Parte cuatro.

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Aquella rutina se repetía bastante seguido; se drogaban hasta perder la consciencia y luego terminaban teniendo sexo desenfrenado. En ningún momento se habían planteado el porqué de los eventos sucedidos todos los fines de semana. Cada uno hacía sus respectivas cosas el resto de los días, aunque había varias tardes en las que se reunían a fumar marihuana. Su excusa era liberar la tensión de sus obligaciones, aunque nada explicaba el salvajismo que los dominaba cuando ingerían pastillas.

Eventualmente, cayeron en el uso de jeringas y heroína. La sensación de euforia era su favorita a la hora de clavarse agujas. Lo hacían en la casa de Chan casi todos los viernes por la noche, y el resto era predecible. Había una variedad inmensa de estupefacientes y condones en su pequeño refugio; les gustaba experimentar con todo. Sí bien nunca habían sido precisamente reservados entre ellos, no podían acostarse estando lúcidos.

一Mierda. 一Felix se echó para atrás hasta recostarse en el piso en tanto saboreaba la invasión de heroína. Inhaló hondo, mientras perdía la mirada en el techo por un largo rato一. Esto es el paraíso.

Chan se dejó caer a su lado para gozar su propia dosis y se echó a reír a carcajadas sin sentido alguno.

一¿O es el infierno?

一Puede que ambas cosas. 一el casi usurpador de ese departamento se sonrió para sí mismo y arqueó la espalda, extasiado一. Sea lo que sea, me sienta más que bien.

一Digo lo mismo. 一Chan se llevó una mano a la cabeza para echarse el cabello hacia atrás. No tardaría en sentir la boca reseca, pero para eso ya estaban equipados con botellas de agua gigantes. Dentro de su propio desastre, sabían tener su orden. Se dejaron perder en aquel mar de placer; ambos guardaron total silencio. De pronto, Chan sintió que su peso incrementaba y no era por el efecto de la heroína, sino porque Felix se le había subido encima. Chan sonrió de costado一. ¿Ya te sientes inspirado?

一Siempre lo estoy. 一replicó Felix, justo antes de trazar un camino imaginario de besos desde el pecho del más alto hasta su abdomen. Subió la camiseta ajena para así delinear su ombligo con el ápice de la lengua.

A Chan se le escapó un jadeo.

一¿Siempre? No te pones así sin drogas de por medio.

一Shh. 一Felix jaló los pantalones deportivos de Chan con entera parsimonia一. Arruinas el momento.

Chan llevó una mano a la cabeza ajena para atraerla contra su entrepierna. Cerró los ojos en tanto permitía que Felix hiciera lo que se le diera la gana. Sin embargo, las palabras anteriores resonaron en su cabeza como sí fueran campanadas.

一¿Por qué hacemos esto? 一soltó de pronto Chan. Era la primera vez que pronunciaba aquellas palabras que tenía atoradas en su garganta desde hacía tiempo.

Felix paró en seco y levantó la mirada bruscamente.

一¿A qué te refieres?

Chan pasó saliva en tanto intentaba organizar sus ideas dispersas en esos momentos.

一¿Por qué terminamos así? ¿Por qué...? ¿Por qué tenemos sexo cada vez que nos reunimos?

Felix se quedó mirándolo sin decir palabra alguna. Se llevó una mano a la nuca y se la rascó distraídamente.

一No lo sé. 一respondió sinceramente一. Sólo... Sólo me dan ganas y ya.

El más alto entrecerró la mirada.

一¿Sólo por eso? En ese caso, supongo que te coges a cualquiera con quien te metas mierda a la sangre, ¿Cierto? 一Chan no supo de dónde demonios había salido eso. Era una regla tácita el no reclamarle nada y él la estaba quebrantando.

A Felix, este detalle no se le escapó en lo absoluto.

一¿Qué carajos te importa sí lo hago o no? Ese no es tu puto asunto.

Por alguna razón, Chan se enfureció en serio.

一Oh, claro, porque sólo puedo acceder a tus ideas y ya. 一el más grande de los dos chasqueó la lengua, cada vez más reseca por los efectos de la heroína一. No te sirvo para nada más, ¿Cierto?

Como pudo, Felix se colocó de pie, abrió una de las botellas dispuestas en el suelo y bebió grandes sorbos de agua. Dejó el recipiente a un lado y se limpió la boca con el dorso de la diestra.

一Has pasado el bendito límite, Chan. Cierra la boca de una condenada vez.

一¿Límite? 一Chan se reincorporó para tomar una enorme cantidad de agua de la misma botella que el otro había abierto. Estaba sediento一. Tú me llevas por el camino de las adicciones, tú te instalas en mi casa y tú te me tiras encima siempre que tienes la oportunidad. ¿De qué límite me estás hablando?

Felix bufó molesto y escupió en la cara de Chan, el cual apenas llegó a cerrar los ojos para protegerlos del ataque.

一¡Nunca te quejaste de nada, maldita sea! ¡Eres un jodido manejado que no sabe decir que no!

Chan se ayudó de la mesa para tener apoyo al colocarse de pie y enfrentar al otro muchacho.

一Vete. 一soltó sin más con el rostro inexpresivo.

Felix lo miró atónito. Él nunca le había respondido de esa forma. Sin esperar demasiado, empujó con fuerza los hombros de Chan, el cual casi más cayó de espaldas al suelo. Felix tomó sus cosas y entre maldiciones y con un portazo, se largó de la casa ajena.

Chan se quedó mirando la puerta por unos eternos minutos, sin moverse siquiera. Entonces, se sentó de nueva cuenta en el suelo y se dedicó a prepararse una nueva dosis, que iría directo a sus venas.

manejado ━━ chanlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora