Capitulo 1

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—Es tarde para ser un héroe —dijo Luden mientras observaba la carta en sus manos.

Los que estaban con él, los que le habían acompañado desde sus inicios tenían años sin verle tan nervioso. Un mensaje que preocupara al jefe de la casa seguramente conmocionaría a todo el pueblo y quizá incluso a otros pueblos en las cercanías.

Todo había comenzado esa misma mañana, Luden había desayunado temprano como acostumbraba, aunque le faltaba poco para llegar a los 60 aún no había perdido las costumbres de su juventud, había sido entrenado como escudero a temprana edad y más tarde sería armado caballero antes que gran parte de su generación, pero no fue el primero. Nunca sobresalió entre sus compañeros por ser el mejor o más grande guerrero, pero sí era y por mucho el más disciplinado.

Después del desayuno se había dirigido al patio a ver el entrenamiento de los jóvenes, cómo tenía por costumbre, constantemente se le escuchaba decir que las personas deben saber que valoras el esfuerzo que están haciendo. Tras estar un buen rato viendo los intercambios de golpes entre espadas de madera y las palizas recibidas por los muñecos de entrenamiento vio llegar un mensajero, Luden suspiró, sabía que un mensajero no vendría a un lugar tan lejano por trivialidades. Las tierras que había recibido por su servicio se encontraban al sur del reino, casi en la frontera con los pueblos tribales, solo las tierras supervisadas por el ejército estaban más al sur, no obstante este mensajero no venía del sur, sino del norte, y no de la capital, más bien de un lugar un poco más al este.

Desde la distancia, Luden observó como los guardias recibían al hombre y lo guiaban ante él, enderezó su postura y colocó su mano izquierda sobre la daga, era otra de las costumbres que quizá no perdería hasta su muerte. Independientemente de lo que este hombre viniera a decir se lo diría a un caballero, no a un hombre senil.

—Buen día mi señor, traigo un mensaje para Luden Ruyam de parte de Leon Orriet señor de baluarte próspero y...

Mientras el mensajero hacía toda su presentación Luden extendió su mano, tomó la carta y dijo: —No pienso escuchar otra vez todos los títulos de León, ya los conozco bien.

Seguidamente indicó a sus siervos que le dieran al hombre un lugar donde reposar y entro al salón y posteriormente a su estudio.

Ocho horas después Luden seguía en su estudio, había almorzado ahí con los cinco caballeros que residían con él, sus cuatro hijos, el comandante de la guarnición y su consejero económico, que sumado a los anteriores cinco caballeros hacían un total de seis.

La carta se les había leído desde temprano a todos los participantes de la reunión, sin embargo, aún no era claro cómo actuar, pero Luden sabía algo que todos los demás no, las decisiones ya se habían tomado y no podían ellos hacer nada para cambiarlas, eran un pequeño barco en medio de la mar, la carta de León tenía pocas líneas, pero lo que implicaban era muy extenso, está decía.

"El grifo rojinegro debe volver a sostener el reino"

Él sabía lo que implicaba, León deseaba reunir a los que una vez cabalgaron junto al rey para salvar lo que consideraban era el propósito de Dios, no obstante, Luden siempre fue inferior a León en dos cosas, nunca fue tan buen guerrero y mucho menos tan optimista. —Una vez fuimos héroes, —pensó —pero estamos viejos, otros muertos y por si fuera poco no contamos con las fuerzas necesarias.
—Es muy tarde para ser héroes —dijo —nunca podremos detener lo que comenzó a gestarse hace tantos años.


—No pueden ocultarnos la información por siempre —dijo Luden, conocido por todos como Luden el joven, llamado por así para distinguirlo de su abuelo. Era el hijo mayor de Luthen, quien a su vez era el hijo mayor de Luden el viejo, en otras palabras Luden el joven era el segundo en la línea de sucesión para heredar las posesiones de su abuelo.

Tarde para ser un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora