar a cumplir sus propósitos de Año Nuevo, aún sabiendo que no cumplirá ni la mitad al cabo del siguiente Diciembre, pero tenerlo en cuenta ya es ganancia. El primer punto en su lista es comenzar a hacer ejercicio. La siguiente semana podrá iniciar con ello. El segundo es visitar nuevos lugares en la misma Busan. A medida que los años pasan, sus propósitos se vuelven más simples y fútiles, o quizá es lo que Jimin piensa. El rubio baja del autobús y le agradece al conductor, aún cuando este ni siquiera se molesta por mirarle de vuelta. "Ojalá tenga un buen día", piensa. Camina lo suficiente y mira la entrada al templo budista del que su abuela materna había hablado en Navidad. Jamás lo había visitado y para rendirle cuentas a sus propósitos de Año Nuevo, ahí estaba. Abrigado, con frío y asombrado. Solo.

Park se dirige al recinto con cierto titubeo en las piernas. Jimin había comenzado a aprender a convivir consigo mismo desde muy pequeño, probablemente desde que tenía los siete. A Jimin le gusta la soledad, pero no todo el tiempo. Lo primero que ve es una lánguida estatua de Buda. Le mira con impasibilidad. Había escuchado, por boca de su abuela, que lo especial de Beomeosa era que al pedir un deseo, por la noche estaría cumplido. A Jimin le avergüenza aceptar que cree en algo como eso, pero lo hace. Dejar de estar solo. El joven se queda mirando un rato un Buda aún más enorme. Con el cuerpo dorado y aquella expresión que siempre le ha parecido perturbadora. Nadie hay a su alrededor, si por nadie puede referirse a aquella pequeña familia de tres que anda como si les hubiera decepcionado el lugar y aquel joven que mira una fuente atestada en monedas. Muchos quieren sus sueños cumplirse. Él le mira y Jimin se queda rígido. Hacía mucho que no veía un par de ojos así. O probablemente nunca había visto unos así. El rubio desciende por las escaleras angostas que lo alejan de aquel muchacho. Pero vuelve a pensar en él, en sus ojos, en la chaqueta que lleva encima, en las pequeñas manos. El viento le sopla a través de los largos cabellos color azabache, lleva una cazadora amplia, pero a pesar de ello, parece aún tener frío. Pantalones holgados y bastante cómodos, anteojos y una cámara fotográfica en las manos. Jimin baja los ojos al suelo. Le envuelve el ruido de un par de aves y del agua goteando en la fuente. Después de descender un poco más, cae en cuenta de que no puede irse. No sin antes mirar esos ojos de nuevo. Jimin no lo piensa demasiado porque no puede dejar de sentirse atraído hacia él.

Jimin se acerca a aquel joven que toma una cámara fotográfica entre las manos, retratando la soledad del templo y sacando humo de la boca cada vez que exhala. Jimin no sabe de modelos de cámaras, pero por el aspecto, debió haberle costado una fortuna. Un joven delgado, de cabellos negros y con dos lunares sobre el ojo izquierdo. ¿Cuál podría ser su nombre? Aquel joven parece conocer el lugar y aunque Jimin titubearía en demasía en otras circunstancias, se adelanta sin pensarlo para tenerlo cerca. El otro se queda observándolo discretamente hasta que su lejanía se acorta a menos de un metro de distancia.

- ¿Por qué parece como si estuviésemos en China? - el más alto sonríe y aunque se siente desconcertado, se aclara la garganta antes de hablar.

- El budismo se propagó por el territorio asiático, llegó a China cerca del 150 y ésta tuvo demasiada influencia en otros países, principalmente Corea y Japón. Entonces el budismo llegó aquí por influencia china. Por eso sientes que estás en otra región - exclama Jaebeom sintiéndose ciertamente orgulloso, sin aceptar que todo lo ha sabido por sus clases en la universidad - Es uno de los templos más importantes del Avatamsaka.

Golden fishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora