Una luz clara se poso en el rostro del joven rubio y con un estado físico lamentable, después de todo hace poco tiempo había librado una batalla que puso en juego no sólo su vida si no también las de todos en el planeta entero. El enorme bosque frío haría temblar su cuerpo si no estuviera inconsciente en el suelo y a penas respirando con dificultad.
La luz en su cara le daba una sensación cálida pero no lo suficiente para lograr despertarlo de su estado actual. No sólo fue presa del bosque de un momento al otro, cosa que ni siquiera sabía aún, era presa de cualquier animal salvaje que desconocía al no estar en su lugar de origen. No dudaría en atacar carne fresca y un cuerpo que estaba dando todo de sí para no caer muerto.
Estaba en peligro y no podía hacer nada.
En otro lado
Una mujer daba pisadas al lado de su fiel amigo de 4 patas cortas y bastante gordo aunque eso no le quitaba velocidad, después de todo Hidisvíni no era un jabalí cualquiera, era el único en su especie, lamentablemente.
La mujer se quedó estática un segundo en su caminata acompañada de su amigo. Una enorme sorpresa se llevó que se tallo en su bello rostro de un momento al otro, una presencia tan indescriptible que sólo había experimentado pocas veces desde hace muchos años en su larga vida, por lo menos en Midgard.
Su amigo jabalí la sacó de su concentración, estaba tan anodadada con esa aura tan afectuosa que no llegó a distinguir el como se apagaba poco a poco. Tenía que ir a buscarla o de lo contrario la vida de la persona que tenía esa cualidad tan grande se iría al más allá. Ciertamente estaba cautivada y curiosa por ver quien era la persona que tendría ese alma, ya que podía decir con seguridad que pocos seres vivos en Midgard se le acercaban y fuera de este reino.
—Vamos, Hidisvíni. O será muy tarde para salvarlo— exclamó seriamente a su amigo que comenzó a seguir sus rápidos pasos.
Su largo cabello castaño rojizo con trenzas se comenzó a mover por su increíble velocidad entre los árboles y piedras, claro que era una ventaja al tener una figura delgada y curvilínea. Sus ojos marrones estaban algo más iluminados de lo usual por aquella presencia que invadió su día y curiosidad en varios niveles. Su ropa se movió con el viento en su contra, dejando expuesto varios tatuajes en su piel y algunos collares en su cuello.
Gracias a su tiempo libre durante años había explorado la naturaleza en lo posible que Midgard tenía que ofrecer, así que encontrar el lugar donde estaría la persona que luchaba por su vida sería sencillo y esperaba que el atender lo que lo dejó al borde de la muerte fuera también una tarea sencilla.
No dudaba en su magia, sólo en no llegar tarde.
De un salto su cuerpo alertó a los animales alrededor del frío bosque. Al aterrizar levantó una pequeña capa de tierra que se despejó en segundos y no le había causado ningún tipo de daños el impacto. Rápidamente con la vista vio un cuerpo que era imposible de ignorar incluso en la noche más oscura, en especial ese cabello bañado en oro que se movía con el viento.
Su amigo llegó unos segundos después que ella algo agitado al correr tanto, cosa de estar en una edad más madura luego de vivir tantos años. No era precisamente joven pero daba guerra a la madre naturaleza en cuanto la tuviera en frente.
Al acercarse sin miedo puedo ver mejor el cuerpo de un hombre joven y con muchas señales de que tuvo una guerra en vida y que ahora estaba luchando contra la muerte. Su respiración trataba de llenar sus pulmones rápidamente y su cuerpo estaba lleno de moretones, sangre seca, cortadas. Su ropa estaba hecha un desastre pero llegaba a cubrir algo de su cuerpo aunque no sería de mucha ayuda en contra del frío.
Tenía que curarlo y llevarlo a su casa. Maldecía el no llevar algo para poder ayudarlo aunque sea un poco pero jamás espero encontrase a alguien en tan mal estado.
Con cuidado lo tomo entre sus manos, con una mano detrás de su espalda y la otra detrás de sus rodillas. Vio su rostro dañado y contempló que tenía un rasgo salvaje que solo los animales tenían, solo que el en sus mejillas.
Sentía que era correcto relacionarlo con zorros o animales que tuvieran bigotes.
Tiempo después
Encendió una fogata en su casa, sería apropiado luego de que sintió el frío el la piel del chico, así que fue lo primero que realizo al llegar a su hogar y ponerlo cómodamente al lado del calor, la temperatura del ambiente no sería suficiente. Al parecer estuvo un largo tiempo allá tirado.
Luego de dejarlo y ver como Hidisvíni se recostó a un lado de su invitado fue a buscar algo que ayudaría en mejorar el estado del rubio, en especial su brazo derecho que lo tenía más dañado que todo su cuerpo, la pérdida de sangre principalmente estaba en esa extremidad, como si alguien hubiera intentado quitárselo con una explosión.
De una de varias estanterías hechas de maderas tomó lo necesario para hacer su magia y con eso algo que curará al rubio. Con lo necesario en la mano fue a realizar un hechizo simple para su vida humana y de naturaleza especial, podía sentirlo pero no era como ella o otros seres que haya conocido, como las Valquirias por un ejemplo.
Era poderoso y se sentía cómoda con su aura, a pesar de que no esté en las mejores condiciones era imposible ignorar la naturaleza que desprendía.
Si era un dios o algo similar dudaba que hiciera algo problemático, no percibía esa intención como le quedó claro en su antigua relación, lo aseguraba.
Dentro de un cuenco de madera mezclo varios ingredientes y les agrego un hechizo que hizo ganar un color peculiar. Sostuvo el pedazo de madera mientras revolvía el líquido con una cuchara y agregaba una cosa más como último detalle.
Su amigo se movió y dejó paso para tomar con cuidado la cabeza del rubio y ponerla entre sus piernas, tomó su frente y comprobó que la temperatura en su cuerpo fuera la indicada, su respiración era ya más normal y aún no había abierto los ojos. Uso sus dedos para tomar los labios del joven y así abrir su boca, poco a poco fue depositando la mezcla en su boca para que la tomara. Suspiro aliviada al escuchar como este lo tomaba y se retorcía con gentiles movimientos en todo su cuerpo por el sabor que invadió su lengua.
—Se pondrá bien, Hidisvíni. Solo hay que esperar a que despierte y a que nos de unas repuestas— su amigo se recostó y se echo de lado. La hizo sonreír— Esperemos que sea pronto, mientras tanto tendremos que cuidarlo.
Ahora que lo observa tenía algo amarrado en su brazo izquierdo, era una banda con una placa de metal rectangular con un símbolo en el medio. Trato de recordar algo similar en todo sus años de vida que se le hiciera familiar, pero no consiguió nada más allá de curiosidad por el hombre que tenía su recostado en sus piernas.
Necesitaba dejarlo en un lugar mejor para que tomara reposo, aún el hechizo estaba actuando y por su pésimo estado se demoraría mucho tiempo en abrir los ojos.
Lo dejó con cuidado en el suelo y fue a buscar una almohada para dejarlo aún con el fuego que había encendido, no importaría si la leña fuera consumida para el fuego, eso sería tiempo suficiente para que su cuerpo estuviera al menos en condiciones normales de temperatura.
Tras analizarlo por un momento consideró que era tiempo de tomar un té de hierbas, no es como si ver a un cuerpo callado y dormido fuera algo precisamente en lo que le gustaría gastar su tiempo.
Luego analizaría si su estado estará mejorando con el tiempo y además de que necesitaba conseguirle comida a su amigo que seguía echado de lado en el suelo.
Un día ocupado sin dudas, más que cualquier otro.
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Fin.
Nota mía: voy a intentar escribir la serie de forma diferente y si veo que me logro adaptar con el paso del tiempo tal vez lo siga utilizando.
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Chau.🖖