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"¿¡E-Es esto una jodida broma enfermiza!?" Stu grita limpiándose los ojos.
"¡Ponlo de nuevo!" Billy grita a través de sus casi imperceptibles lágrimas.
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"No hay manera. ¡N-Nosotros miramos! Mickey él- él la tomó, ¿¡cómo se escapó!?" Stu se paseaba pasándose las manos por el pelo corto. Mientras tanto, Billy estaba encorvado sobre la mesa sin pronunciar palabra escuchando de nuevo el buzón de voz.
"¡Tiene que ser Mickey el que se mete con nosotros, tiene que serlo! ¿Cómo pudo siquiera obtener nuestro número o saber dónde estábamos?" Stu divaga una y otra vez tratando ansiosamente de esconderse de la verdad inesperada que le hubiera encantado más que nada en el mundo haber escuchado hace unos meses, pero ahora era diferente.
Si estuvo viva todo ese tiempo, eso significa que podrían haberla salvado, pero se dieron por vencidos. Se dieron por vencidos y ella sufrió más por ello.
Para Billy, sin embargo, lo estaba tomando peor.
Estuvo en esa mesa reproduciendo ese mensaje de voz dejado de la mano de Dios durante horas superando la noche y aventurándose hacia el amanecer. Stu se había quedado dormido en el sofá, cansado de llorar. Mientras que Billy todavía podía sentir sus largas lágrimas secas quemando su piel, como ácido.
No pudo devolver la llamada al número porque no se podía rastrear. Así que simplemente se sentó y escuchó su voz durante horas, y nunca se sintió más feliz.
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"Me pregunto si lo escucharon..." Paso mis manos por mi cabello mientras dejo escapar un suspiro. Esto es todo en lo que he estado pensando durante días. Fácilmente podría volver a llamarlos, pero por primera vez en mi vida estaba paranoica.
¿Y si ya no se preocupan por mí? ¿Y si se olvidaron de mí?
Iniciar esa búsqueda en todo el país podría haber sido un anzuelo para que me entregara. Podrían incriminarme con algunas imágenes que obtuvieron de una cámara oculta que pusieron en el estante esa noche.
Con una prueba como esa, básicamente el caso está cerrado, y el dinero de la recompensa para el "asesino desconocido" es absolutamente una locura. Mis padres eran ricos, pero no $ 900,000 en dinero de fianza.
Supongo que tendré que hacer lo que desprecio más que nada.
Dar un salto de fe.
Incluso pensar en ello me da náuseas.
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Ha pasado casi una semana y no he oído ni hecho nada. Realmente no sé por qué, no es que no quiera verlos. ¿Estoy asustada?
¿Por qué nunca puedo entender lo que estoy sintiendo?
Gimo en voz alta.
Tal vez me convencí de que Billy y Stu quieren atraparme y esta es solo mi forma de evitarlo.
Froto el puente de mi nariz y dejo escapar un suspiro audible. Me levanto de mi sofá y me apresuro a la puerta principal agarrando mi cuchillo y llaves. Cierro la puerta y me dirijo a mi coche que necesita desesperadamente un cambio de escenario.
Conduzco hacia el único lugar que consideré mi hogar en mucho tiempo.
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"Esto es estúpido".
"¿Tienes otras ideas, genio? ¡Me encantaría escucharlas!" Stu responde bruscamente haciendo que Billy ponga los ojos en blanco.
"¿Cómo ayudaría esto a encontrarla?" Billy gime.
"Tal vez dejó algunas pistas en sus antiguos lugares para que las encontremos". Stu dice caminando hacia la puerta.
"Sí, algunas pistas que probablemente fueron destruidas o robadas. Stu, ya vimos que no había nada allí, y eso fue antes de que todos los adolescentes de esta maldita ciudad lo saquearan". Billy sigue despotricando.
Stu permanece en silencio y se sienta en el asiento del conductor mirando a Billy, que estaba sentado en el camino de entrada con los brazos cruzados.
"Bueno, ¿vienes o qué?" Stu da una media sonrisa apoyando su cara contra su palma.
"Jesús, Stu". Billy gime y camina rápido hacia la puerta del lado del pasajero.
"Me alegro de que finalmente hayamos arreglado eso, ahora vamos a buscar a nuestra chica".
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"Ver este agujero de mierda nunca se vuelve menos raro..." Me detengo mirando el estado ruinoso de mi hogar. Subo por el camino de piedra hasta la puerta que ya estaba abierta.
Al abrir la puerta sentí que casi estaba reviviendo un recuerdo. La única diferencia es que no hay más luz que los rayos de la luna que se asoman a través de las grandes ventanas sin cortinas.
Cierro la puerta detrás de mí y subo las escaleras con cuidado de no pisar los escalones rotos. Fui al baño al lado de mi oficina recordando lo que puse allí.
"Una.."
"Dos.."
CRACK
"Tres."
Saqué mi pie de la tercera baldosa ahora rota. Sonrío ante la vista. Me acerco a la grieta oscura y saco el arma resbaladiza que había escondido allí un año antes.
Miro el cilindro para ver que todas las balas siguen intactas. Sonrío ante la vista. Me levanto y bajo las escaleras hacia la sala de estar donde todavía había un sofá que colgaba de un hilo y un sillón también en ruinas. Elijo esto último poniéndome cómoda.
El sillón estaba frente a una enorme ventana de la que salía la luz de la luna y justo donde estaba colocada la silla.
Miro el arma contemplando qué hacer. Saqué 5 cartuchos y los puse en mi bolsillo. Después de hacerlo, miré el arma que yacía en mi regazo. Agarro el arma, giro el cilindro y pongo el cañón contra mi sien, pero escucho un crujido.
Ni siquiera un segundo de paz y tranquilidad.
Volví a poner las 5 balas en el cilindro después de divertirme, lo que terminó siendo un fracaso total. No recibí la bala ni una sola vez. Oh, bueno, tal vez pueda matar a estos niños antes de quitarme la vida. Saco mi cuchillo de mi bolsillo y lo agarro con mi mano izquierda. Pero de momento esperaré a que me lleguen..
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"¿Donde empezamos?" Stu pregunta sin tener idea.
Billy gime.
"Revisa las estanterías de la sala, debajo de las sillas".
Entonces, Billy y Stu estaban en el pasillo yendo a la sala de estar, pero justo cuando estaban a punto de abrir la puerta escucharon algo detrás de ellos.
