Capítulo 02

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Lan Huan se encuentra actualmente cojeando de una pata a veces y con un Lan Wangji guiándolo cuidadosamente para visitar a los nuevos vecinos del barrio. Se han mudado hace unos tres días y aunque generalmente uno brindaría hospitalidad al primer día, se debe decir que ambos estaban ocupados, es decir con él no caminando mucho por las lesiones en su pata por cortesía de aquella pantera negra en miniatura y el pequeño algodón negro que se disponía a ronronear y clavar sus pequeños dientecitos.

Se percata que el lugar al cual se mudaron los nuevos vecinos es la casa vacía en donde se encontró a la familia de gatos. Vaya coincidencia, si se acerca un poco más, puede oler el aroma de aquellos felinos, siendo el más fuerte el aroma de cachorro del pequeño minino.

Cuando se acercan a dicha viviendo hay algo que le hace mover su cola con alegría, el olor inconfundible del que acaba de pensar junto a otros conocidos que reconoce y otro que parece familiar pero realmente no saca. Sin duda su cuerpo empieza a reaccionar de emoción, podría explicarse y ver a dicho pequeño nuevamente.

Lan Wangji ajeno al pensamiento del canino se dispone a tocar la puerta con correa y regalo en mano. Puede escuchar el timbre algo escandaloso para su gusto y pisadas fuertes, se imagina una manada de elefantes, pero no es algo que diga abiertamente siendo a que cumple la labor de su tío que por alguna razón se negó a acompañarlo.

La puerta es abierta bruscamente y se topa de lleno con la figura de un hombre casi de su estatura con vestimentas de negro y rojo, su sonrisa es algo coqueta sino fuera que dicho desconocido al bajar la vista su cara se encuentra con un cambio algo dramático de bronceado a papel amarillo verdoso. Lo siguiente que registra es que le cerraron la puerta nuevamente, la manada de elefantes regresando al interior y un chillido no tan varonil.

 El humano le da un vistazo a su compañero cuadrúpedo y viceversa, no entendiendo la situación se recompone de la conmoción y se dispone a tocar nuevamente la puerta, cuando es abiertamente no tan abruptamente por la figura de una mujer algo más baja pero cuyos ojos pertenecen al primer chico que lo recibió.

̶ ¿Sí? Buenos días ̶ habla jocosamente ̶¿Puedo ayudarlo?

Lan Wanji hubiera podido responder aquella simple respuesta sino fuera que Lan Huan metió su hocico para ver la puerta, sorprendido por este acto se suma a que la cola de su perro se mueve eufóricamente y sin control.

̶ Me disculpo ̶ con las orejas quemándole jala la correa de su mascota ̶ No suele hacer eso.

̶ Jejeje

La mujer de la puerta solo pasa a reírse despacio, pero de alguna manera logra ser algo escandalosa. Intentando jalar la correa de la puerta, puede ver a los pies de la fémina unas pelusas de color negro y plomo.

La señora de la casa dirige la mirada a donde la poso el joven, se encuentra con su pequeño Cheng y la joven Yanli, flanqueándola en ambos lados. Ve como la nube con correa mueva su cola furiosamente al olfatear en dirección de la mini panterita y esta pasa de esponjoso a pelaje normal en tiempo récord.

̶ ¿A-Cheng? ̶ ladro el blanco.

̶ ¡El descaro! ̶ bufo el otro.

El pequeño felino se encuentra conmocionado por encontrar al canino de esta casa, se supone no se encontrarían nunca en su vida, aunque sabía que vivía por los alrededores.

̶ ¡Vaya!

La señora del hogar pudo ver como la nube blanca procede a ladrar suavemente y la pequeña bolita negra a maullar en respuesta, le daba curiosidad como correspondía esa pequeña conversación de especies diferentes.

La lluvia en la que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora