1 ✣ Bzzz...Bzzzzzz. Bz...z...

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 —¿Cuánto tiempo?

Dos moscas gordas revoloteaban a su alrededor, acompañando la voz monótona con un zumbido desagradable que iba y venía. Sus ojos inexpresivos daban ganas de golpearla, pero en vez de ello se esforzó en sonreír.

—Tengo intención de quedarme un buen tiempo, y quisiera pagar por semanas. Espero que me puedan reservar la habitación como estancia larga, para evitar mudarme con cada pago.

—No reservamos si no paga.

—A ver, no creo que tengan muchos clientes... —miró a los lados con una mueca de desagrado incamuflable.— En temporada baja. Seguro en verano hay muchos clientes, solo pido que...

—Son 108,50 nams por semana.

—En el anunció ponía 10 por día.

—Comisión.

Si existiera un premio a la persona más desagradable que jamás haya pisado la tierra, esta mujer se lo llevaría con honores. Trató de mantener el contacto visual queriendo demostrar algo, imponerse ante ella. En vano. La recepcionista tenía los ojos cristalinos de un muerto, no la había visto parpadear desde que entró al hotel.

Colocó el dinero sobre el mostrador esmeralda y observó cómo la señorita contaba lentamente los billetes y las monedas; después lentamente lo metía en la caja; luego lentamente se deslizaba en la silla hacía las llaves y; lentamente, le daba una con el número 800.

—Firma.

La hoja de check-in tenía manchas amarillentas sobre un portapapeles arrugado y el bolígrafo negro estaba pegajoso. Levantó la mirada sin ocultar el asco, pero la mujer seguía con la mirada fija de un cadáver. Una mosca se le sentó en la frente restregando las patas, no se inmutó.

Sacó una pluma del bolsillo de su impecable gabardina color hueso, y firmó.

11/11/1986  Aleksandra Ivanovna Boiko

'Bzzz...'

⠀⠀⠀⠀⠀'Bzzzzzz'

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀'Bz...z...'



El número 800 quedaba en lo alto del edificio, el único ascensor en servicio estaba ocupado y esperó por más de diez minutos hasta que decidió subir por las escaleras. Cargaba con un elegante bolso de viaje hecho de cuero de a saber quién y una maleta desgastada con salpicaduras de barro. Últimamente llovía mucho.

En pocos minutos alcanzó la última planta sin ni una sola gota de sudor y la respiración totalmente controlada. «Había obstáculos más difíciles en mi vida que dieciséis pisos de un hotelucho», pensó. El pasillo era tosco, luz amarilla débil, moqueta verde con manchas sospechosas, paredes sucias. A pesar de todo era capaz de ver la belleza y grandiosidad de hace una década, cuando estaba en boca de todos los ricachones del mundo.

Los números dorados de cada habitación estaban sujetos por dos clavos cada uno, uno arriba, otro abajo. Pero al ocho de su cuarto le faltaba el clavo de arriba, y se había caído hacía un lado quedando en posición horizontal, apoyado sobre la curva de un cero vecino. Parecía más un infinito.

La cerradura aunque ya no brillaba era dorada. Hacía contraste con el color berilio de la puerta, con esquinas del marco redondeadas también en acabado dorado, tenía un toque ajeno a este mundo. Acercó la llave oxidada que le había dejado las manos con trocitos negros y piel verdosa.

—Vas a necesitar ayuda con eso.

Esas palabras fueron como una caricia espeluznante en la nuca. Un hombre desconocido estaba parado a sus espaldas; ese rostro de facciones extranjeras no lo había visto antes, ojos azules y suaves, cabello rubio, piel cubierta con pequeñas pequitas, parecía estar emitiendo una cálida luz angelical.

—¿Disculpa?

—No solo la llave se cae a pedazos, la cerradura también. Hay que tener habilidad, guapa.

Quedó pasmada por su voz grave y desvergüenza. El desconocido le quitó las llaves con un gesto elegante y la hizo entrar cuidadosamente, sin perder el contacto visual. Antes de hacerla girar, tocó con el puño tres veces.

Toc,

⠀⠀⠀Toc,

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Toc.

Sin que la sonrisa burlona abandonara su cara los engranajes crujieron, entonces empujó el portón con el hombro como si lo quisiera derribar al estilo detective de policía.

La habitación no tenía ningún tipo de luz y al poner los pies dentro sintió la densa oscuridad envolviendo su cuerpo, sintió la presión, sintió el miedo manifestarse con cosquillas en los huesos. Tambaleó hasta las ventanas para agarrarse de las gruesas cortinas con relieves y cuando iba a tirar de ellas, la luz se prendió.

—¿Y todo ese drama?

Se dio cuenta de que estaba aguantando la respiración.

—Gracias... Por abrir la puerta. Pero creo que ya te puedes ir, ¿no?

El rubio se echó a reír, luego en un incómodo segundo de silencio repentino, la observó.

—¿Sabes? Estoy seguro de que nos volveremos a ver.

—¿Ah, si?

—¿Cual es tu nombre?

—No es asunto tuyo.

—Supongo que tendré que llamarte 'preciosa' entonces.

Guiñó un ojo descaradamente y dando una palmada en la pared, se perdió en el pasillo.



Era media noche, todavía no había deshecho el equipaje, sus cosas estaban tiradas sobre la segunda cama individual debajo de la gabardina, daba la sensación de ser una persona. Se dice que cuando hay una cama desocupada los espíritus lo ven como una invitación para descansar ahí. ¿Pero quién querría dormir al lado de un humano?

Necesitaba dar una vuelta por el hotel y reconocer la zona para acostarse tranquila. Al abrir la puerta, todavía con su ropa de calle, vio al hombre rubio de antes pasando de largo con sus maletas. Pensó que era buena idea molestarle, aunque se repetía que no le importaba en lo más mínimo su existencia y que era un rarito.

—¿Ya te vas? ¿No era que nos volveríamos a ver?— imitó su expresión presumida de antes, pero el hombre le echó una mirada confusa.

—¿Excuse me?¿Do I know you?

«¿Me va a aplicar la del turista ahora?», pensó irritada, volvía a tener esas ganas de estampar el puño contra algo.

—Me don't speak english.

—Eeh... Okay...

Parecía genuinamente confundido pero existen buenos actores en el mundo, ese chico era idéntico, no había lugar para un error así.

—You come to my room.

—¿What? Sorry ma'am, I don't need that type of service.

—¡You come to my room! ¡You call me pretty! —elevó la voz cansada del juego.

—¡Leave me alone! ¡I'm married!

El rubio apartó el brazo como si lo hubiera agarrado en algún momento y corrió aterrorizado hacía el ascensor, echando miradas hacía atrás para asegurarse de que ninguna maniaca sexual lo perseguía. El ascensor llegó enseguida.

Se quedó quieta en medio del pasillo con la respiración agitada, procesando.

¿Qué acababa de pasar?



Let's fooking gooooo
Nueva historia después de mil
años y sin terminar las que ya 
están en el perfil. Típico escritor
promedio de Wattpad.
¿Qué les pareció?
— LAMA.

ghost ✣ lovekills .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora