Vacío

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Calma y silencio... Olvidado y alejado... Un pueblo abandonado... Así normalmente se describe a...

~Bocasucia~

Un pueblo alejado del resto del reino, un pueblo misterioso y calmado dónde el más ligero ruido se podía escuchar con claridad, aquel pueblo solo tenía algunas pocas casas que aún estaban en uso y entre esas casas estaba una alejada del pueblo abajo de una de las entradas a la ya olvidada Cumbre De Cristal y su único habitante era alguien muy.... Peculiar

"Uh?..." -Una extraña sensación saco de su plácido sueño al Confesor JiJi- "Buah..." -Dio un gran bostezo mientras abría los ojos, esperando encontrar ante ella a aquel peculiar ser, pero se sorprendió al notar que no había nadie, es más, se dió cuenta que nadie había entrado a su casa desde hace mucho tiempo- "Uh... Que extraño... Siento como si el estuviera aquí... Es más... Puedo sentirlo... Puedo sentir sus remordimientos... Bueno... No importa, veré si aún me quedan de esos manjares" -Ignorando aquella sensación empezó a buscar algún Huevo Podrido, sin haber notado que una grieta se había abierto en el techo, una grieta oscura que soltaba ligeras gotas de un líquido negro-









Mientras tanto... En el hogar de las mas terribles pesadillas de cualquier insecto, en lo profundo de aquel nido de telarañas...

~Nido Profundo~

Entre toda aquella oscuridad había un insecto bastante peculiar... Un insecto que trabajaba sin parar, sin tomarse un descanso, que creaba máscaras sin detenerse un momento hasta que...

"Oh..." -Aquel insecto de múltiples extremidades por primera vez en mucho tiempo detuvo su trabajo y bajo sus instrumentos- "Parece ser que el momento llegó" -Dijo con calma mientras veía una grieta abrirse en su techo la cual dejaba caer el líquido negro sobre la máscara que aquel insecto estaba creando- "Me hubiera gustado que avisarás un poco antes..." -Suspira pesadamente mientras con uno de sus brazos agarra algunas bolsas hechas con seda de arañas- "Pero bueno, me alegra serle de ayuda mi señor" -Mira la grieta del techo y acerca su mano para recolectar algo de ese líquido negro- "Yo me encargaré de darle una máscara a todos"

~Cruces Abandonados~

El inicio y el fin... Un lugar peculiar... Un lugar que la infección arrasó... Solo quedaban los restos de lo que fue... Cáscaras vacías de los insectos que tuvieron el desgraciado honor de ser deformados por la infección y que ahora solo son nidos para los Tiktik o las Vengamoscas... Pero este lugar abandonado aún tenía a un habitante inteligente

"No los entiendo" -Dijo aquel viejo chamán mientras veía a un par de Tiktiks caminando alrededor suyos- "Cómo es posible que entre todos los insectos que sobrevivieron a la infección..." -Con su bastón toca a los de los Tiktiks- "Toda su especie conformen el 30%?"

El Tiktik apenas fue tocado se tiró de espaldas y dejo de moverse, haciéndose el muerto

"Bueno... Cómo sea, lo bueno es que ustedes son tiernos así que no me molesta tanto su presencia" -Nota que el otro Tiktik se subió a su cabeza- "Ustedes podrán aprender a manejar el alma?" -Se puso a pensar en como enseñarle a los Tiktiks a usar el poder del Alma, pero sus pensamientos fueron interrumpidos al notar que un líquido negro cayó sobre su bastón- "Uh? Que curioso" -Un poco extrañado miro hacia arriba, solo para ver una gran grieta oscura que estaba escurriendo aquel líquido negro- "Creo que eso no estaba antes o si?" -Miro al Tiktik, el cuál estaba haciéndose el muerto al igual que su compañero- "Lo tomaré como un no"





"Ya sabes cuál es tu deber..."

"Ya sabemos cuál es nuestro deber..."

~Cuenca Antigua~

"A-Ah..." -Aquel pobre centinela cayó al suelo gravemente herido, poco a poco su mirada empezó a nublarse, miro a un lado suyo solo para encontrarse con el cadáver sin vida de su compañero- "F-Fue un h-honor ser tu compañero..." -Dijo con una leve sonrisa antes de dirigir su mirada hacia su atacante- "Espero q-que tengas buenas i-intenciones..." -Dijo con sus últimas fuerzas antes de dar su último respiro-

Lo último que escucho aquel centinela fue aquella extraña melodía que provenía de su atacante... Una melodía extraña pero tranquilizadora...

Cómo una aguja y un aguijón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora