Malas influencias 2/2

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El labio de la niña tembló y sus ojos se llenaron de lágrimas. Corrió automáticamente al instituto. Las tres muchachas se divirtieron mucho con la reacción de Lucero y no dudaron en reírse, pero Ana no lo hizo. Sabía que estaba equivocada y por eso debía disculparse.

-Vamos.-Ánimo a abandonar el lugar Clare.-Tenemos cosas que hacer.

La pelinegra sintió que se le oprimía el pecho, pero siguió el camino de las tres jóvenes.
Un lugar no lejos del campo, pero lo suficientemente lejos como para que nadie los viera allí, decidieron quedarse, las manos de la pelinegra sudaban de sus nervios, dejándolos ver incluso su estado en las acciones de su cuerpo.

—¿Puedes calmarte?–Regañó Regina.—Sólo nos quedaremos un rato.

La castaña y la pelirroja sacaron algo del bolsillo de sus vestidos, inmediatamente lo reconoció como una caja de fósforos y una cajetilla de cigarrillos, supo muy bien lo que era, ya que la señora Castro a veces fumaba y lo dejaba sobre la mesa. La castaña repartió un cigarro para  cada una mientras la pelirroja los encendía uno por uno al momento de prender el de Ana no sabía que hacer, nunca había fumado y dudaba en hacerlo, por lo que se lo quitó de la boca.

—Yo no sé hacerlo.—Admitió.

—No seas chillona, no es difícil.

Valentina puso el cigarrillo entre los labios contrarios y lo encendió. La niña absorbió el humo, o lo intentó, con la ayuda de la rápida explicación de las tres jóvenes, logrando sentir un calor en la garganta seguido de picazón, terminó tirando el cigarro tosiendo porque también se había atragantado mientras las otras tres se reían de su inexperiencia.

—¡No es gracioso!—Dijo molesta.—Es asqueroso.

—Ay ana.—La rubia no dejaba de reír.—Que chillona.

Después de ese intento fallido de fumar, se sentaron a mirar el agua del río, estaba tranquila y a la menor le gustaba, le recordaba los días de campo que hacía con la doña y Verónica y luego llegar a casa y cocinar juntos. Extraña éso.

—¿Ya haz tenido tu primera vez?–Preguntó la castaña.

Las tres observaban a la menor, quién tenía la confusión pintada en su rostro.

—¿Primera vez?

Clare viro los ojos.

—Si ya te acostaste con alguien.—Explicó.

Todavía no entendía por qué sería importante acostarse con alguien. Valentina, asombrada de que la niña no entendiera o se hiciera la tonta, decidió ser directa.

—¿Tuviste sexo alguna vez?–Indagó mirándola directa y solamente a ella.

Sus mejillas se pusieron rojas y el nerviosismo se apoderó de su voz por completo, pidiéndoles que cambiaran de tema ya que al final no parecía una buena conversación, luego de recibir las burlas, las chicas hablaron de otra cosa ella decidió no hablar demasiado sobre el nuevo tema.

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—Ana deja de toser.—La regañó la pelirroja.

La más pequeña sentía que le faltaba el aire y su garganta necesitaba una botella de agua.

Ya era la hora del almuerzo y las jóvenes acababan de regresar al instituto en secreto y sin ningún problema, ya que al parecer todas sus compañeras estaban en el comedor. Parecía que iban a salirse con la suya, el trío de idiotas estaba seguro de ello hasta que pasaron junto al despacho de la señora Beltrán y se dieron cuenta de que su ausencia y su llegada no pasaron desapercibidas.

Solo quiero ser amadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora