1.El éxodo.

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Esta es mi primera historia, va el primer capitulo, voy a subir uno por semana, díganme si les va gustando, tengo pocos seguidores ahora, y agradecería a cada uno si votan, comentan y recomiendan mi historia.



Completamente entristecidos se retiraban los pocos sobrevivientes de un ataque masivo que hubo en la tierra. Corría el año 2076 y los Alpheridianos invadieron y arrasaron con toda fuente de alimento y energía que había sobre la tierra. Armas hechas con tecnología superior a la nuestra, dieron muerte a la gran parte de la población humana.

Ahora en una nave que, el gobierno global había ideado para una migración inminente solo iban a bordo 150 personas: científicos, médicos, maestros, abogados, inventores y periodistas en su mayoría, unos que otros sin ninguna habilidad especial. Entre ellas, Mandy.

Ella tiene la única habilidad de cantar. Es dueña de maravillosa voz, pero lamentablemente, en estos tiempos no había lugar para el arte en ninguno de sus géneros. Unos ojos verdes tan profundos que con su mirada parecía dejarte sin ningún tipo de armadura. Su cabello castaño y corto le daba en aire de dulzura que enamoraba a cada chico que se le acercaba. A sus cortos 17 años había aprendido más de la vida que cualquier anciano, y sin embargo conservaba la frescura en su semblante sin afectar para nada su vitalidad y el amor por la vida, a pesar de los tiempos en los que le tocó vivir.

Tardaron 5 años en llegar, pero fue como 5 minutos gracias a las cámaras de criogénicas de las que estaba dotada la nave. Un sistema de sueños programados los acompañó en este lapso de tiempo. El de Mandy consistió en recrear uno de los momentos mas felices de su vida en la tierra: se encontraba nuevamente en una de las plantaciones privadas que tenía su familia. Ella se encargaba del riego, que consistía principalmente en colocar 25 gotas de agua al día en la base de cada una de los tallos, pero que ella además les regalaba una dulce y melodiosa canción que nadie escuchaba pero que sus plantas recibían muy agradecidas dicho estímulo y esta decía así:

 

  Te pido perdón por la necedad

Nadie entiende la vida que das,

Eres tan frágil y fuerte a la vez

Te pido tu fruto, que gustosa recibiré

Para mostrar al mundo este grande amor

Que brindas a quien con odio actuó

Al dejar que tu alma me nutra

Y vuelva a nacer en forma de flor.

Uno de las pocas mazorcas sin modificación genética le respondía siendo de las más grandes y nutritivas que pudo encontrar. Ella bendijo su alimento y le devolvió una sonrisa a la planta que pronto volvería a dar un fruto igual o más grande que el anterior. A su alrededor los vecinos luchaban contra las inclemencias del tiempo para conseguir frutos medianamente presentables para su posterior venta a cambio de unos billetes para comprar otro tipo de alimentos o bienes. Los frutos de la familia de Mandy eran codiciados por todos, pero ellos no vendían, solo consumían lo que sus huertos les daban.

Pasando en una especie de carro flotante que eran muy comunes en esos tiempos para el acarreo se paseaba George, un joven que tenía como pretendiente esta chica muy educada, que por supuesto no era de las que se dejaban seducir fácilmente, aunque los tiempos eran muy distintos al siglo anterior, algunas familias aún conservaban costumbres sanas y de moral intachable. Ella se sonrojó al notar su mirada tímida clavada en sus ojos verdes y su pensamiento había sido el de desear que al menos él hubiera sobrevivido, pero no lo hizo.

Ya les habían contado que ellos eran bastantes parecidos a nosotros, con algunas diferencias que pronto descubrirían. Habían recibido un instructivo de las reglas que se les imponía a los terrícolas, ahora llamados huéspedes:

1-Debían adaptarse al mercado laboral, sin excepción. Percibirían el mismo salario que todos los khenjianos. No había dinero, sino una especie de piedras con formas de cubo de distintos colores, según el valor. (Rojas, verdes, azules, amarillas, naranjas, blancas y negras de menor a mayor respectivamente)

2-A cada grupo de diez huéspedes se le asignaría un khenjiano de apoyo para el tiempo de adaptación. Quien serviría de guía y debían respetar en cada ítem que les diera a conocer

3- Por ningún motivo debían darse relaciones de pareja entre ambas especies, si estaba permitido que los huéspedes se casen entre ellos, con el respectivo consentimiento del mandatario único que gobernaba el planeta, que era, en realidad muy pequeño relativamente con la tierra.

4-Estaba completamente prohibido el uso de tecnología no aprobada, en realidad, no era regular su aprobación, a menos que sea de urgente necesidad para la vida de los khenjianos.

Mandy pensó en lo primero que le vino a la mente en cuanto supo de las reglas, pensó que la numero res sería rara ya que no creía que nadie quiera salir con un alienígena feo y raro. Pensar en los khenjianos le traía a su elevada imaginación un monstruo de seis patas cinco ojos y de color verde, pelado y aunque amigable, bastante vomitivo para su gusto y según creía, para el del resto de los humanos

Al llegar una multitud de khenjianos los recibieron con una muy emotiva bienvenida y se sorprendió al ver que todos los miembros de esa comitiva eran... podría decirse Hombres, Machos... todos y cada uno de ellos inesperadamente atractivos. Sí, como lo escucharon, atractivos. dos piernas, dos fuertes y musculosos brazos que parecían tallados a mano por un artesano bastante talentoso, una cara como la humana dos ojos, llamativamente todos del mismo color, grises, Un cabello sedoso, brillante y largo sin peinar, pero muy prolijo y un torso bastante bien trabajado. Podía notarse a través de su vestimenta cada uno de los músculos que lo componen, y sin excepción una sonrisa que mostraba una dentadura perfectamente alineada, sin contar, el par de colmillos que cada uno poseía y los hacían aún más atractivos. Fue entonces cuando entendió la tercera regla de convivencia que habían estipulado sus ahora convivientes.

El beso de khenjaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora