Capítulo cuatro.

807 102 5
                                    

Lee Jeno.

Llevaba una semana en Na’s Bakery, que ahora sabía que era el apellido de Jaemin, y había sido la mejor semana de mi vida.

Con cada día que pasaba, cada vez me sentía más cómodo horneando, y me divertía muchísimo haciéndolo. Cuanto más tiempo pasaba con Jaemin, más lo consideraba un amigo, y ahora que estaba a la mitad de mi tiempo con él, me di cuenta de que, cuando me fuera, realmente iba a extrañar su compañía, no sólo el hecho de tener un lugar para quedarme.

Pasamos todo el día juntos mientras trabajábamos, y luego también pasamos las tardes juntos, cenando y mirando televisión.

Le di un mordisco a un rollo de canela mientras evaluaba la cocina de la panadería. Era el final del día, y era hora de hacer la limpieza nocturna antes de llevar las sobras al refugio, algo que ahora hacíamos todas las noches.

—Estoy honestamente sorprendido de que no estés en un perpetuo coma de azúcar —se rió Jaemin mientras entraba a la cocina, y notó que estaba a punto de engullir el rollo de canela en mi boca.

Me encogí de hombros y hablé con la boca llena de comida.

—Estoy sinceramente sorprendido de que estés tan en forma con ésta bondad azucarada a tu alrededor todo el tiempo.

Registré un momento demasiado tarde que le había dicho que estaba en forma, y deseé poder recuperar las palabras cuando sentí que mi rostro comenzó a calentarse.

Afortunadamente, Jaemin no pareció notar mi error, o eso, o simplemente estaba eligiendo no comentar al respecto.

Me pateé mentalmente por mis palabras, pero no pude evitar notar cuán atractivo era Jaemin... tendrías que estar ciego para no hacerlo. Incluso las personas ciegas aún podrían notar cuán atractiva era su personalidad, incluso si no pudieran ver su apariencia externa, con su cabello corto y oscuro, ojos que eran azules como un cielo despejado y el débil rastrojo que espolvoreaba su bonita mandíbula.

No pude evitar compararlo con Donghyuck, y me di cuenta de que había muy poca o ninguna similitud. No sólo era varios años mayor que Donghyuck, sino que él tenía el pelo castaño que era un poco más largo, ojos marrones y estaba afeitado.

Sin embargo, nada de eso importaba, porque independientemente, me atraía Jaemin y todavía estaba irremediablemente enamorado de Donghyuck. Sentía que estaba traicionando a Donghyuck de alguna manera incluso pensando en Jaemin románticamente, pero tenía que seguir recordándome a mí mismo que nunca iba a estar con Donghyuck... Lo más probable es que nunca lo volviera a ver, así que no era realmente una traición.

No podría tener a ninguno. Necesitaba arrancar de raíz esta atracción hacia Jaemin, embotellarla como había tratado de hacer con mi atracción por Donghyuck. Incluso después de que finalmente me mudara de Na’s Bakery y del departamento de Jaemin, quería seguir siendo su amigo, y desarrollar cualquier tipo de sentimientos por él lo arruinaría.

—No soy mucho de cosas dulces —dijo mientras comenzaba a apilar bandejas para hornear junto al fregadero—. Así que no suelo comer mucho de lo que horneo.

Cómo alguien no podía ser amante de las cosas dulces era imposible e inimaginable para mí. Lo dulce era lo mejor.

—Estás loco. Podría comer nada más que las cosas azucaradas que horneas por el resto de mi vida, y ser perfectamente feliz —le dije.

—Es bueno saberlo —sonrió.

Comenzó a lavar algunas bandejas para hornear en el fregadero, y me puse a guardar algunos ingredientes.

—Disculpa —dijo mientras se acercaba detrás de mí, inclinándose sobre mí para agarrar uno de los tazones de mezcla que estaban en la encimera en la que estaba de pie.

Dulce hogar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora