AU/ Aemond es herido en la guerra y vuelve en el tiempo para arreglarlo todo. Ahora deberá casarse con alguién a quien odia, sólo para mantener la paz en el reino.
Fanfic: Aemond x Lucerys.
Aegon x Jacerys.
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—¡Lucerys Targaryen! —La voz de Aemond hizo que Lucerys despertara de su ensoñación, había una amenaza implícita en su voz, un siniestro toque que reconocía perfectamente. Lucerys miró a su alrededor, completamente abrumado, no sabía donde estaba, pero debía ser el infierno, porque había muerto en la espalda de Arrax, Aemond lo había matado.
Confundido miró a los alrededores, estaba en el bosque, el bosque de la academia que había sido quemado años atrás. Lo reconoció por los arboles, había pasado mucho tiempo ahí, jugando con su hermano, escondiéndose cuando quería estar sólo y recorriéndolo durante la caza anual del ciervo blanco. Nunca nadie había encontrado uno, pero eso no quería decir que dejaran de intentar.
—Aquí estás, cobarde —La sonrisa en los labios de Aemond parecía satisfecha, sin embargo, no fue eso lo que llamó su atención. El hombre no era un hombre, era un adolescente cuyo ojo aún no había sido arrancado.
Lucerys tuvo una sensación de irrealidad ¿Qué estaba haciendo en ese bosque? ¿Por qué Aemond se veía diez años más joven? Sin querer dio un paso atrás, tenía ganas de vomitar, pero no podía quitar los ojos de Aemond, cuya sonrisa desapareció en el instante en el que se lanzó por él.
Por instinto Lucerys se defendió, el Aemond que tenía de frente era mucho más inexperto, más impulsivo, pero también era considerablemente más grande que él. Se dio cuenta entonces que su cuerpo era pequeño, como el de un niño de diez años, mientras que Aemond parecía rondar los catorce.
Superado en tamaño y fuerza, con un físico que no estaba apto para realizar las técnicas que conocía, se echó a correr a través del bosque, huyendo tan rápido cómo pudo. Sus piernas eran cortar, pero era ligero y se movía con mucha rapidez. Los árboles en esa parte del bosque eran enormes, estaba oscuro porque las ramas cubrían el sol.
A pesar de todo, Aemond lo alcanzó, tirando de su capa haciendo que se cayera al suelo. El chico lo apuntó con la espada, su expresión, que siempre parecía llena de sufrimiento y desasosiego, había cambiado para transformarse en una mueca desfigurada por la ira y el rencor.
Entonces apareció Jacaerys, él siempre llegaba a su rescate, siempre, justo a tiempo para salvarlo. Jace saltó sobre Aemond y lo tumbó en el suelo, comenzando una lucha en la que llevaba las de perder, propinando golpes y patadas que no necesariamente eran eficaces contra un chico con más fuerza y experiencia.
Entonces reconoció ese momento, Lucerys tenía la nariz sangrante, escurriendo copiosamente. Sus ojos se movieron a su cinturón, donde tenía colgada una daga demasiado grande para un niño de su edad. Lucerys tomó el mango, lo apretó con fuerza y guiado por la adrenalina blandió la daga.
El dolor lacerante lo despertó, Aemond se sostuvo el rostro intentando detener la hemorragia ¿En donde estaba? Su último recuerdo lo llevó al pasado, donde se dejó morir, incinerado por una estrella, ahora se encontraba en uno de los escenarios más vívidos que pudiese imaginar, el día en que el príncipe Lucerys lo dejó tuerto.