Después de la pérdida de su amada familia Sehun no sabía que más hacer con su vida, creía que esta tal vez le tendría algún nuevo propósito y no le quedaba más que aguardar.
Y así fue, más tarde Sehun descubre que proviene de Apógoni, un lugar mágic...
El sol irradiaba con frescura anunciando un día precioso de verano, el viento soplaba con calma sobre el verde pasto y el enorme roble que yacía en la cima de una pequeña colina.
Ahí se encontraba Sehun, un peli negro de ojos café claro, bonita sonrisa, además de una personalidad realmente alegre y sobre todo bondadosa. Y junto a él; Zoé, su linda bebita de mejillas regordetas, cabello tan lindo como el de su padre y ojos de un color turquesa oscuro; más allá del canto de los pájaros y pequeños balbúcenos de su bebé, Sehun logra distinguir una voz familiar que se escucha de lo lejos, el rostro con rasgos de ciervo, cabello rubio y sus distintivos ojos turquesa.
–ihunnie!–
Escuchó llamarlo y su corazón se llenó de calidez, después su vista se nubló y todo desapareció.
El sonido insistente de la alarma de Sehun retumbó en sus oídos anunciándole que ya debía levantarse y que aquel instante no se trataba más que de un sueño, una mueca de disgusto se forma en su rostro, acto seguido comienza a dar patadas debajo de las mantas en forma de berrinche para después sentarse sobre la cama y mirar hacia la ventana, donde ya se podía apreciar un precioso día soleado. Sin más que hacer se levanta con pereza del colchón para darse una ducha, arreglarse y partir a su trabajo.
Las gotas de lluvia artificial caían sobre su fino cabello y ese tonificado cuerpo; en sucesos tan simples como ese Sehun jura que aún puede sentir la cálida respiración de su esposo cuando se duchaban juntos...Y minutos después el dulce llanto de la bebe que juntos pudieron formar, todo era felicidad en en su hogar aún no comprende porque a él ¿qué daños cometió en su vida pasa para recibir ese castigo? Para muchos él no había hecho nada malo, pero para él fue el mayor error que pudo cometer en su vida.
Y aún recuerda ese día, el día en el que todo se fue al carajo, el día el que apareció su don y lo perdió todo.
Sehun guarda en lo más profundo de su ser ese odio y rencor hacía sí mismo, teme que cualquier mínimo sentimiento que tenga pueda lastimar una vez más a alguien, así que con un resoplido retira sus pensamientos y cierra la llave de la ducha para apresurarse a ir a su trabajo.
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–ya llegué–Anuncia en ese tono sereno de siempre, de inmediato es recibido por Chanyeol su mejor amigo, un chico alto de orejas grandes y cabello rojo intenso.
–¡Sehun-ah!– exclama el alto corriendo abrazar con fuerza a su amigo.
Sehun había conocido a Yeol poco después de que LuHan y Zoe fallecieron, casualmente ese alto había llegado cuando Sehun estaba en su peor momento, en ese entonces ambos también trabajaban juntos en un supermercado pero no se dirigían la palabra en lo absoluto y fue hasta que un día Chanyeol estaba siendo regañado por haber arruinado un montón de frascos de mermeladas, mantenía la cabeza agachada y contenía las lagrimas mientras limpiaba el desastre, Sehun lo ayudó ese día a limpiar la mermelada mientras le decía algo como "no dejes que te hablen así, no fue tu culpa tonto" y desde ese entonces el pelirrojo se mantuvo a su lado como mugre en uña. Comenzó a buscarlo entre horas de trabajo para sacarle plática a pesar de que Sehun no hablaba mucho, solo escuchaba las historias bobas que Chanyeol contaba e incluso le mostraba u obligaba a ver algunos de sus programas o historietas favoritas, lo esperaba aunque terminara hasta tarde y en sus días libres lo llevaba al centro comercial, al cine, a comer algo o cualquier otro lugar que a Yeol se le pudiera ocurrir.
