Capítulo seis (final).

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Lee Jeno.

Escuché a Jaemin correr escaleras arriba antes de que la puerta de entrada al piso se abriera de golpe y se estrellara contra la pared con un ruido sordo. Parecía sin aliento, más de lo que debería por haber subido corriendo las escaleras. Se congeló en su lugar cuando me vio sentado en medio del sofá, con un sólo cupcake en la mesa de café frente a mí.

El cupcake era la razón por la que quería que Jaemin fuera solo al refugio... Necesitaba unos minutos más para terminar de decorar el cupcake que le había hecho como regalo de San Valentín, un regalo que temía que no fuera bien recibido.

—¿Estás aquí? —Parecía sorprendido por ese hecho.

—¿Dónde más estaría?

Mierda, ¿quería que me fuera tan pronto como terminara el día en la panadería? No habíamos discutido los detalles sobre cuándo necesitaba salir de allí, ¿tal vez me había perdido algo que él había dicho en algún momento?

—Pensé que... —se detuvo, intentando recuperar el aliento—. Pensé que estabas planeando irte sin decir adiós. Estaba aterrorizado de que no estuvieras aquí cuando volviera, y entonces te estaba llamando abajo, y no respondiste, así que pensé...

—No te escuché llamarme, lo siento —me disculpé.

—No lo hagas, me alegra que no te hayas ido —sonrió.

—Nunca me iría sin decir adiós —le dije, y luego me di cuenta de por qué tenía esos miedos—. Sé que mi historial no es un buen augurio para que eso sea cierto, pero prometo que lo es.

Asintió y cerró la puerta antes de caminar hacia mí.

Me puse de pie, recogiendo el cupcake mientras lo hacía.

—Feliz día de San Valentín —dije con timidez.

Su rostro se dividió en una sonrisa cuando le entregué el cupcake. Miró el cupcake y leyó "¿Beso?" escrito en glaseado.

—¿Beso? —preguntó, examinando el cupcake y luego encontrándose con mi mirada.

—No podía hacer que encajara “Lamento haber rechazado nuestro beso el otro día, me equivoqué, no quiero ser sólo amigos. Quiero más. ¿Podrías besarme otra vez?” sobre el cupcake —me reí entre dientes.

Volvió a dejar el cupcake sobre la mesa de café e inmediatamente tomó mi rostro entre sus manos antes de inclinar sus labios sobre los míos en un beso abrasador.

—Yo... Pensé que estabas planeando irte mientras yo no estaba —Bajó los ojos al suelo—. Estaba preocupado de no tener la oportunidad de pedirte que te quedes.

—¿Quieres que me quede? —pregunté, realmente esperando que la respuesta fuera afirmativa.

—Por supuesto que quiero que te quedes. Nunca te irías si me saliera con la mía.

—Eso suena un poco como secuestro —me reí entre dientes, y él se encogió de hombros antes de reírse conmigo.

Nos besamos de nuevo y envolví mis manos alrededor de su cuello, hundiéndome en su abrazo. Compartimos besos exploratorios durante lo que podrían haber sido horas, hasta que nos faltaba el aliento y nos alejamos jadeando.

Estaba duro como el acero en mis jeans, bueno, el jean de Jaemin. Desde que llegué, había estado usando la ropa de Jaemin, y necesitaba que me tocara. Me había tocado varias veces durante las últimas dos semanas, cada vez imaginando cómo se sentiría si fuera su mano tocándome en lugar de la mía.

No tenía mucha experiencia sexual, así que esperaba, si íbamos a llevar esto más allá de los besos, que Jaemin liderara el camino.

Pasó su mano por mi pecho, rozando la tela de mi, su, camiseta, antes de dejar que se hundiera debajo del dobladillo. Se burló de la piel de mi estómago con ligeras caricias de las yemas de sus dedos mientras arrastraba besos por mi mandíbula.

Dulce hogar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora