01. Useless Weapons

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Una vez más le tocaba quedarse a hacer el papeleo —y eso que no había cosa que desease más en ese momento que poder irse a casa y descansar hasta que no recordase siquiera su nombre. Para su desgracia, tampoco podía quejarse ya que había sido él mismo quien había accedido a hacerse cargo de ello. Pensándolo con detenimiento, ahora se arrepentía considerablemente de haber aceptado tan fácil. Jimin se había acercado a él hacía un par de horas con un gesto en su rostro que decía a gritos "Jungkookie, necesito un favor".

Su sexto sentido pocas veces fallaba, y menos tratándose de Jimin.

Jungkook conocía demasiado bien todas las expresiones del mayor y lo que cada una de ellas significaba. Por consiguiente, era más que obvio a ojos del moreno cuándo Jimin quería algo de él, en este caso dedujo sin mayor dificultad que se trataba de un favor.

Efectivamente, el más mayor pretendía que Jungkook se quedase cubriendo su turno en la comisaría ese viernes noche ya que Jimin llevaba semanas planeando una cena y se negaba a faltar por un repentino cambio en su horario laboral. Jungkook consideró la opción de negarse rotundamente, al fin y al cabo, él también tenía derecho a hacer lo que quisiese con su viernes. Sin embargo, sabía perfectamente que no podía decir no a Jimin. Menos aún a su cara de cachorrito.

Porque sí, tenía un aprecio muy especial por Jimin. Era su mejor amigo y compañero.

Aunque no engañaba a nadie: era mucho más que eso.

Hacía ya varios años que Jungkook conocía a Jimin. Cuando entró a la academia de policía él fue uno de los pocos apoyos que tuvo. Después, cuando consiguió finalmente graduarse y entrar a ejercer, le tocó trabajar codo con codo a su lado, lo que ya lo hizo caer completamente por él. Era un trabajador nato, siempre esforzándose al máximo y dando todo de sí en cada caso que les asignaban. Tenía un innegable sentido de la justicia. Ambos formaban un gran equipo: Jimin trabajando desde la comisaría enfrascado en sus papeles y archivos y Jungkook realizando el trabajo de calle, con más acción, pero siempre con él cubriéndole las espaldas. Era un maestro de la informática y aunque el menor siempre había puesto la mano en el fuego diciendo que podría haber llegado a ser agente al igual que el propio Jungkook, él parecía sentirse conforme entre papeles y ordenadores. Con eso le bastaba.

Al principio, el futuro de Jungkook se encaminó hacia la investigación al igual que había hecho su padre a lo largo de toda su vida —él había sido director de una empresa farmacéutica. Pero esa idea cambió radicalmente después de lo que sucedió hacía ya diez años.

Su hermano Heojoon, siete años mayor.

Jungkook nunca se había quejado de su vida, siempre había sido feliz con aquello que tenía. Eran su padre, su madre y su hermano mayor. No podía pedir más. Pero aquel fatídico día llegó: el día en el que su hermano fue asesinado. O bueno, quizás no. Los investigadores y agentes encontraron gran cantidad de sangre en su habitación y después de analizarla concluyeron que coincidía casi en su totalidad con el ADN de Heojoon. Sin embargo, no pudieron realizar la autopsia del cuerpo ya que no se encontró ninguno. Simplemente se había esfumado.

Los años pasaron y nadie fue capaz de arrojar un poco de luz sobre el asunto así que se cerró y quedó en el montón de casos sin resolver. Por ello, Jungkook se metió a policía con su hermano en mente como aliciente, si nadie podía resolver el caso, lo haría él mismo. Odiaba que alguien tan importante para él se quedase como un simple interrogante. Como un libro con final abierto e incierto que no merecía siquiera ser terminado de escribir.

Si nadie escribía ese final, él mismo lo haría. Y así lo juró.

Por desgracia, y siguiendo con una cadena de eventos realmente desafortunados para Jungkook, después de aquel suceso su madre murió. Ella siempre había sido de salud delicada y no pudo soportar el duro golpe de perder a Heojoon. Se pasó semanas en cama, débil y decaída y poco tiempo pasó hasta que se puso fin a su sufrimiento. A pesar de todo, fue una gran madre que se sacrificó hasta su último día por criar a sus hijos y por verlos sonreír. Igual fue su padre, que falleció en un accidente de tráfico al volver una noche del laboratorio en el que trabajaba.

Catch Me If You Can ➴ vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora