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-¿Sabías que puedo denunciarte por acoso?- alzó una ceja.

Ambos chicos se encontraban en la cafetería que estaba ubicada frente a la universidad.

Las clases ya habían acabado, y Moonbin decidió que era un buen momento para tomarse una taza de café amargo y comer un pequeño postre. Pero lastimosamente, la tranquilidad se escapó cuando su pequeño acosador apareció.

dongmin lo había seguido como un cachorrito en busca de mimos por parte de su dueño.

El alfa se preguntaba si el chico tendría algún radar en su cabeza, porque siempre lo encontraba. No importaba donde estuviese.

-No sería capaz de hacer algo así. -puchereó.

Moonbin frunció el ceño, ¿cómo es que estaba tan seguro de eso? Una simple visita al director y podría alejar para siempre a ese omega.

-¿Quieres probarme?

-No hyung. - sus dos cejas se unieron. – Primero tenemos que ser pareja para llegara ese paso.-dijo mientras sus mejillas se coloreaban de un rojo
intenso y bajaba la mirada, uniendo sus dos manos con nerviosismo debajo de la mesa.

Moonbin le miró confuso al principio, pero luego de unos segundos, comprendió claramente las palabras del pequeño omega.

Sus blancas mejillas se tiñeron de un rojizo fuerte. Casi escupe su café cuando entendió todo. Ese chiquillo era un pervertido por haber entendido de otra forma sus palabras. Él no quería decir algo
Como eso.

-Y-yo no... - intentó decir de forma clara, pero sus palabras quedaban atascadas en su garganta gracias al nerviosismo que tenía.

-No se preocupe hyung. habló ahora como si nada el omega. - Sé que siendo usted alfa, tiene esa nece..dongmin no pudo terminar con su discurso, gracias a unas grandes manos que se posaron sobre su
boca.

Moonbin se había levantado rápidamente de su asiento, y ya que el omega se encontraba sentado frente a él, casi se llena de postre su camisa Cuando la parte superior de su cuerpo se posicionó por encima de la mesa.

-No digas tonterías. – dijo con una mueca.

-No es nada de lo que tu rara cabecita piensa.

Moonbin, aún con sus mejillas sonrojadas, miró amenazante al menor. Alguien podía escucharlos, y correría con el chisme por toda la universidad.

Siguió mirando al menor hasta que éste empezó a querer decir algo, pero no entendía nada de lo que decía, puesto que su mano en ningún momento se alejó.

No hasta que dongmin se la lamió.

-¡ERES UN ASQUEROSO!- soltó un grito grave cuando sintió la saliva del omega en su mano.

El de cabello negro rió dulcemente. Su hyung se veía muy tierno cuando se enojaba y comenzaba a gruñir mientras susurraba cosas sin sentidos.

Moonbin comenzó a quejarse en voz baja por la "atrocidad' que el pequeño acosador había cometido, más dejó de hacerlo cuando se dió cuenta que todo estaba en silencio. Volteó a ver a su alrededor, todas las miradas estaban puestas en él. Se avergonzó por un momento, mayormente
cuando vió a la mujer que estaba a la mesa continua de ellos, la fémina estaba riendo divertida mirando a dongmin  de manera tierna.

El alfa tragó saliva y volvió a sentarse en su lugar, pero ignorando al menor.

El bonito omega suspiró calmadamente.

Puso sus dos brazos sobre la mesa y recostó su cara encima de sus manos, haciendo que sus mejillas abultadas
se apretaran, parecía un tierno chico de quince años.

Comenzó a ver al alfa, quién tenía los brazos cruzados y creaba un pequeño e inconscientenpuchero en sus finos labios a modo de mostrarse molesto, pero para los ojos de dongmin solo lo hizo
verse más perfecto.

-Hyung. -susurró dulcemente.

El mayor apretó sus labios a modo de berrinche y volteó más su rostro, apretando más sus brazos en su pecho.

-Gatito. - le llamó dongmin, ahora haciendo su voz más aguda mientras apretaba sus propias mejillas.

moonbin siguió sin mirarlo. Se sentía tan molesto porque su orgullo fue herido por hacer el ridículo frente a muchas personas.

-Gatito hermoso. - siguió llamándole dongmin, ahora haciendo pequeños pucheros.

-No me digas así.-se resignó por contestarle. Lo volteó a ver con sus ojos entrecerrados y aún con sus brazos cruzados.

dongmin casi lanza corazones de sus ojos cuando el mayor dió a ver su rostro completo, y pudo apreciar mejor el puchero que se formaba en sus labios.

El omega relamió sus labios al ver los del contrario, tenía tantas ganas de darle aunque sea un piquito, pero eso sería atentar contra su vida.

El alfa podría usar su voz de mando.





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