La Fiesta Termina Vol.2 (Capítulo 5)(FINAL)

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"Este...yo..." No sabía que responder, un paso en falso podría resultar fatal. "En la escuela de la montaña." Habló Emily, si bien eso pareció satisfacer su duda, ya se estaba armando un cuento magistral para encubrir a su amiga si llegase a ser necesario. "¿la escuela de la montaña? La cuál cerraron este año por la Bruja." Habló Elly, quien salió de trance del que estaba mientras sentía la extraña pero agradable sensación de cruzar las piernas con su simpático atuendo. "Oh, sí, escuché eso también." Dijo Micco. "Una bruja que asechaba en los baños y arrastraba todas las niñas desprevenidas por el escusado." Dijo Lynda con cierto terror. "¿La viste alguna vez?" preguntó Eliza. "Oh... sí, muy aterradora, casi me atrapa una vez" Respondió, haciendo esfuerzo para improvisar un cuento. "¿Cómo sobreviviste?" preguntaron el trío de amigas. "este..." Emily estaba a punto de decir algo que ayudase, pero Evi hablo más rápido. "uno de mis compañeros me ayudo, un buen chico." Todas se quedaron extrañadas, incluso Karen quien escuchaba todo por encima arqueó una ceja. "Pero... la escuela Martina del Valle es solo para niñas." Avi puso la cara en blanco.

La escuela Martina del Valle, pese al irónico nombre, era una escuela del gobierno situada en una de las montañas que principiaban los límites de la ciudad. Era de las más antiguas, incluso más que Karen, de hecho, ella había estudiado allí junto con Dafne, para ese entonces ya era una institución con varias décadas de trayectoria. En ese entonces no se consideraba moral que los hombres y mujeres tuvieran interacciones tan directas, por lo que había escuelas separadas por el género. Aunque el gobierno cambio su sistema educativo a mixto desde hace décadas, Martina del Valle continuó siendo solo para chicas.

"este..." Avi intentó pensar rápido. "era... me refiero Max, el perro guardián." Comenzó con su recién creada historia. "para espantar a la malvada bruja, trajeron a un perro muy fuerte pero amigable, por eso lo considerábamos un compañero." Eso las conmovió mucho.

Estaban a punto de hacerle más preguntas hasta que Dafne llegó. "(salvada por la campana)" pensó Emily mientras tomaba a Avi y la sacaba casi a rastras. "Nos vemos, Avi, fue un gusto conocerte." Dijo Elly con una sonrisa. "espero, volver a verte." Dijo eso último sonrojándose un poco. "Sí, yo también." Agregó Eliza. Al igual que el resto, se dieron un abrazo como despedida.

"Nos vemos, señora Karen." Se despidió también de la madre de familia, quien con una sonrisa devolvió el gesto. Avi y Emily se sentaron atrás, se despidieron cordialmente también de Micco y Lynda cuando las dejaron en sus casas donde sus padres las recibieron cálidamente. Dafne bajó la velocidad y entro con cautela a la calle donde vivía Avi, asegurándose que sus padres todavía no hubiesen llegado. "Que bien, tenemos vía libre." Les comentó mientras estacionaba frente a la casa de Emily. "David, te acompañare hasta tu casa, allí cámbiate de ropa, te ayudare a devolvérsela a Emily sin que nadie se dé cuenta." Sugirió. "No hay necesidad." Dijo Emily. "Es ropa vieja, mi mamá ya ni se acuerda de ellas." Aseguró. "Además, David se ve muy bien como Avi." Dafne dio una risita, le agradaba las buenas intenciones de Emily, pero en el fondo sabía que eso no podía ser posible.

"Entonces, será mejor sí yo la guardo, los padres de David podrían encontrarla fácilmente, y no queremos eso, ¿verdad?" Emily comenzó a entender el punto. Avi, quien ya estaba muy cómodo con su atuendo se sintió un poco triste. "No te preocupes, ya habrá otras ocasiones." Les aseguró Dafne. "De...de acuerdo." Accedió Avi. "Muchas gracias, Emily, gracias a ti, hoy me la pasé fenomenal." Le comentaba mientras le tocaba el hombro. "De nada, Avi." Intentaron darse un último abrazo, pero los cinturones de seguridad no se los permitía. "Uy, que tonta." Se los desabrocharon y se unieron en un cálido abrazo.

Mientras tanto, devuelta en la casa de la cumpleañera, ella estaba junto a su nueva hermana mirando una caricatura, ambas aún con sus vestidos puestos. "Nenas, será mejor que se cambien." "No, mamá, quiero quedarme así un poco más." Eliza hiso un puchero. Elly en cambio, se la había pasado muy bien, pero consideraba que era un buen momento para cambiar a Eduardo. "Cámbiate, amor. No querrás que tu vestido se estropee." Eliza protesto un poco más, pero al final aceptó. Ambas fueron a sus cuartos, Karen ayudo a Elly a quitarse el vestido y el resto de implementos femeninos, lo que duró un par de minutos, pero al final, era de nuevo Eduardo. Al igual que su hijo, los llevo al baño, les dio pañitos desmaquillantes y les indicó como usarlos. "Siempre hay que quitarse todo el maquillaje, caso contrario, tu rostro puede verse afectado." Le aconsejó a su Eliza. "Eduardo, te divertiste, ¿verdad? Ya saben, nada de esto a su padre." Les dándoles un toquecito la punta de la nariz a ambos, ellos asintieron con la cabeza.

Horas después los padres de David llegaron de su expedición por el bosque en las montañas. Encontraron a su hijo mirando su caricatura favorita. Este corrió a abrazarlos una vez los vio. "Que tal, campeón." Dijo su padre. "¿hiciste algo emocionante hoy?" preguntó su madre quien traía comida china para la cena. A David le vinieron los buenos momentos vividos a su mente, por lo que sonrió, sabía que tenía que guardar el secreto. "Sí, vi uno que otro documental muy emocionante sobre... pasteles." Ellos se rieron en respuesta. "Te lo dije, ya está lo bastante grandecito para cuidarse solo." Comentó su padre, su madre viró los ojos en desacuerdo.

Karen aprovechó que su esposo se fue a dormir ni bien llegar de su paseo con amigos para tomar un tubito de cartón donde había guardado el rollo y revelar las fotos en el cuarto oscuro que tenía en su sótano. Una vez obtenidas, le escribió unos detalles al reverso con una bonita caligrafía. "Cumpleaños N 11 de Eliza. 21 de Julio del 2001." Guardo las fotos en un álbum de fotos donde tenía inmortalizado más momentos familiares.

La noche finalmente se hacía presente en toda la ciudad. Todos los niños estaban en sus camas, con sus buenos recuerdos aun frescos sacándoles una que otra sonrisa. David jugueteaba con una vela violeta, una de las que estaba sobre el pastel de cumpleaños, el único recuerdo físico que guardaba. Allí sobre el cielo nocturno, alcanzó a ver una estrella fugaz celeste. En sus adentros pidió un deseo y se quedó dormido, en sus sueños pudo ver su deseo cumplido.

FIN.

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