Capitulo 2

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Luthen escucho desde la distancia el sonido del ganado, los pastores y los ordeñadores que salían a trabajar y supo que el día ya estaba comenzando, no había dormido demasiado, pero debía ser suficiente. Se levantó, buscó a su esposa con la mirada, pero no pudo encontrarla hasta pasados unos segundos, estaba en la ventana en absoluto silencio, seguramente preocupada por algo, miraba hacia la distancia, hacía el valle o quizá no miraba nada y solo tenía los ojos abiertos mientras se encontraba encerrada en su mente. Luthen no la interrumpió, la observó un rato más, Lorena era hija de León, su hija mayor, la amistad entre Luden y León era tal que habían comprometido a sus primogénitos. Luthen no sabía si se había enterado de la solicitud de su padre, pero era evidente que pronto lo haría y que la respuesta que se diera a esa solicitud podía afectar la relación entre ella y él por algún tiempo. No le dijo nada, solo observó su rostro hasta que encontró su mirada, quizá no sabía nada aún se dijo, quizá solo estaba viendo los movimientos y se preocupaba.

Lorena le dijo —¿Vamos a alguna guerra? Bueno, en realidad esa no es la pregunta ¿vas tú a alguna guerra? Sabes bien cuánto temor sentía en mi niñez cuando mi padre iba a la guerra, no quiero pasar por eso contigo también, entiendo tus responsabilidades y las apoyaré, pero preferiría evitarlas si fuera posible.

Luthen se quedó en silencio un momento antes de responder, lo difícil no era responder a su pregunta, lo difícil era saber que tanto debía decir de la reunión del día anterior, él no iba a ir a la guerra, pero el padre de ella sí y dependiendo como funcionarán las cosas su hijo también. Decidió que debía contarle, aunque ella no le había preguntado eso, luego se enteraría, seguro le reclamaría no haberle contado.—Parece que se aproxima una guerra —le dijo —por ahora yo no voy a participar en ella, pero tu padre sí, recibimos una carta de tu padre ayer, quiere que nos unamos a él para reunificar el reino, para llevarlo a su estado de orden anterior o al menos eso creo, el verdadero significado de lo escrito solo lo conoce mi padre, aunque asumo que no es tan complejo de descifrar.

Ella no respondió inmediatamente, sin duda la información le había afectado de una forma u otra, aunque si se juzgaba por su apariencia el comentario ni la había inmutado, después de esperar desesperado una respuesta durante unos segundos Luthen volvió a tomar la palabra —Mi padre saldrá con un pequeño grupo en algunos días, seguramente tendremos más información pronto, mandaremos exploradores, mis hermanos y yo quedaremos a cargo de la fortaleza y del gobierno de la región en general, son varios los pueblos que dependen de nosotros, no podemos mandar a todas las tropas.

Lorena suspiro y dijo —Me alegro y me preocupo, no sé cuál sentimiento es más fuerte, por un lado mi esposo no se apartará de mi para enfrentarse a lo desconocido en la batalla, por otra parte mi padre no recibirá los refuerzos que quiere, lo que seguramente lo conduzca a la muerte sí tiene suerte o a la derrota y captura si no.

Luthen la abrazo, había aprendido de su padre a no prometer cosas en momentos sentimentales, el corazón era mal consejero en esos aspectos, a pesar de ello lo que si podía era demostrar su afecto y comprensión hacia la situación que estaba ella estaba afrontando. Después de un tiempo prudencial, y viendo que no parecía que la conversación fuera a continuar, salió de la habitación y la dejo pensando mientras observaba por la ventana con la mirada perdida. Él, por su parte se dirigió a la armería, ahí había dos cosas importantes, los soldados que se preparaban para partir a explorar y los jóvenes escuderos que se preparaban para comenzar a entrenar, eran las cinco de la mañana.

Luden el joven despertó tarde para su entrenamiento, lo sabía porque la luz del sol ya comenzaba a entrar por la ventana, eran las seis de la mañana o al menos era bastante cerca de esa hora, el entrenamiento ya había comenzado seguramente, hoy tendría que hacer alguna penitencia seguramente. Se arregló rápidamente y salió corriendo en dirección a la armería, en el camino encontró a su madre que seguramente iba a supervisar la preparación del desayuno, le dirigió un saludo muy corto y continuó su carrera. Después de varios tropiezos, murmuraciones y reclamos de toda la gente que tropezó o tumbó, Luden llegó a la armería.

Tarde para ser un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora