Capitulo 1: Piedras Negras

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Me veo con la necesidad de escribir estos relatos de forma anónima en estos foros o espacios que encuentro en la red, la razón; no puedo hablar de ello en ninguna otra parte porque estaríaviolando las leyes. Tengo el juramento de mantener todas estas cosas en completo secreto (conalgunos pequeños incisos) pero me están matando por dentro y necesito liberar un poco micerebro y mi pecho de estas horribles confesiones e historias que mis propios pacientes me hacen saber.

Para mantener un poco de moralidad en mi persona me permitiré cambiar los nombres y mi lugarde residencia y si por alguna razón uno de estos relatos ha sido contado por ti, te pido queentiendas que simplemente estoy desesperada, no puedo dormir por las noches y necesitocontarlo aunque sea en anonimato y a un grupo de personas que muy probablemente no lesinterese o no crean absolutamente una palabra de lo que estoy por contar; no te preocupes si nocrees o no quieres leer nada de estos relatos, yo con el hecho de escribirlo ya me siento un pocomás liberada

Tengo doce años de experiencia como psiquiatra y me he mantenido cuerda y constante, hemantenido mi consultorio abierto durante todo ese tiempo sin parar, bueno debido a la pandemiatuve algunas sesiones por video llamada, pero supongo que eso aun cuenta como continuar. Sinembargo, uno de mis últimos casos me ha hecho explotar y me sobre todo me ha hecho recordartodas esas cosas extrañas y raras que ha sucedido en mi consulta.

Era ya mi tercera sesión con un joven de dieciséis años, sus padres habían acudido a mi debido asus constantes terrores nocturnos, dícese; horribles pesadillas que le despiertan por la noche eimpiden volver a dormir. Las dos sesiones anteriores habían sido completamente infructíferas; yohacía preguntas y el las ignoraba o contestaba cosas que no tenía relación. Es bien sabido que laedad adolescente es la más difícil de tratar y vaya que el hacía buen uso de esa fama. Sin embargo,me encontraba nuevamente frente a él, repitiendo las preguntas y sugerencias que le había hechoen las sesiones anteriores, pero, ese día fue algo diferente.

-Necesitamos abrirnos un poco – le sugerí – no podemos pasar los días aquí sin decir nada, solomirándonos.

-Yo nunca pedí venir a este lugar – me contesto, no me miraba a los ojos, eso me llamaba laatención y solo frotaba sus manos compulsivamente.

-Lo sé- respondí – pero tus padres piensan que es lo mejor para ti, ellos están preocupados y unpadre preocupado hará hasta lo imposible para ayudar a su hijo. 

-Usted cree que puede entenderlo todo doctora, pero no es así.

-Porque no me dejas a mi decidir eso – Le sugerí – venga, cuéntame y yo te diré si puedoentenderlo o no

-¿todo lo que yo digo aquí, quedara entre nosotros? – me pregunto, yo asentí con la cabeza lo hicesinceramente en ese momento, nunca pensé que en un futuro estaría contando estas cosas.

Se reclino un poco en mi sofá, comenzó a mirar a todos lados, después miro a la puerta para verqué tan lejos se encontraba, supongo quería averiguar si lo que dijera seria escuchado por la genteque estaba afuera

-No sale ningún sonido de aquí – le dije antes de que lo preguntará – todo lo que cuentes estaráaquí solamente, no hay grabaciones, nada, solo mis oídos.

-Mis amigos y yo tenemos un canal de YouTube sobre anécdotas o historias donde intentamoscrear contenido de terror, ya sabe – hizo una pausa –vamos a lugares abandonamos o hacemosrituales que vemos en otros videos o de historias que leemos en foros de internet.

Asentí con mi cabeza para que supiera que estaba prestando atención, era mi deber hacerle sentircómodo mientras platicaba, pero era más que evidente que no lo estaba, frotaba sus manoscompulsivamente.

Relatos de ConsultorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora