¿último respiro?

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Me encontraba sentada en el sofá de la habitación, mi cabeza estaba apoyada en el hombro de Jack. Todos hablaban animadamente y yo solamente hacia como si estuviera escuchándolos, pero en realidad no sabía de lo que hablaban y tampoco me importaba. Lo único que me importaba era saber que mierda le pasaba a Logan.

Miraba cada lugar de esta pequeña habitación: cada objeto, cada simple mueble y hasta cada esquina de este lugar. Intentaba encontrar las respuestas que mi estúpida mente no era capaz de responder, pero a fin de cuentas, era imposible resolverlas.

Hasta que algo surgió en mi cabeza, esa respuesta, que tanto estaba deseando saber. 

¿Cómo no me di cuenta antes? Es decir, era obvio que había sido el, pero el por qué no es tan obvio. Tanto que la única forma de entender todo es preguntándole a Logan.

 — Me tengo que ir—dije bruscamente.

—¿Por qué? ¿Estás bien?—. Pregunto Lía inmediatamente.

—Si, solo que acabo de recordar que tengo que hacer deberes.

—Es viernes Ash, no te preocupes-me recordó Jack.

—Esque...son largos. Adiós—tome mis cosas y abrí la puerta antes de que siguieran molestándome.

Salí de la habitación y comencé a correr por aquellos pasillos en los cuales había sido humillada en este corto periodo de tiempo; mis ojos se dirigieron a las taquillas donde fui empujada por Logan y su grupito. Luego fueron a parar en la puerta del baño, inmediatamente se me vinieron a la mente todas esas veces que llore y me corte en aquel lugar. 

Sentí que lagrimas recorrían mis mejillas al recordar esos momentos, esos momentos que siempre estarán en mi interior, que estarán en mi historia.

Me limpie aquellos signos de debilidad y seguí caminando hasta la habitación de Logan. Una vez frente a su cuarto se me esfumaron casi todas las ganas de saber porque me había escrito esas cartas. Pero esa diminuta curiosidad gano, haciéndome tocar su puerta.

—¿Ashley?— Pregunto impresionado.

—¿Por que me dejaste una carta en el baño?—le pregunte con una firmeza, la cual no sabia de donde había salido.

—¿Qué carta?—dijo con el ceño fruncido.- Estas loca.

—Una que estaba en el baño de mujeres.—expliqué. La seguridad que tenia cada vez iba disminuyendo conforme hablaba.

—¿Qué te pasa?— exclamo bruscamente—¿Acaso eres estúpida? ¿Dime por qué le escribiría a una rara como tu, piensas que tengo el mínimo interés por ti? Entiéndelo, no me agradas y no perdería mi tiempo en malditas suicidas.—Sentí como se humedecía mi rostro—¿Acaso creías que no sabia de tus malditos cortes? Te diré un consejo: No intentes llamar la intención pobre gorda, ya todos sabemos de tu existencia ¿Sabes por que?—negué mientras seguían cayendo las lágrimas.—Encuentra las respuestas en tu comida.—se rió y cerro la puerta de un portazo.

Corrí con los ojos húmedos y la visión borrosa hasta mi dormitorio, lo único que quería hacer era desahogarme, o tal vez ahogarme en mis propios demonios...

Llegue a mi habitación y lo primero que hice fue buscar la navaja que tenia en el cajón, la tome y con una fuerza increíble la deslice por mi piel, abriéndola y dejandole el camino libre a la sangre para poder salir de mi cuerpo.

—Esta bien—  pensé.— Esto es lo que merezco.

Merezco morir por ser un estorbo en esta vida, no puedo seguir respirando si las cosas siempre serán así. Se que dicen que después de una tormenta sale el sol, pero en mi caso no es así. Mi vida cada vez va empeorando, no veo ni siquiera un miserable rayo de sol.

Pero esta bien, esto es lo que me toco y lo tengo que aceptar.

Justo antes de pasar la navaja  por mi brazo de una forma mortal el teléfono del dormitorio sonó.

—¿Señorita Williams?-pregunto una voz desconocida por el otro lado de la linea.

—Con ella— traté de sonar firme, pero no creo que haya funcionado.

—La llama el director del internado, ¿Podría venir a mi oficina? Es urgente.

— ¿Podría decírmelo por aquí? No tengo ganas de salir. 

—Esta bien— suspiro.—   Acaban de llamarme del hospital, lamento informarte que a tu madre la internaron de forma urgente a noche y por desgracia no aguanto.

—¿Cómo?—  dije temblorosamente. ¿Murió?—pregunté con miedo a la respuesta.

—Lo siento, Ashley.—dijo tristemente antes de cortar.

—¿Cómo? ¿Cómo es eso posible?-grité.—No mamá, no por favor.

Ella era mi única razón por la que seguía luchando, su sonrisa era la única que hacia que me dieran ganas de seguir luchando, pero ahora que no esta, ya no tengo motivos.

Ahora por fin podre estar en paz, junto a ella y junto a mi hermano. Todo mejorara, todo sera mas fácil. 

—Mamá, Jace... Nos vemos—dije con una sonrisa en el rostro, y por ultimo hice aquel corte que tanto espere. Podía sentir como la sangre corría sin parar por mi brazo y como mis fuerzas se extinguían, hasta tal punto de desmayarme. 

—Ash, abre la puerta—pidió una voz que no reconocí, pero ya era demasiado tarde.

Holaaaaaaaaa

Hace mucho que no escribo, pero hoy me dio un momento de inspiración y escribi esto, les gusto?

Perdón por estar desaparecida un tiempo, pero estaba bloqueada:(

Estaba pensando que me podían hacer preguntas y yo se las respondo en un apartado que haré en la novela, juju.

 Bueno, solo eso.

pd: perdón las faltas de ortografía, pero me da un poco de flojera corregirlas dhfjsdfh.

Nos leemossssss.









El ángel de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora