capitulo 4

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"El miedo es un instinto indispensable en el los seres vivos, nos ayuda a sobrevivir y en esta ocasión advertía a gritos del peligro inminente.”
-“Dicho esto, espero que tomen una sabia decisión. Tienen 15 minutos.”- concluyó Reyes bajando del auto sobre el que estaba, para después retirarse junto con uno de los dos guardias que lo acompañaban, cediendo el micrófono y las instrucciones al guardia restante.
Esa simple oración bastó para crear un nudo en el estómago de Leo, que se limitó a observar los acontecimientos sin decir ni una sola palabra.
-“oye ¿Estas bien?”-preguntó Ulises, percatándose del mal estado de Leo.
-“Si, claro”- afirmó Leo, enderezando el cuerpo y a la vez inhalando una gran bocanada de aire para tranquilizarse-“Ya estoy mejor. Veo que al contrario de mí, tu estas bien ¿he?”-
-“Si, pero por otro lado…”-Ulises no había terminado la oración cuando señaló frente a él.
Delante se encontraba el hombre que conocieron hace unos momentos estirando el cuello hasta su límite, brincando y dando varias vueltas en busca de una forma de salir de ahí, como si solo desearlo bastara para hacerlo realidad. Continuo durante unos instantes antes de darse cuenta de que era imposible y desistiera de su idea de escape.
Solo dio un largo suspiro antes de alzar la voz nuevamente-“Una disculpa, aun no me he presentado” dijo extendiendo la mano derecha para saludar al par de amigos-“Mi nombre es Mauricio, ella- es mi esposa, Paula”.-La mujer solo asintió de forma respetuosa con la cabeza-“y estos son mis hijos: Ethan e Isaac”-.
-“¡Ho!, es verdad. Mi nombre es Leo y él es mi amigo Ulises”-Dijo, al estrechar la mano de Mauricio, respondiendo al saludo.-“igualmente”- añadió Ulises.
-“Perdone que me entrometa, pero, ¿Qué piensa hacer ahora?”- Preguntó Leo de forma muy seria a Mauricio.
-“Si te soy sincero, unirme al ejército no es lo que me preocupa, si no mi familia”-Esta vez su voz no había cambiado, aún conservaba un tono que inspiraba confianza.
-“Pero serán llevados a unos albergues, donde estarán seguros. Eso es lo que dijeron ¿no?”-El comentario de Mauricio solo confundía a un más a Leo.
-“Yo también lo creería si no fuera porque cuando salí de mi hogar con mi familia, mi hermano que es un soldado del ejército, me advirtió que por ningún motivo los dejara en un alberque. Al parecer algunas personas tenían la horrible costumbre de aprovecharse de los refugiados”-Comentaba Mauricio, que se acercaba a Leo tratando de evitar que otros lo escucharan.
_Por desgracia lo que le advirtieron a Mauricio, era verdad. Anteriormente, en los primeros albergues que se prepararon para los refugiados del norte, habían sufrido una serie de accidentes. En ellas de forma constante desaparecían personas que al final solo eran catalogadas como fugitivos que habían escapado del lugar.
Pero en realidad se trataba de una nueva modalidad criminal de los carteles más poderosos del país que con ayuda de soldados corruptos, que tenían la misión de cuidar los asentamientos, asaltaban los asentamientos.
La situación en Norte América no era muy favorable, miles de personas desplazadas, la aparición de un fenómeno nunca antes visto y una movilización militar a gran escala. Todos estos acontecimientos crearon el escenario perfecto para la mafia. El gobierno estaba tan ocupado que no podían hacerse cargo de los criminales, que secuestraban refugiados para reclutarlos y seguir expandiéndose o para convertirlos en “mercancía” en el mercado negro si se negaban._
-“Si fue su hermano quien lo dijo debe ser verdad, lo mejor sería que vayan con algún conocido o familiar”- Tras analizar por un momento el comentario de Mauricio, Leo llegó a esa conclusión.
-“Eso sería lo ideal pero no tenemos a nadie que nos ayude. Por cierto, ¿Están solos o acaso vienen con su familia?-Dijo Mauricio al darse cuenta de que en ningún momento hablaron sobre ello.
La pregunta golpeó la calma de Ulises quien escuchaba detenidamente la conversación, como era costumbre, desde la retaguardia.-“Estamos solos, mi familia es de un pueblo en lo profundo de las montañas en el norte de puebla y pues…”-Ulises respondió de forma sincera a la pregunta pero cuando estaba a punto de hablar de Leo, se detuvo.
-“Mis padres también son del mismo pueblo que lo de Ulises y… eso es todo”-.
Leo por alguna razón parecía agobiado pero, Ulises no le dio importancia y siguió hablando.-“¿Qué te parecería si tu familia se a vivir con las nuestras?”-La propuesta que hizo Ulises logró que la madre y los hijos que hasta ahora permanecían contraídos en el suelo alzaran la vista y hablaran una vez más.
-“¿Estás hablando enserio?”- preguntó la madre quien no podía creer la amabilidad del joven.
-“Por supuesto. Allá no hay muchos lujos, pero debería ser lo suficientemente aislada como para no verse tan afectada por los estragos del exterior”- Afirmaba Ulises quien solo pensaba en ayudarlos.
-“Es verdad, además no creo que nuestras familias tengan algún inconveniente. Ambos vivimos en lugares donde no tendrán problemas por el espacio. ¿Qué dicen?”-Añadió Leo al ver, tan decidido a su amigo.
La pareja se quedó mirando por un par de minutos, ambos dudaban un poco al respecto. Eran unos extraños que acababan de conocer, no sabían nada de ellos o si de decían la verdad, tal vez eran parte de los criminales que desaparecían a la gente, tal vez era una trampa.
Esos y otros pensamientos parecidos inundaron sus mentes pero dado que era la única opción que tenían tuvieron que ceder y aceptar la propuesta. -“Esta bien, les agradecería infinitamente que ayudaran a mi familia”-Concluyó el Mauricio.
Ulises y Leo estaban contentos al saber que aceptarían-“Entones déjenme escribir la dirección y las instrucciones de cómo llegar”-Dijo Ulises mientras sacaba de su mochila una pequeña libreta junto con un bolígrafo.
Cuando terminó de escribir toda la información necesaria en el papel, se la entregó a la mujer, de la misma forma Leo también se acercó a ella para tomar una de sus manos y colocar sobre su palma un pequeño pasador azul y una carta.
-“Esta es una carta que quiero que entregue a mis padres, es muy importante, además si se la muestra junto al pasador sabrán que nosotros los enviamos”-Explico Leo.
La mujer solo volvió a asentir discretamente, al final no resulto ser la mujer agresiva y expresiva que creyeron leo y Ulises en un principio, si no que en realidad era muy tranquila.
Solo habían pasado 7 minutos de los 15 que el Teniente Reyes había dado para despedirse de sus familias. Pero en ese pequeño lapso de tiempo, en la parte trasera de la caravana, al menos en 3 ocasiones se escucharon disparos.
Mauricio no hizo más que despedirse y hablar con su familia en los 8 minutos que restaban, en los que les dio consejos, regaños y tanta información pudo para que pudieran llegar sanos y salvos a su destino.
Al fin el tiempo se había agotado y el resultado era de: 7 familias desertoras, un total de: 33 traidores de la patria eliminados.

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⏰ Última actualización: Nov 09, 2022 ⏰

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