❁ཻུ۪۪Capítulo 42~お願いします

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Con pesadez, Jungkook abrió sus párpados, enfocando su mirada en la habitación solitaria en la que se encontraba. Un sentimiento de abandono lo invadió al creer que su vampiro escapó de él cuando perdió el conocimiento.

Sin embargo, dichos pensamientos crueles se desvanecieron al ver al peligris ingresar con sigilo. El susodicho portaba una bandeja llena de comida y lo que parecía ser la pócima que sus hyungs preparaban para sus celos.

Cierto, él estaba en su estado de calor. Y había vivido cosas que solo imaginó en sus fantasías. Su mente rememorando la inolvidable imagen de los labios rojizos del mayor rodeando su miembro. Tomando toda su esencia como si se tratara del más delicioso elixir que tuvo el gusto de probar.

Fue fascinante.

Sus mejillas se colorearon de un rojo intenso y por inercia sus ojos bajaron hasta escanearse a sí mismo. Estaba completamente limpio y con un nuevo pijama.

El peligris lo había limpiado, qué vergüenza.

Pero dejando eso de lado, ¿Qué rayos le había pasado como para quedarse dormido?

—Listo—el vampiro suspiró, creyendo que consiguió escabullirse a la habitación sin despertar al azabache en el proceso. No obstante, cuando levantó su cabeza se encontró con esos orbes chocolate detallándolo de arriba hacia abajo—. Jungkookie, estás despierto.

Por todos los murciélagos, Taehyung celebró su victoria antes de tiempo. Tragó duro y se obligó a no parecer más ansioso después del momento íntimo que compartieron horas atrás.

Era obvio que los síntomas del celo disminuyeron considerablemente, pues ese tierno sonrojo que encendía las mejillas ajenas, junto a esa expresión cohibida demostraban que la confianza y dominancia que el lobo interno de Jeon le había otorgado, desaparecieron porque ya no se encontraba tan a la superficie.

Despojándolo de la valentía que tuvo para dejarse llevar por la pasión.

—Sí, pensé que te habías ido.

—Lo hice, pero no por algo malo, cariño—lo tranquilizó, acercándose lo más rápido que sus pies le permitieron—. Te traje comida para que recargues energías.

El estómago del lobo crujió, causando una divertida sonrisa en el peligris. La bandeja de madera que el mayor le ofreció, acomodándola en su regazo contenía un vaso de yogurt de fresa, fruta picada y unas tostadas con mantequilla y mermelada de mora. Un perfecto y delicioso desayuno.

Porque ahora que caía en cuenta, tal parecía que se durmió por más horas de la cuenta. La luz del sol apenas estaba colándose por las cortinas, mostrando que un nuevo día comenzaba. Luego de comer se daría el tiempo de buscar explicaciones coherentes para su extraña situación.

—Gracias, Tae.

—No es nada, Jungkookie. ¿Cómo te sientes?

Kim interrogó con la curiosidad desbordando en su voz, mientras tomaba asiento al otro lado del licántropo.

—Extrañamente bien, es decir, todavía siento el calor en mi vientre, pero estoy muy consciente y eso es extraño.

—Me alegra que mi mordida haya funcionado.

—¿T-Tu mordida?

Gracias a esa declaración los recuerdos de Taehyung clavando sus colmillos en su cuello se agolparon en su mente. La adrenalina que invadió cada milímetro de su cuerpo fue palpable por un instante, hasta que su mano se dirigió a dicho lugar, comprobando que la mordida estaba cubierta.

—Ya debe estar cicatrizando. No te preocupes por ella, me encargaré de limpiarla cada cierto tiempo, cariño.

—Está bien, aprecio el gesto.

Kaibutsu; JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora