Parte uno.

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Chan estiró los brazos sobre el tupido pasto en tanto contemplaba aquel atardecer. A esa hora, ya no había demasiada gente en el parque, por lo que podía ocupar el sitio que se le ocurriera y como más le complaciera. Cerró los ojos para concentrarse en su respiración, la cual volvió sonora al inspirar hondo; entonces, un conocido olor a tacabo inundó sus pulmones.

一¿Ya volviste? 一cuestionó sin siquiera abrir los ojos. Sabía perfectamente quién se le había acercado.

一No había demasiada variedad en la tienda de conveniencia. 一Felix se acomodó a su lado a una distancia poco prudente, como acostumbraba hacer一. Apenas conseguí cerveza. Necesitaba algo mucho más fuerte para sacarme el estrés del trabajo, maldita sea.

一Que mal. 一soltó Chan con absoluta calma. Tras abrir los ojos de nueva cuenta, se reincorporó hasta sentarse de igual forma que su amigo; con las rodillas flexionadas hasta utilizar las rodillas como almohada para el mentón. Felix le acercó una botella previamente abierta, la que Chan no tardó en degustar. Suspiró gustoso tras pasar el primer gran trago de la bebida amarga.

一Pero compré cuatro botellas. 一anunció Felix, mientras revolvía la bolsa de plástico en donde se encontraba su reciente adquisición.

一Dos para cada uno. Me parece justo.

一Tres para mí y una para ti. 一corrigió Felix, como sí nada.

Chan se encogió de hombros.

一De acuerdo.

Su amigo soltó una breve risotada y se llevó una mano al bolsillo trasero del pantalón.

一Puede que te ceda una botella si me acompañas con esto. 一le enseñó una pequeña bolsa de plástico y la agitó ligeramente en el aire.

Chan entrecerró la mirada.

一Son... ¿Cigarros?

一Unos especiales. 一Felix sonrió torcidamente en tanto extraía dos de aquellos palillos armados muy rústicamente.

El más alto de ambos rodó los ojos.

一Primero, me llevas al tabaquismo. Ahora, ¿Pretendes llevarme por el camino de las drogas? Hey, que mañana tengo que levantarme temprano para ir a trabajar.

El muchacho de ojos felinos se rió esta vez con muchas más ganas.

一La marihuana puede ser medicinal, ¿Sabes? 一le extendió uno de los cigarros y, tras guardar la bolsita nuevamente en el bolsillo y tener las manos libres al fin, activó el encendedor para prender el extremo del papel que envolvía la hierba一. Y no sé de qué te quejas. Siempre haces lo que te digo.

Chan miró el cielo, cada vez más oscuro al casi abrazar la noche y dejó escapar un suspiro prolongado a continuación.

一Ya pásame el encendedor.

manejado ━━ chanlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora