#6 "Solo debemos besarnos"

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Desperté por la voz de mi madre que intentaba hacer que me levantara.

-         ¡Vamos!, ¡Levántate! – gritó ésta vez, y movió mi hombro bruscamente.

Linda manera de comenzar el día.

-         ¡Soy adoptada! – grité despertando.

No lo había querido decir. Abrí mis ojos enormemente y vi que ella tenía la misma expresión.

-         ¿Qué? – preguntó asustada.

-         Es que... es que... que... ¡Soñé con eso!, ¡Sí!, soñé con eso – le di una sonrisa radiante y demasiado rápida.

-         De acuerdo... levántate, debes ir a la escuela.

Mis ojos los sentía pesados y había algo que me hacía tenerlos pegados.

-         No iré – le dije – me siento muy mal – me excusé.

-         ¿Te sientes mal?, ¿Por qué? – preguntó.

-         Porque... estoy resfriada – comencé a toser falsamente.

-         Claro, y comienzas a toser mágicamente justo ahora pero no antes ni ayer – rodeó los ojos – inventa algo mejor, April – rodee los ojos yo estaba vez.

-         Es que me duele es estómago, mamá – inventé algo mejor, y ésta vez me miró fijamente.

-         A ver, ¿Por qué no quieres ir a la escuela? – preguntó preocupada y se sentó en el borde de mi cama. – Espera... ¿Te están haciendo bullying  por tus piernas flacas que parecer de pollo? – me miró con sus ojos abiertos y con preocupación reflejada en su rostro.

-         ¡Mamá! – me quejé. – ¡Es bullying me lo estás haciendo tú ahora mismo! – suspiró.

-         Lo siento, es que deberías tener más pierna, estás muy flaca y...

-         Ya, no quiero ir porque me quedé dormida muy tarde ayer.

Y sí, lo confesé porque ya saben, era Leal, y aunque intenté, no pude mentir.

-         Bien, bien, bien. ¿Sabes por qué no te regañaré? – preguntó y negué con mi cabeza, muy extrañada.

-         ¡Porque hoy es tu cumpleaños! – sonrió y me abrazó.

La miré extrañada.

O no... ¡Hoy era mi cumpleaños!

¡Y lo había olvidado!

¡Yo misma lo había olvidado!

¿Qué estaba pasando conmigo misma, Dios mío?

-         ¿Es mi cumpleaños? – articulé confundida.

-         ¡Sí! – asintió emocionada, hoy te haré una fiesta con tus amigos, además West también está de cumpleaños – me dedicó una feliz sonrisa de boca cerrada.

Desvié mi mirada hacia abajo cuando me acordé del día anterior.

-         ¿Lo invitarás o qué? – pregunté.

-         ¡Claro que sí!, ¡Es tu amigo!, sería muy feo que no lo invite.

Suspiré.

A mi madre le amaba crear eventos grandes, y bueno, quizás era porque ella trabajaba en eso, creando y organizando eventos.

LealesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora