"Hades era un hombre atractivo, alto y de pelo negro medio largo, utilizando túnicas viejas que cubren la mayoría de su cuerpo, de esposa tenía a la hermosa Perséfone de cabello rojo y ojos verdes como la primavera, con vestidos que muestran más su belleza como una diosa."
Solo y enojado consigo, un dios del inframundo miraba el hermoso árbol álamo blanco en los Campos Elíseos, que había crecido en su infértil paraíso lleno de gritos y dolor. Y que había crecido tras la muerte de su amada.
Leuce era una ninfa que el mismo Dios de la muerte secuestró y la mantuvo como esposa durante varios años hasta que ella murió debido a su avanzada edad. A pesar des forma en que comenzó todo, ambos se amaban y Leuce murió en los brazos del dios del inframundo, y con las miradas de odio de su actual esposa, sin poder hablar por el dolor en su pecho, solamente acarició la mejilla del que era su hombre. Al cual amó hasta el final de sus días
Ahora el mundo era solitario para él dios, ahora estaba casado con la diosa de la primavera, Perséfone pero nunca olvidaría los momentos con aquella ninfa, la primera que no le juzgó por su estatus de dios y le amó incondicionalmente hasta el último aliento, donde a pesar de que el la engañó con aquella diosa, jamás lo dejó. Ahora que ella no estaba a su lado se sentía como un imbécil por haberla cambiado, aunque eso ahora ya no importaba porque ella se fue para siempre para no olvidarlo jamás la convirtió en un árbol dónde los mortales siempre la recordarán tal como él lo hacía a diario.
— Hades, rey del inframundo y mi esposo.. — Habló la diosa de la primavera con clara molestia en su tono de voz — Llorando por una ninfa cualquiera, olvidando que tiene de esposa a una diosa..
A pesar de las claras quejas de su esposa no la quiso mirar a los ojos, su mirar estaba en el arbol que habia nacido ante la muerte de su adorada chica. Pasaron las horas y Perséfone se había retirado pues había empezado la época primaveral, donde volvería junto a su madre, dejando a su marido a un lado y aún llorando la pérdida de un ser querido.
Pasó un día entero aun en luto por la ninfa, pero algo lo había sacado de su eterno luto, una pequeña voz chillona que sonaba en las orillas del río cocito, alejándose del árbol fue a donde provenía el lugar y sus ojos se centraron en una niña de hermosa tez blanca y vestida en harapos blancos para ocultar su cuerpo, cabello largo y lacio de color negro como el cielo nocturno y su mirar lleno de inocencia, donde el iris de sus ojos era de color rojo como la sangre y sus pupilas eran afiladas como los de un gato. Ella era Menthe.
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Hades y Menthe; La Ninfa Del Río Cocito
Short StoryDespués de la muerte de Leuce, Hades está devastado, pero pronto encuentra una esperanza en su vida cuándo vio a una pequeña ninfa emerger de las aguas del río cocito, ella apenas era una niña y necesitaba ser cuidada, ese cuidador iba a ser Hades...