Que reviente el mundo

QUE REVIENTE EL MUNDO

- Llevas o has vivido conmigo 20 años de tu vida, y aun no entiendes lo que yo padezco. Aun no sabes cual es mi enfermedad, que es lo que como o dejo de comer... ¿En qué puto mundo vives? -

Esta conversación pasó hace muchos años, demasiados, ya no tenía que decir nada más a nadie más, porque ya no existía esa gente. Ya no existía ese mundo en el que tenías que dar explicaciones de porque comías una cosa o porque te bebías tu formula. Era todo tan diferente no solo para ella que tenía aquella maldita enfermedad que le había amargado durante muchos años, si no para todo el que era un Meta.

El mundo era hostil, un lugar hostil donde quien no era como ella o similar difícilmente sobrevivía. Casi no quedaban personas que no fueran Meta, desde que habían pasado varias variantes del COVID, y de que los animales no producían carne buena, y la Tierra parecía revelarse, solo unos cuantos habían sobrevivido, los más raros, los más extraños, los que no estaban "Sanos" para la sociedad. Eran los que se habían mantenido con vida. La vida tal y como se conocía ya no existía. Si no tenías una metabolopatía era imposible subsistir en el mundo, un mundo en el que todos o la gran parte eran antiguos considerados enfermos, personas incomprendidas con enfermedades en las que no se había puesto dinero para investigar, enfermedades en las que se turnaban para decidir el precio de una medicina. El mundo se había cargado un tipo de vida tóxica en la que nacer con una enfermedad rara era un lastre.

Ara Withman era de las pacientes más problemáticas a pesar de su edad, ya cuando el mundo era como era, antes del cambio, Ara parecía mucho más joven que el resto de personas que no tenían ninguna enfermedad, ya sea por el físico y por su forma de ser, llena de vida y de ilusión que casi siempre era minada por su familia. Ara era de las pacientes más graves, ya que su enfermedad no había sido diagnosticada al nacer, como muchos niños que habían nacido mucho después que ella. No vamos a explicar cada metabolopatía en este relato, vamos a hablar de cómo pasó y que pasó en el cambio. Cuando todo cambió Ara tenía casi 40 años 82 kilos de alma, y aun contenía una imaginación desbordante. La mayoría de las metabolopatías eran referentes a la ingesta de proteínas por lo cual si debemos decir que Ara era de las que no podía comer casi ningún producto así que vamos a reducirlo a verdura, fruta y patatas y una formula. El día que todo pasó había salido de una consulta médica que había durado 10 minutos y en esos minutos Ara ya tenía ganas de asesinar a la doctora. Pero entonces recibió la llamada.

- Lo he hecho- Ara abrió los ojos respondiendo titubeante saliendo con su mascarilla protocolaria – Cómo ... ¿Cómo que lo has hecho? Pensé que no se podía hacer y que era una broma nada más - Ara temblaba, su mano casi no respondía, lo que acababa de recibir esa llamada iba a cambiarlo todo.

Nerviosa al salir del hospital se quitó la mascarilla - ¿Cómo que lo has hecho? No pensé que se podía, en serio como ha sido. – Su compañero a la otra línea del teléfono le dio todos los datos posibles, con toda la información de lo que llevaba haciendo durante años, y que parecía imposible – Infectada una, infectadas todas- ella no supo cómo responder – Pero pero... dime que solo han sido un par de vacas...no me dijiste que lo estabas haciendo en serio...- No era posible, en su mente aquello no podía ser ni medio verdad, había envenenado a las vacas para que la carne que produjeran fueran malas, y no solo eso... había mucho más – Ara ¿Crees que lo estoy haciendo solo? Esto lleva mucho tiempo, cuando te comenté hacerlo era en serio, y pronto tendremos los resultados, en unos años...y sabes que no hay cura... ni vuelta a tras- Terminar con las personas que no tuvieran metabolopatías no era una solución Ara lo sabía, y era inviable, terminar con toda una raza... era básicamente imposible. Aunque había sido informada Ara no se lo terminaba de creer hasta que pasado el tiempo ya todo había cambiado.