EL VIAJERO DEL TIEMPO - KTH&JJK

One: Caos

Busan.

01 de setiembre de 2004.

"Cierra la ventana, cariño" el pequeño niño se encoge cuando su madre desde el asiento de copiloto con un solo botón le sube la ventana y le sonríe por el espejo retrovisor, "te resfriaras"

El niño le frunce el ceño, con un puchero, observando a través de la ventana los árboles del camino totalmente pintados de ocre y un bello naranja.

Es otoño y eso sólo significa que su cumpleaños está cerca.

"Podemos pedir pastel de chocolate"

Bueno.

La mujer le sonríe a través del espejo mientras asiente y eso sólo lo hace cerrar los ojos con una sonrisa de felicidad.

Es su cumpleaños.

"¿Quieres cenar comida rápida?"

El niño abre demás los ojos.

"¿Está permitido hacer eso?" pregunta. "Ha papá no le gustan los postres ni la comida rápida para cenar, mamá"

Ella se encoge desde su asiento.

"Papá nos alcanzará más tarde para cenar con los abuelos, pero nosotros podemos adelantarnos. ¿Qué tal cenar dos veces? No suena mal para celebrar el cumpleaños número siete, ¿verdad?"

"Uhm" el niño encoge un brazo, tomando el peluche de conejo blanco a su lado para jugar con las orejas de éste. "No creo que papá se sienta orgulloso si miento, mamá"

"Tienes razón, cariño" suspira. "¿Entonces vamos a ver a papá?"

El niño se muerde el labio, alejando la idea de una cajita de comida rápida, apretando las orejas del pequeño conejo cuando asiente.

"Parece haber mucho tráfico" la mujer señala, bajando la ventana del vehículo para ver un poco más.

El niño se quita el cinturón, permitiéndose bajar la ventana cuando su madre le da permiso y definitivamente comprueba que están en otoño cuando el fuerte viento le congela las mejillas.

Una gran fila de autos se alza delante suyo y eso sólo significa menos tiempo para celebrar su cumpleaños, pues casi son las seis de la tarde según el reloj en su muñeca y sólo ha tenido una pequeña celebración en la escuela.

"¿Puedo ir adelante, mami?" le pregunta, y está se lo piensa, pero termina dejando el libro que está leyendo para matar el tiempo y ayuda al pequeño a sentarse en el asiento de copiloto.

"Sólo hasta que el vehículo se ponga en marcha, ¿vale?" ella le dice, acomodando su largo cabello oscuro que le estorba detrás de la oreja para tomar el cinturón y colocarle a su menor hijo. "Por seguridad" le sonríe, besando su frente.

"Hay mucho tráfico, mami" él dice, y sólo repite lo que su padre siempre dice, pues es su madre la única que tiene licencia de ambos. "¿Crees que llegaremos a tiempo para la cena con papá y los abuelos?"

Ella le sonríe y le peina los mechones rebeldes que se escapan por su frente y nunca puede terminar de peinar.

"No te preocupes, cariño" suspira. "Mami verá la manera de llegar a esa cena y hará que su pequeño sople las velas del pastel de chocolate que tanto ha querido para su cumpleaños"

"¿Lo harás, mami?"

La mujer le sonríe. Una sonrisa genuina. Una sonrisa que expresa más que mil palabras. El pequeño es su vida entera y lo último que verá aparentemente.