IX

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꧁࿈䷓࿈꧂

Kirishima poco a poco recobro  razón cuando escucho el crujir de la leña siendo quemada y un olor a pino, encino y demás hierbas silvestres llegó a su nariz. Lentamente recuperó la conciencia con un ambiente cálido, abriendo los ojos pensando en que estaba en su cama, y todo eso fue una pesadilla, una muy loca y con una anécdota a sus amigos en clase. Con calma, se adaptó a la poca luz, aclarando su vista y reconocer colores, giró la cabeza a un lado y ahí se dió cuenta que había alguien en esa habitación con el, se aparentes cabellos castaños y cortos, dándole la espada cerca de él, sentada en un pequeño escritorio con vista hacia los libros enfrente de ella.

—Despertaste— dijo, sin girarse a verlo, su voz era tranquila, pacífica combinando con el ambiente del lugar y algo familiar.

—¿Uraraka?— hablo desconcertado, aún estaba un poco mareado, pensando en que era la habitación de la chica en dónde estaba. Intento levantarse de la cama para verla mejor,  pero cuando puso el pie en el suelo se dió cuenta de la cadena en su tobillo.

Todo iba de mal en peor

—Conoces mi nombre, pero no conoces tus alrededores. ¿Porqué?—

todos aquí tiene una vos muy siniestra. Pensó kirishima.
—Esta broma ya no es divertida chicos, ya basta.— ahora notaba la cama, de madera, sin un colchón, y las cobijas hechas de piel de animales. Está broma había llegado demaciado lejos para él.

Uraraka se levantó de su asiento, dando la vuelta, por fin dejando ver su rostro, sereno y con facciones de alguien un poco mayor de cuando la vio por última vez. Su ropa igual había cambiado, ahora era un vestido hasta los tobillos, con mangas acampanadas y de color verde oscuro.

Al acercarse observó un objeto que tenía entre manos, pensando en alguna especie de líquido . Cuando pensó que iba a tirar en la cara, vio como era una especie de copa cerrada con hoyos, de dónde salió humo parecido al incienso que envolvió todo su cuerpo, como si tuviera vida propia, pero al parecer Uraraka podía ... ¿Leerlo? Su rostro se envolvió en gestos de preocupación, miedo, pánico, con los ojos grandes como obligandose a corregir su vista, comenzó a sudar y a temblar.

Esto era más raro para el de cabellos rojos, no sabía que estaba pasando pero su mirada reflejaba que algo no estaba bien, su impresión fue tal, que ni siquiera pido expresar palabras para mostrar su inconformidad.

—¡Mina!— quien parecía ser Uraraka, grito algo asustada, casi tirando la copa en sus manos.

—¿¡Que?!— la voz provino desde una de las varillas de madera del techo, al parecer siempre estuvo ahí ya que nunca se escuchó un ruido que le hacía reconocer su llegada.

—¡Llama al rey ahora!— de una de las bolsas del vestido, saco una llave y las puso en el candado donde estaba el tobillo de kirishima para quitar sus cadenas, tomo su mano para empezar a correr hacia la salida de esa habitación.
Abrió la puerta de madera pesada, dejando ver túneles muy estrechos y altos.

Mina descendió para pasar hacia aquellos pasillos con prisa y sin tocar el piso usando sus alas para planear en el lugar, iba enfrente de todos con prisa.

—¿¡A dónde vamos?!— habló kirishima que ni tiempo le dió de responder a Uraraka su previa pregunta.

—¡Tú no eres de este mundo!— lo interrumpió la chica de cabellos oscuros sin contestar su pregunta.  —te explicaré cuando lleguemos con el rey—

Algo nerviosa, Mina comenzó a aletear para planear en el lugar muy estrecho y alzarse en vuelo, una vez tuvo suficiente  velocidad, comenzó a volar a una altura prudente, sin tocar el suelo y sin tocar el techo. Cuando ya había alcanzado una buena estabilidad, un portal de colores se abrió enfrente de ella.
_¿!Ah?_ Mina ya no podía frenar por la velocidad a la que iba, así que pensaba rodearlo para evitar esa cosa de colores enfrente de ella. Pero no esperaba que el portal la succionara. 

De estudiante a reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora