XXXIV.

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Los días pasaron, y con ellos llegó la semana del cumpleaños de Max

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Los días pasaron, y con ellos llegó la semana del cumpleaños de Max. Habían sido muchos los días que me había desvelado pensando en qué regalarle. Al fin y al cabo, ¿qué le puedes regalar a una persona que ya lo tiene todo?

Así que ese martes, cinco días antes de su cumpleaños y a las seis y media de la mañana, me encontraba preparando mi primera tarta de cumpleaños. Tan solo un bizcocho cubierto con una gruesa capa de chocolate derretido. Sabía que Max debía llevar una dieta estricta, pero era su tarta de cumpleaños.

-¿Qué haces? -su voz acompañada de sus manos rodeando mi cintura hicieron que me sobresaltase en el mismo momento en el que estaba clavando las velas en la tarda.

-¡Joder! ¿Es que pretendes matarme? -exclamó empujando su pecho mientras él estallaba en carcajadas.

-¿Pretendes matarme tú a mi? ¿Así, cocinando en bragas, tan solo con una de mis camisetas? -sus manos volvieron a posarse sobre mi, pero esta vez se colaron por debajo de mi camiseta, agarrando mis glúteos con firmeza.

-No tenemos tiempo para esto -respondí viendo a donde quería llegar a parar. -En una hora tengo que entrar a trabajar -le recuerdo, señalando el reloj que cuelga en la pared de la cocina.

-Podemos hacerlo rápido -dijo tratando de convencerme, y yo me mordí el labio, intentando controlar mis instintos más primarios, que trataban de enfocarse en algo más que no fuese su torso desnudo, con su boxer negro como única prenda que cubría su cuerpo.

-Podemos hacerlo bien a la noche -puse las manos en su pecho, intentando echarme hacia atrás, pero mis glúteos se encuentran con el borde de la encimera.

-Podemos hacerlo rápido ahora y bien a la noche -su sonrisa parece iluminar la cocina entera a esas horas de la mañana.

-También puedes probar la tarta que te he hecho.

-Mi cumpleaños no es hasta el domingo -rio y yo me mordí el labio.

-Pero el domingo estaremos rodeados de gente en tu fiesta de cumpleaños -Max frunció el ceño ante la noticia.

-¿Tengo una fiesta de cumpleaños? -siempre le habían gustado, y es por eso que sonrió ampliamente, posiblemente pensando en la gran cantidad de alcohol que iba a inundar su cuerpo.

-De disfraces -puntualicé, y él volvió a fruncir el ceño. -Se le ocurrió a Daniel. Supuestamente debería ser una sorpresa hasta minutos antes, que tendrías que cambiarte de ropa, pero soy incapaz de mantener secretos. Iba a acabar diciéndotelo, así que ¿para qué intentarlo siquiera?

-¿Y cuál es mi disfraz? -preguntó llevando las manos a mi cintura, levantándome del suelo para dejarme sentada sobre la encimera.

-No lo sé. De eso se encarga Daniel -respondí con sus manos levantando la camiseta, sacándola por mi cabeza, tirándola por algún sitio de la cocina. Estaba consiguiendo lo que había querido desde un primer momento, y yo comenzaba a olvidarme del tiempo que teníamos antes de que tuviese que irme a trabajar.

Imparable | Max Verstappen (+18) Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora