𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟑

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El pequeño pueblo comenzaba a desaparecer a su espalda.

Sus pasos eran un poco apresurados dado que, el sol comenzaba a descender y los caminos del bosque se hacían indescifrables bajo la negrura del bosque.

El cielo continuaba grisáceo, las nubes lluviosas reclamaban el cielo azulado. Las piedras y hojas secas ya comenzaban a sonar bajo sus pies y al frente ya se localizaba el pequeño río que era atravesado por un pequeño puente de piedra lisa y madera vieja. Éste indicaba la salida del pueblo y la entrada al profundo bosque. El sonido del agua corriendo ya llegaba a sus oídos.

Pudo visualizar dos niños salpicando agua el uno al otro mientras sonreían alegremente. La mitad de su cuerpo se encontraba sumergida en las aguas a punto de congelarse, pero a ellos no parecía importarle. JungKook continuó caminando hasta llegar al principio del pequeño puente, dio una última mirada hacia atrás y luego procedió a cruzarlo. La carcomida madera resonaba bajo sus zapatos.

—¡Oye, tú! —Escuchó una voz chillona que iba en su dirección. Giró su cuello y bajó la vista hacía las aguas. Uno de los niños lo miraba con atención. Tenía ojos verdes y cabello castaño rojizo.

JungKook frunció levemente el ceño y respondió.

—Eh... ¿Sí?

—¿Quieres venir a jugar con nosotros? —Le cuestionó con una sonrisa simpática.

—No, gracias. Tengo que visitar a mi abuelito al bosque. Tal vez otro día. —Respondió.

—¿Irás solo? —Interrumpió el otro niño. Sus ojos negros estaban muy abiertos, parecían asustados.

—Sí, ¿Por qué lo preguntas? —El pelirrojo arrugó la frente.

¿Por qué todos parecían temerle al bosque? No tenía nada de terrorífico, solo era un montón de pinos gigantescos con animales inofensivos y silvestres dentro de él. Nunca había observado algo que estuviera fuera de lo común. Eran puros cuentos inventados.

Los dos niños continuaban mirando estupefactos a JungKook. Habían abandonado su entretenido juego y ahora todo el ambiente tomaba un aspecto sombrío y silencioso. Sólo se oía como el agua corría y arrastraba piedras con él.

—¿No te han contado lo que pasa en el bosque? —Habló, luego de un tiempo, el niño de ojos verdes.

JungKook negó y frunció el ceño extrañado.

Los dos niños intercambiaron miradas y algunas palabras entre ellos. El ojiverde le susurró algo al oído y el contrario se alzó de hombros sin saber que hacer. Luego de un tiempo se volvieron hacía el chico de la capa roja.

—Un lobo anda merodeando por ese bosque. No es seguro que andes por ahí. —Advirtió con seriedad.

El pelirrojo bufó y sonrió divertido. No podía creer que esos niños también creyeran en esas estúpidas historias inventadas por sus padres para que no anduvieran a altas horas de la noche por el bosque u otro lugar fuera del pueblo. Era imposible que un lobo acechase por estos terrenos. Esas sólo eran leyendas inventadas, de esas que a su padre de profundos ojos grises le gustaba contarle a la hora de comer. Él sabia muy bien que los lobos no existían, por lo menos en ese bosque no.

—Tonterías. No hay ningún lobo ahí. —Dijo apuntando hacía el inmenso terreno cubierto de pinos altos y suelo sin florecillas, éstas habían muerto durante el otoño.

Un contundente trueno se hizo presente a lo lejos. Los tres niños dieron un respingón.

—Vaya, será mejor que regresemos a casa, MinSoo. —Murmuró con angustia el ojinegro.

𝐽𝑢𝑛𝑔𝐾𝑜𝑜𝑘 𝑦 𝑒𝑙 𝑔𝑟𝑎𝑛 𝑙𝑜𝒃𝑜 𝒇𝑒𝑟𝑜𝑧.¹  ╿𝑱𝒊𝑲𝒐𝒐𝒌╿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora