Y todo es culpa de Noche de Brujas

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Kakashi se asoma discretamente, levantando la la cortina con una sola mano antes de abrir el sharingan y observar hacia el pasillo.

Hay oscuridad hacia la izquierda y hay oscuridad a la derecha, pero además del cielo nocturno y la luz pálida de la luna de octubre no hay absolutamente nada más.

— Está vacío — Kakashi dice y se aleja de la ventana, mirando el bulto tembloroso que se esconde debajo de su cobija de shuriken como lo haría alguno de sus perros.

— ¿E-Estás seguro de eso, Kakashi? — Gai asoma el rostro, levantando solo una esquina de la cobija y mirando hacia él, temblando más cuando el aire del pasillo agita la ventana y lo deja ver el temible exterior.

— Por supuesto que sí, Gai — Kakashi tuerce los ojos, negando un par de veces antes de recargarse en la pared y cerrar la cortina de nuevo, asegurando el vidrio para que ninguna ventisca y ningún monstruo pueda pasar por ahí — Además, los fantasmas ni siquiera existen.

Gai se tensa y asoma toda la cabeza por debajo de la colcha infantil, mirando a Kakashi con toda la seguridad sobre las tonterías que dice.

Kakashi había planeado descansar esta noche de Halloween, tal vez, entrenando él solo en su habitación o tal vez lavándose la sangre de Rin y pensando en las cosas que no se merecía y a las que no tenía derecho.

Y también había estado esforzándose en olvidar la sugerencia de Minato-sensei sobre disfrazarse y salir a pedir dulces como los otros chicos de su generación como si Kakashi fuera un niño pequeño. Él ya tiene trece años, es un shinobi de verdad, y además es un jounin respetado en Konoha y definitivamente no va a hacer alguna tontería como esa cuando su único pasatiempo debería ser pedir perdón a Obito y Rin por no haber sido un mejor compañero y amigo.

Solo que Gai no había considerado sus planes y había tocado su puerta hace un par de minutos, gritando algo loco sobre ser perseguido por fantasmas antes de correr a la habitación de Kakashi y esconderse debajo de su cobija.

— ¡Kakashi, te juro que estoy diciendo la verdad! ¡Los fantasmas me persiguieron todo el camino cuando estaba yendo a la casa de Asuma! — Gai señala la ventana con mucho horror y luego vuelve a esconder la cabeza debajo de su colcha, luciendo como una tortuga enorme que definitivamente no tenía invitación para estar aquí.

— Mnh, en ese caso, ¿por qué no fuiste a esconderte con Asuma?

Gai chasquea debajo de la sábana y aprieta más sus manos, haciéndose aún más pequeño cuando parece recordar la terrible experiencia a la que afortunadamente ha sobrevivido.

— Lamentablemente he sido traicionado por él y por Kurenai, ¡ellos estaban dispuestos a salir a pedir dulces y arrastrarme con ellos a pesar de que afuera debe estar repleto de fantasmas y monstruos!

La voz de Gai se amortigua un poco por todas las cobijas, pero Kakashi todavía lo escucha claro y fuerte taladrando sus oídos y frunce el ceño, mirando de nuevo hacia la cortina.

— Gai, ninguna de esas cosas existe.

Gai gimotea debajo de la cobija, y Kakashi se encoge de hombros y camina hacia el enorme bulto a mitad de su cama como si fuera una protuberancia no deseada de su colchón.

— Además, eres un chunnin, Gai, ¿por qué le tendrías miedo a un tonto monstruo?

Gai vuelve a asomar la cabeza y casi parece dispuesto a salir de su escondite, solo que aparentemente las cobijas de Kakashi repelen a todos los monstruos y solo asoma su cabeza como si realmente tuviera un caparazón.

— Es absolutamente diferente, Rival — Gai apunta, gimoteando y sorbiendo sus mocos — ¡He logrado volverme chunnin gracias al resultado de mi esfuerzo! Pero... pero... ¡el taijutsu no funciona con fantasmas, Kakashi! ¡Soy completamente vulnerable a sus mágicos poderes!

Y todo es culpa de Noche de BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora